Antonio García
Si, tú, el que el otro día me dijiste que yo era un “facha” al mostrarme contrariado por esta nueva remesa de chupa-erarios que han ocupado el Gobierno de la nación. Y claro, como tú eres de la camada roja, me llamaste “fascista”, por el hecho ser contrario a tus ideas –que dudo las tengas propias-, dejándome bien claro, orgullosamente que tú eras de izquierdas y yo de derechas. Pues mira, colega, en tu vida has dado un patinazo semejante, porque yo no soy de derechas ni de izquierdas, ni de centro, pero tú si eres fascista. Seguro. O tontolculo, que para el caso… Y sobre todo, ignorante.
Pero te lo voy a explicar, hombre, para que veas mi buena disposición. Y así de paso me desahogo, porque ya estoy aburridico del soniquete ese de “fascista”, que siempre tenéis en la boca –y dicho con desprecio y pretendida superioridad moral- contra el oponente, contra cualquiera que no se chupe el dedo ante el sectarismo ideológico de la izquierda, con su totalitarismo y su pensamiento único. Y lo que ya es de risa: identificando “fascismo” con “las derechas”. Táctica ésta empleada para silenciar cualquier debate comprometido.
Supongo que, como mínimo, sabrás que el fascismo lo “inventó” Mussolini, a quien luego copió Hitler. Pues verás, chaval –ve tomando nota-, el fascismo es una ideología socialista ligada al sentimiento nacionalista. Surgió dentro del movimiento socialista de la izquierda tras la Revolución Rusa de 1917. ¿A que mola, tío? Pero bien es cierto, reconozcámoslo, que la eficaz trituradora propagandística de la izquierda ha hecho creer que el fascismo es una ideología de extrema derecha. Pues no. Qué cosas, ¿verdad? Los líderes fascistas siempre repudiaron a la derecha, haciendo hincapié en sus posturas anticapitalistas, y presumiendo de sus medidas a favor de los trabajadores. Y ahora, otra cosa que no sabes, muchacho, tomado de un autor español que ni conoces: <<El creador del fascismo, Benito Mussolini, era un socialista, es más, era un marxista de camisa roja y de puño cerrado, entusiasta de Lenin y que adoraba a Marx. Pero este hombre llega un día después de la postguerra como combatiente a su Roma, y el genio de la Roma universal hace que ese socialismo se haga nacionalista italiano. Y ahí es donde nace el origen profundo de los fascismos, el hacer a los socialismos, socialismos nacionales. Eso es exactamente el fascismo>>. Y añade: <<Es la nacionalización de una idea universal que era el socialismo marxista. Ese y no otro es el origen de todo fascismo, que es un socialismo nacional>>. A principios de los años 20, Lenin pronunció estas palabras: <<¡En Italia, compañeros, solo hay un socialista capaz de guiar al pueblo hacia la revolución: Benito Mussolini!>>. Y esta es la respuesta que don Benito le dio a una periodista extranjera: <<Durante toda mi vida yo fui un socialista internacionalista. Cuando estalló la gran guerra –Primera Guerra Mundial- vi que todos nuestros partidos, que eran internacionalistas, se convirtieron en socialistas nacionalistas. Eso me pasó a mí y eso es el fascismo>>. Y es que el señor Mussolini fue el número 3 del Partido Socialista Italiano y director de su periódico propagandístico. Defendía públicamente su ateísmo y hasta publicó novelas anticlericales (esto te gusta, ¿verdad?). Pero su tendencia nacionalista le valió la expulsión del Partido Socialista Italiano. Mussolini llegó a la conclusión durante la I Guerra Mundial que en vez de refundar el socialismo para acentuar el carácter internacionalista proletario del marxismo, como propugnaba Lenin, había que crear un partido socialista que también fuera nacionalista, sin dejar de ser revolucionario. Porque hasta entonces, el socialismo defendía la eliminación de las naciones para ser coherentes con el discurso igualitarista (proletarios del mundo…), una pretensión que se vino abajo ante el nacionalismo que cundió en la I Guerra Mundial.
¿Y qué decirte de Hitler, alma cándida? Escucha esta arenga de don Adolfo: <<Nosotros somos socialistas, somos enemigos del sistema económico capitalista actual… Y estamos decididos a destruir este sistema capitalista en todos sus aspectos>>. O sea, ¿me sigues?
Nazismo es un acrónimo de nacional-socialismo, es un término creado por la izquierda con el fin de ocultar que esta ideología también era socialista, y del mismo modo han utilizado el término genérico de “fascismo”. Pero al igual que los líderes del nacional-socialismo siempre estuvieron contra la derecha a la que detestaban, Hitler siempre habló del partido o movimiento “nacional-socialista”, y no “nazi”.
Curiosa y graciosamente lo que más ha odiado históricamente un izquierdista es la ideología que más se le parece y que también surgió de ella, pero en molesta competencia y como una odiada herejía respecto a la matriz del socialismo marxista, en la lucha por ganarse a la clase obrera y a la clases medias en aquellos momentos en que las ideologías antisistema cobran fuerza, es decir, en períodos de crisis capitalista. Unos trataban de realizar la revolución y otros la revolución-nacional, y ambos terminaron dejando millones de víctimas en el camino sangriento hacia su utopía. Y aunque la propaganda, que se remonta a tiempos de la Komintern hable de extremos opuestos, en realidad son ramas del tronco común del socialismo. Esto es historia, muchacho, y no la de Zapatero. ¡Ah!, y otra aclaración: Franco estableció un régimen autoritario, es cierto, pero jamás fue fascista. Y otra más: los Reyes Católicos, tampoco.
En fin, chaval, la lección podría seguir, pero se acaba el espacio. ¿Te has enterado de algo, “camarada fascista”?
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