El Faro de Hellín

Asociación Teatro Victoria

Cómo contaros este sentimiento de soledad y desánimo, el abandono en el que nos sentimos, o esa última sensación de que molestamos, de que no somos bienvenidos en este esfuerzo nuestro que no nos duele, porque ha sido elegido y es voluntario, pero que nos exige una dedicación casi continua.

Cómo explicaros, que la misión requiere de muchos, muchos tiempos, tiempos para planificar y consensuar cada película, cada espectáculo, cada semana, cada programación; tiempos para el mantenimiento de cada espacio accesible, esas desinfecciones exhaustivas, antes y después, e incluso durante cada acontecimiento cultural.
Como haceros saber, que la cultura, la recuperación de este, el espacio público que está en manos privadas, porque la calle ha tenido que armarse de valores y derribar las verjas que separaban al Teatro Victoria de su pueblo, de Hellín, cuesta mucho dinero, recursos financieros que no siempre alcanzan, explicar que estos últimos meses, desde Junio, apenas sobrevive el bonito proyecto, si no es por las pocas aportaciones privadas de cada ciudadano, si no es por el puñado de horas y días y semanas que estamos en el tajo del acceso al necesario ocio y la cultura que nos dan de vivir… Por esos voluntarios impagables que se subieron al tren de nuestra asociación, y que siguen llegando, y que creen en ellos y en nosotros.

Cómo haceros sentir, el dolor de cerrar a mitad de semana, un miércoles 14, con un espectáculo de flamenco de una gran calidad, programado para ese mismo viernes por nuestro Ayuntamiento, al que damos las gracias, pero no comprendemos ni podemos caminar a su lado en ese conformismo de la conformidad… Ellos están al frente, tienen que defender la importancia y la esencia de ofrecerle cultura a un pueblo confinado, a una generación de jóvenes que no debemos dejar sin una alternativa. Sin una alternativa de ocio, de cultura, de vida en sociedad, de salud… Con todas las cautelas, con todas las medidas, con los distanciamientos, con las preasignaciones, con todos los recursos desplegados para hacerlo posible.
En el fondo del fondo de los fondos, siempre hay una salida, una pequeña brisa de aire fresco, la posibilidad de hallar la solidaridad, la generosidad, esas manos vacías pero fuertes que siempre están ahí… En nuestros compañeros, los que deciden ponerse a nuestro lado y caminar sin prisa, pero sin conformismos, mirando al frente, a luchar por aquello que es nuestro, porque nos pertenece y está ahí…

No podrán silenciarnos, abramos los Teatros, abramos nuestro cine, con todas las medidas, con esas inspecciones y con las revisiones y las ventilaciones y las preparaciones, sentados en silencio con los distanciamientos necesarios, pero abrir el telón, la magia del Teatro y de la Música, el milagro del Cine, ese ratito fresco que permite evadir los corazones de cada ciudadano de la otra realidad, la que acecha implacable a la salida por la Avenida de la Libertad…