El Faro de Hellín

Conchi Catalán

Si todavía escribiera carta a los Reyes Magos, me haría una lista en la que apuntaría todo aquello capaz de procurarnos una vida mejor…naturalmente, la lista sería interminable, por eso, me gustaría resumirla en seis deseos que, más que deseos, son necesidades -no sé si utópicas- pero sí apremiantes:

Deseo que el mundo entero, representado por sus gobernantes, sea capaz de poner fin a las guerras que, cada día llenan de dolor, muerte y desesperanza a una parte del planeta ante la mirada perpleja, pero indiferente, de otra parte.

Deseo que la lucha por paliar los problemas del cambio climático, sea una tarea imperiosa para todos. Que deje de mirarse para otro lado e incluso negar que existe, anteponiendo intereses económicos, como ocurre con las grandes potencias mundiales, que se tapan los ojos para no ver las consecuencias, ya experimentadas, como “la extinción de algunas especies, el aumento del deshielo, las sequías prolongadas, que pueden hacerse crónicas hasta la desertificación, la falta de agua potable para gran parte de los habitantes del planeta” o la aparición de virus respiratorios, alergias o enormes y diversos problemas de salud.

Deseo que los que dirigen nuestros destinos, sean capaces de aliviar el problema del paro juvenil, aportar soluciones reales y efectivas para superar esta asignatura pendiente para tantos gobiernos, que nos han llevado a tener en España la tasa de paro entre los jóvenes más alta de Europa. Gente preparada, con estudios y cobrando sueldos de vergüenza, o sin trabajo encubriéndose la ineficacia política con insultantes ayudas encaminadas a conseguir votos, en lugar de facilitar el acceso a buenos trabajos que les permita realizar unas vidas dignas.

Deseo que se acabe de una vez con la violencia hacia las mujeres apostando por una educación que sea capaz de extirpar el germen machista tan profundamente arraigado en la sociedad.

Deseo que el mundo ponga en el centro de su mirada al ser humano, que no perdamos de vista la cordura y que nuestros cimientos éticos y morales se mantengan fuertes y sólidos para hacer posible que los avances tecnológicos, la Inteligencia Artificial y todo este mundo que se desarrolla a una velocidad de vértigo, suponga una gran ayuda para la sociedad y no una amenaza hacia las capacidades profesionales y creativas o una puerta abierta a la deshumanización en las relaciones interpersonales.

Deseo finalmente una sociedad más justa y más tolerante, una sociedad en la que “se vayan difuminando los márgenes de la desigualdad” donde los grandes negocios financieros enriquecen a unos pocos y condenan a la miseria a tantos millones de personas.

Pero, por encima de todo esto… deseo ¡MUCHA SALUD! Para poder hacerlo realidad.