Conchi Catalán
Educar en valores hoy desempeña un papel crucial en la construcción de un mundo más justo.
La educación basada en valores forma personas más responsables y firmes a la hora de actuar ante problemas apremiantes como la pobreza, el cambio climático y los derechos humanos.
En una época definida por lo digital, los algoritmos y la expansión de la inteligencia artificial, es muy necesario saber afrontar y responder a muchas cuestiones esenciales para nuestra integridad moral como personas.
- ¿Qué lugar ocupa el ser humano?
- ¿Está la tecnología omnipresente reforzando las desigualdades entre aquellos que carecen de acceso a dispositivos o de competencias digitales?
- ¿Están siendo excluidos de servicios esenciales millones de personas?
- ¿Cómo de empáticos somos ante la soledad de nuestros ancianos?
- ¿Nos estamos inmunizando ante la mentira?
- ¿Hasta dónde estamos dispuestos a priorizar el poder y el dinero frente a la persona?
Miles de preguntas podemos hacernos en miles de temas que afloran en este mundo nuestro.
“El aumento de la violencia, las disputas por territorios en algunas regiones del mundo, el incremento en los índices delictivos, la lucha del poder por el poder mismo sin pensar en la sociedad, son situaciones cada vez más comunes” y que el ser humano parece haber normalizado en su día a día.
Frente a todas estas cosas, los VALORES proporcionan el marco moral para afrontar los acontecimientos desde una conciencia ética imprescindible y necesaria para construir un mundo más justo, menos individualista, más solidario, más humano y más sostenible.
Ante la percepción, bastante generalizada, de que hay una gran crisis de valores en la sociedad actual, palpable por ejemplo en la falta de respeto ante opiniones diferentes, la falta de coherencia y honestidad, la facilidad en el incumplimiento de normas cívicas, el individualismo, la falta de consideración hacia los demás y tantos comportamientos violentos o irresponsables que a menudo vemos en personas, que deberían ser referentes… Ante todo esto, surge la necesidad de priorizar desde la familia y la escuela una EDUCACIÓN EN VALORES que formen personas íntegras, empáticas y críticas con un pensamiento ético para guiar a la sociedad por el camino de la justicia, la solidaridad y el bien común.
A través de la oportunidad que me brinda esta ventana de El Faro, me gustaría ir desgranando cada uno de esos valores humanos, en mi modesta opinión, fundamentales en la formación y educación de los niños y jóvenes y poner así un humilde grano de arena en esta ingente tarea socialmente sensibilizadora.
Como Introducción y antes de escribir sobre el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la empatía, la solidaridad, la tolerancia, el esfuerzo, la gratitud, la justicia, la compasión, la paz…etc, me gustaría dejar unas reflexiones del bloguero Isra García, que nos vienen “como anillo al dedo” para abrir estos artículos.
¿En qué sociedad vivimos? ¿Qué valores estamos transmitiendo a nuestras futuras generaciones? ¿Qué clase de país tiene como habitantes a personas que hacen humor sobre la muerte y el exterminio de seres humanos y piensan hacer un resort sobre sus cenizas? ¿Qué decir de aquellos que están deseando que alguien falle para destrozarlo públicamente? ¿O los que se alegran de las desgracias ajenas? ¿O los que se dedican a criticar a personas que están haciendo grandes cosas sólo porque la envidia les come por dentro? ¿Y qué decir de las personas que cuando están a tu lado parecen tus mejores amigos, pero luego te acuchillan delante de cualquiera?…
Existe una “vacuna”: Una potente EDUCACIÓN EN VALORES desde bien pequeños, desde la familia y la escuela, una educación que aleje o analice la manipulación de las redes sociales que, con mensajes potentes y sencillos, van calando y manipulando a jóvenes y adolescentes “metiendo” en sus mentes contenidos muy dañinos, que suponen una inmensa amenaza social y humana















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