Antonio García
Como ustedes recordarán, queridos lectores, recientemente hemos dado unas pinceladas de cómo será la “nueva normalidad”, no la ideal, la soñada por todos, sino la real, la que se nos viene encima sin remedio. Como dicen por mi pueblo, “ti pongas como ti pongas”. Pero las perspectivas y matices son inagotables, y he aquí que desde un país hermano nos llega una enriquecedora aportación que nos hará comprender mucho mejor de qué irá la cosa. Siempre es de agradecer la contribución a la verdad, venga de donde venga, más aún si procede de nuestro Méjico lindo y querido, como es el caso. La aclaración nos viene de una tal Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación del acogedor país hermano. Una señora de setenta y dos años, con un currículo despampanante que no viene al caso comentar. O sea, que la inestimable aportación y esclarecimiento del oscuro y “nuevo futuro” no nos llega de ningún pelandrusco de tres al cuarto. Esta casa es muy seria.
Pues verán, según esta ínclita señora, el misterio que no es tal misterio es el siguiente: <<La nueva normalidad será feminista o no será nueva normalidad>>. ¿Cómo se les queda el cuerpo? No me digan que no es una pista importante que sumar al resto de desastres presentes y por venir, para que sepamos ir situándonos en este valle de lágrimas. Es decir –continúa aclarándonos la esclarecida-: <<La nueva normalidad no será nueva si continuamos reproduciendo un sistema de roles de género y de violencia machista>>. En ese sentido, indicó que la estrategia en materia de derechos humanos debe poner en el centro a las poblaciones vulnerables, como las mujeres… Exhortó al Estado constitucional y democrático a que escuche, empodere, incluya y dote a las mujeres de las herramientas para hacer justiciables sus derechos.
He tomado esta referencia porque el problemón es calcadico al de España, y me barrunto que a todo Occidente. Estarán ustedes de acuerdo conmigo en que las féminas en nuestro país son como un cero a la izquierda. O sea, no tienen derechos, Tan es así que la legislación patria, las leyes civiles, penales, administrativas, etc., de nuestra España ni siquiera se han dado por enteradas de que existen las mujeres. Ni siquiera el Código de Circulación las menta. Y si los ciudadanos de a pie se han percatado de que existen, solo las quiere para violarlas y matarlas. Y ya está bien de que todos ustedes –varones- y yo no hagamos más que reproducir “roles de género”, que aunque no sepamos lo que es, está muy feo.
Lo curioso y paradójico de todo esto es que estas declaraciones del feminazismo dejan a las mujeres a la altura del betún, porque si se dan cuenta, avispados lectores, lo que hacen es tratarlas de inútiles, indefensas, incapaces y carentes de valía real. Además de infravalorarlas como nunca se ha hecho en la historia. Por eso, si alguna quiere ser algo en la vida necesita a los lobby feministas. Como si no tuvieran voluntad, decisión e inteligencia propias. Además de considerarnos a los hombres de violentos y criminales y hasta reproductores compulsivos de roles de esos.
Lo que cuesta un güevo entender es que, si la cosa en Méjico está tan mal como en España, o peor, cómo es que ella, mujer bien madurita, está ocupando el puesto que ocupa. ¿Es que se disfrazaría de tío para llegar al cargo?
Pero sigamos, porque hay otra cosa en sus declaraciones que me llama mucho la atención. Dice que las mujeres, además de seguir con su vida profesional durante el confinamiento –tienen profesión y la han seguido ejerciendo. ¡Increíble!-, normalmente se hacen cargo de la limpieza de sus casas, <<sin la participación de la pareja, de su cónyuge, de su “concubinario”>>. Me ha hecho gracia porque me gusta fijarme en las palabras. Concubinario es el hombre que tiene concubina. Y concubina equivale a: querida, amante, manceba, barragana, mantenida, fulana, cortesana, coima…, o eso dice el diccionario de sinónimos. No es que yo critique a nadie, ya me guardaré, a lo que voy es a que la señora secretaria de Gobernación está en todo y no ha dejado en el olvido a ninguna categoría, clase o condición. Es justo y es de agradecer.
Y otra curiosidad. Con Sánchez Cordero en la mesa redonda participaron Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y María Noel Vaeza, directora de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe. Y me parece curioso porque, a pesar de que todas representan el descabellado hembrismo actual, pues eso, que son mujeres, y fíjense qué puestos ocupan en medio de una sociedad súper machista, reproductora de roles de género y llena de maltratadores y criminales varones, que se niegan a respetar los derechos de las hembras. Aunque esto demuestra una cosa buena: que las mujeres, para triunfar en la vida, solo necesitan mostrar su inteligencia, no sus tetas, como hacen las guarras y descabelladas nenas de las manifestaciones feministas. Ni tampoco habrán necesitado, digo yo, exhibir pancartas humillando, insultando y criminalizando a los hombres, ni llenar las fachadas de las iglesias con pintadas absurdas, ofensivas y barriobajeras e incluso profanar los templos.
De cualquier forma, y para que les quede claro: o semos tós feministas, o no cabremos en la “nueva normalidad”. Lo que me aterra, porque me lleva a pensar en qué cojones harán con los que no traguemos, con los que no pasemos por el aro.
Lo que no ofrece la más mínima duda es que estamos y seguiremos estando en el mayor período de decadencia ética y moral que han conocido los siglos.
La nueva inquisición de género ya está creada. Sálvese el que pueda.
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