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La pérdida de confianza

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La pérdida de confianza

Antonio García

Estaba yo intentando hacer memoria de las actuaciones de Pedro Sánchez durante este año y pico que lleva de gallito mayor del Reino. Algo que justificase su paso por el Gobierno de la nación. Algo bueno que testimoniara y acreditase –¡una sola cosa!- la obligación que los españoles hemos tenido, y seguimos teniendo de resolverle la vida a este sujeto. Presente y futura. ¡Solo una! Mas, voto a bríos que no la hallo. Y miren que me he esforzado. Pues nada, ni tomando fosfatina.

Me reconocerán ustedes lo caballeroso que ha sido por mi parte intentar disculpar de alguna manera todos los atropellos que ha cometido -y lo que te rondaré, morena-, basándome en encontrar un único acierto de su parte que favoreciese a los españoles. Pues ya les digo… Hasta he estado tentado de ponerme en manos de un hipnotizador que sacase algo de mi subconsciente…, pero me ha dado un poco de repelús.

Sin embargo, en esa trayectoria me he acordado de un hecho escandaloso, que paradójicamente no provocó ningún escándalo. Ocurrió en agosto del año pasado, muy poquito después de la renovación del colchón de la Moncloa por su actual okupa y señora. Una vil afrenta a la nación cometida a través de su ministrillo Fernando Grande-Marlaska. Nada más y nada menos que con la Guardia Civil y, más en concreto, contra la Unidad Central Operativa (UCO) que, dicho sea de paso, es orgullo de todo español bien nacido.

El “affair” se compuso de dos partes. Que fueron dos en una. Por un lado, Grande-Marlaska, cuya primera parte del apellido no le pega ni con cola, deja sin un euro la hucha de la UCO impidiéndole seguir con el trabajo que estaban haciendo en esos momentos, a saber, investigar las grandes corruptelas del PSOE, dejando así en el limbo las 77 causas de mamoneo que pesaban sobre los socialistas. A lo que había que añadir la indagación sobre la depravación de la burguesía catalana, el “procés”, “Puchdemón”, Torras y Cía, y el desvío de fondos de la Generalidad hacia la causa separatista.

La segunda parte es que, como al “amo” no le gustaba el rumbo que tomaban las investigaciones, de la noche a la mañana don Fernando cesa fulminantemente al coronel Manuel Sánchez Corbí, eficiente y admirado jefe de la UCO. Y la razón, como ustedes recordarán es de peso: <<Pérdida de confianza>>. ¿De pronto perdió la confianza en este brillante profesional –sobradamente demostrada-, porque tuvo la osadía de quejarse, dado que habían dejado sin presupuesto a la Unidad para investigar las corruptelas políticas? Imagino que le diría algo así: <<Tío, ya no te junto, porque si sigues por ahí nos vas a sacar los colores y nos vas a “enrojecer” más todavía. Eres malo, malote y malo, y el Presi se va a cabrear conmigo si no te mando a hacer puñetas. Hale>>. Naturalmente, asfixiando a la OCU y privándole de su brillante y eficiente cabeza, pues eso, que ciento y pico años de honradez no los va a poner en tela de juicio ni la competente Guardia Civil española. ¡Qué se habrán creído! Y si se ponen cabezones, la disolvemos.

Naturalmente, el señor (¿?) Grande-Marlaska, fiel perrito faldero, obediente lacayo de Pedro Sánchez, solo actuaba a las órdenes de su jefe, también llamado “Gran Estafa”, a quien no le convienen los trapos sucios. Cuando proceden de sus filas, claro.

Pues así están las cosas. Y no se vayan ustedes a pensar que Pedro Sánchez es un inútil. Nada de eso. Bueno, es un inútil para gobernar un país, incluso del tamaño de Andorra, o menos, pero no lo es para llevar a cabo la misión por la que está puesto ahí donde está, cosa que hasta sus votantes ignoran, como ignoraban el cometido real de don Zapatero. Que mirándolo bien, cumplió con él a la perfección. O sea, que ambos han sido elegidos con total acierto por la “élite” interesada en destruir el orden existente. ¿Tan difícil es darse cuenta?

Y ahora vienen nuevas elecciones, y muchos siguen en Babia, pensando que su fidelidad a unas siglas nos va a traer el mundo feliz. Porque me aventuro a decir que será el partido más votado, aunque sin mayoría, desde luego, dado el masoquismo español y su tendencia al suicidio. De cualquier modo, me presumo que empezará de nuevo el consabido mamoneo de negociaciones, en el que se llevará el gato al agua el más experto en chuparla a los más indeseables del panorama político español. Es decir, a los mayores enemigos de España. Entre ellos, si es necesario, a los que están pegando fuego a Barcelona y otros rincones catalanes en estos momentos. ¿Se lo barruntan ustedes? Cosa de la que, por lo visto, sus votantes están encantados.

¿Y que yo lea noticias de que el PP está dispuesto a pactar con el PSOE? ¡Por Dios! De Rivera me lo explico, además de saber que el PP cada día se parece menos a sí mismo, ¿Pero llegar a eso?

Naturalmente de Podemos no se puede esperar otra cosa más que caos y destrucción. De ahí el nombre del partido: <>. Pero es que el PSOE, sin haber sido nunca trigo limpio, como demuestra la historia, se ha bolchevizado, al igual que ocurrió en la II República, de manos de Largo Caballeo y de Juan Negrín.

¿Sabían ustedes que en 1925 el comunismo hizo un pacto de alianza con la masonería?

En fin, que si esto no se remedia, mucho me temo que algún día no muy lejano, don Felipe VI tendrá que hacer las maletas, como ya tuvo que hacer su bisabuelo en 1931.

Así que, ustedes no pierdan la confianza, que todo lo que se pueda destruir será destruido.

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