El Faro de Hellín

Por norma general, los seres humanos necesitan interrelacionar con sus semejantes. Esta característica común presente desde hace millones de años en la historia de la humanidad, y que pese a los avances tecnológicos y a la no necesidad de reunión para poder desempeñar muchas actividades.

Un claro ejemplo de ello, lo encontramos en el sector del ocio. Hace algunas décadas era común contemplar como las reuniones para disfrutar de una determinada actividad eran necesarias, pero todo ello ha cambiado. Las nuevas herramientas puestas a disposición de millones de personas, hace que acudir al cine, a un casino o a un restaurante no sea tan necesario, puesto que todo ello se podrá realizar sin moverse de casa.

Con todos estos atenuantes, podría pensarse que estas actividades unidas al proceso innovativo han disminuido ostensiblemente el carácter social de todas ellas. Nada más lejos de la realidad, todos estos avances hacen que la socialización esté más presente que nunca, ya que en la actualidad se está completamente conectados cada minuto con familiares y amigos a través de las múltiples formas que existen.

A lo largo de estos últimos años queda demostrado que las opciones de disfrute que más éxito han tenido aúnan lo nuevo de las nuevas formas tecnológicas sin perder la esencia de la actividad en sus inicios. Esto se cumple a la perfección en el juego online, además de incorporar un elemento social que hace a todos los clientes interactuar entre sí, y compartir todos sus progresos a través de los múltiples canales disponibles para ello.

Esta forma de ocio se ha convertido en una con las de mayor crecimiento del planeta. Hace algún tiempo el juego estaba arraigado únicamente en un público masculino, pero esto ha evolucionado hasta generarse también su uso entre las mujeres. En los últimos años se ha reducido la diferencia entre hombres y mujeres en cuanto al número de usuarios registrados de las plataformas de casinos en línea, un cambio inducido también por el aumento de las ofertas de bienvenida disponibles en la red.

En lo que sí que sigue existiendo una diferencia entre ambos géneros es en como toman decisiones y sus preferencias a la hora de elegir los diferentes productos existentes en el mercado, de esta naturaleza.

El público masculino focaliza más la utilización de juegos de cartas con el póquer como protagonista. En cambio, las mujeres se embarcan en aventuras de juegos más sencillos, siendo el bingo y la ruleta sus dos elecciones estrellas.

Pese a que esta era la tónica, el paso de los años ha demostrado que ambos géneros están presentes en cualquier producto. Lo que no ha cambiado es la actitud que presentan ante una ganancia. Mientras que las mujeres son más conservadoras y optan por retirarse y disfrutar de lo conseguido. En cambio, los hombres cuando consiguen un suculento premio, en la mayoría de los casos, buscan ampliar esa suma, asumiendo una actitud de los amantes del riesgo.