El Faro de Hellín

Por Sol Sánchez

Esta es la época del año que más me inspira: Navidad.

Mira que tengo motivos para poder decir que no me gusta…, pero es imposible, no tengo remedio; la Navidad es lo mejor del año.

Como sabéis vivo en Suiza, y estos países todavía guardan el espíritu navideño.

Decoran sus casas por dentro y por fuera, al igual que todos los establecimientos convirtiendo a los pueblos en verdaderas obras de arte.

Pero no es eso lo que más llama mi atención. Lo que me atrae es la alegría y la ilusión con la que lo hacen.

La Navidad no es una época de consumo, es un estado interior.

Por eso no hay nada que me llene tanto el espíritu como las navidades en mi pueblo…, nuestro pueblo.

Para poner un ejemplo, lo más fácil, para aquellos que ya tenemos una edad, es recordar nuestra niñez.

Días en los que la Navidad era pasar más tiempo con nuestros amigos viendo peliculas navideñas, montar el árbol, pero no con detalles nuevos a los que ni siquiera miramos: es recuperar de la despensa los viejos adornos, esos que tienen una historia familiar.

Es hornear, dedicar un tiempo a estar con nuestros hijos, nietos y que nuestra casa tenga calor familiar.

Sé que hay muchas personas que estos días son como una losa por las pérdidas familiares.
Y os digo que de eso sé un poco: no tengo a mis padres que para mí son uno de los eslabones más importantes de mi vida, ellos siempre fueron el eje de mis navidades.

Pero…, es otro de los momentos en los que solo nos hace falta CREER que ellos están cerca.
¡¡Y lo estarán!!

Vivamos las navidades tradicionales, las de toda la vida. Las navidades de hogar.

Y valoremos a los que ahora nos quieren y están.

Ojalá y este año el frío llame a nuestras puertas y algunos copos de nieve nos toquen la nariz, porque entonces si que serán unas navidades de verdad.

Desde los detalles de unas navidades sencillas impregnadas de amistad: os deseo a todos una feliz Navidad.