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Manuel Castells, un sociólogo global de raíz anarquista

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Manuel Castells, un sociólogo global de raíz anarquista

El Espectador

Foto Manuel Castells / EL PAÍS

Con este llamativo título publica en el diario EL PAÍS del pasado domingo, día 4 de junio, Sergio C. Fanjul escribe un interesante artículo biográfico sobre el exministro, Manuel Castells, donde no se obvia su nacimiento en Hellín, aunque muy joven su familia abandono nuestra ciudad para irse a vivir a Barcelona.
En este extenso escrito se puede apreciar la calidad intelectual de Castell que a sus 81 año es uno de los autores más citado del planeta y se le puede considerar como un clásico, y ocupa la cátedra de Comunicación, Tecnología y Sociedad en la Universidad de California Sur, de Los Ángeles (USA).

Recordemos, su paso como ministro en el primer gobierno de coalición de izquierdas que ha habido en España, que sigue encabezando Pedro Sánchez, – aunque ahora le esperan unas complicadas elecciones en el mes de julio-, y ocupando el Ministerio de Universidades en plena pandemia, cargo que dejó en diciembre del 2021 por problemas de salud, relacionados con un de cáncer de riñón que consiguió superar.

El autor del artículo hace un somero repaso de su trayectoria
“Estuvo en las revueltas del Mayo parisiense, después de exilarse del franquismo. Allí fue discípulo Alain Touraine y profesor de Danile Cohn Bendit, y sus alumnos tenían que acudir temprano porque luego no cabía un suspiro en el aula. De Francia también se exilió. Llego a la victoria de Salvador Allende en Chile (y más recientemente, a la del Chile de Boric). Presenció la irrupción del movimiento LGTBI en San Francisco, y los momentos claves del sueño europeo y la encrucijada sudafricana del apartheid. Estuvo en la caída de la Unión Soviética. Y el nacimiento de Silicon Valley. Y en los albores de la aceleración china. Le requirieron en muchos lugares para asesorar proceso de cambio político, tecnológico, cultural. Estuvo en todas partes”.

De raices anarquista
Más adelante, Sergio C. Fanjul, recuerda las palabras de Castells cuando destaca que su raigambre es anarquista, ideología que desarrolló cuando a los 16 años empezó a estudiar en la Universidad de Barcelona:
“El enemigo era el Estado, el capitalismo era solo una derivada. No entré en el comunismo. Lo mío era la libertad y la libertad era anarquista”, explica. “La izquierda ha sido torpe y ha dejado la idea de la libertad a la derecha, cuando la libertad ha sido siempre nuestra causa”.
También, unas líneas más adelante, asegura el autor que Castells en lo que sigue siendo extremista es de la amabilidad, y se jacta de llevarse bien con todo el mundo “excepto con los fascistas”, (tiene una red de amistades en la que se concentra buena parte de la inteligencia planetaria.

Libro de memorias históricas
Sobre sus obras hace mención al libro de sus memorias, aparecido recientemente, Testimonio. Viviendo historia; Cuestión Urbana y La era de la información: economía, sociedad y cultura, que ha sido traducida a 23 idiomas.

De esta obra dice el catedrático de Sociología, Jesús Leal: “Valoró especialmente sus análisis sobre el poder, que él mismo considera como la esencia de su extensísima producción intelectual. Por eso Anthony Giddens le consideraba un nuevo Max Weber”.

Asimismo, la catedrática de Economía, Cecilia Castaño, opina: “Castells tiene una gran capacidad de anticipación y fue de los primeros en hacer sociología fijándose en los datos, cuando antes era una disciplina más filosófica, y de hacer unos diagnósticos certeros mirando esos datos”, quien también le atribuye un perfecto entendimiento del feminismo y otras reivindicaciones actuales.

Por ello el autor quiere recordar cuando Manuel Castells, siendo ministro compareció en el Senado en una ocasión con una camiseta feminista, o con otra del Black Lives Matter. También hace mención a las injustas críticas que recibió siendo ministro por no ser demasiado visible ante la opinión pública, alegando en su defensa que se encontraba viajando por las universidades de toda España para conocer su objeto de trabajo, más que atendiendo a la prensa.

Las últimas palabras de Sergio Fanjul, son esclarecedoras:
“Aunque sea un pensador global, no parece ser conocido en España en la medida de su prestigio. En 2014, el think tank suizo Gottlieb Duttweiler Institute le colocó en el puesto 31º de pensadores mundiales, el español mejor posicionado. En España, cuando entró en el gobierno de Pedro Sánchez, a propuesta de los Comunes y Unidas Podemos, muchos españoles no le conocían. Para algunos se debe a que hizo carrera fuera. Para otros, a que su ámbito va mucho más allá de lo nacional. Y para los más, a que la envidia es el deporte nacional”.

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