El Faro de Hellín

En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid

Foto José Barea

El jueves 18 de este mes se realizará en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (MAN) una mesa redonda sobre el libro “El Tolmo de Minateda. Cuando Hellín aún no lo era. Historia y relatos”, escrito por Lorenzo Abad y Sonia Gutiérrez de la Universidad de Alicante, y Blanca Gamo del Museo Arqueológico de Albacete. Hace más de tres décadas, específicamente en 1985, comenzaron estas excavaciones arqueológicas donde se han descubierto vestigios monumentales de varias ciudades superpuestas de origen romano, visigodo e islámico.

Como se explica en la información proporcionada a los asistentes a las IV Jornadas de puertas abiertas en el yacimiento del Tolmo de Minateda, el 24 de noviembre de 2002, este yacimiento está ubicado en el término municipal de Hellín, a 12 km de la ciudad, en su pedanía, y fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC):

“El Tolmo es una meseta natural que en la antigüedad dominaba la vía que desde Complutum (Alcalá de Henares) iba a Carthago Nova (Cartagena) y que durante la Edad Media ponía en relación esta misma ciudad con Toledo.”

Más adelante se explica que en la actualidad, el poblamiento humano está atestiguado en El Tolmo entre la Edad de Bronce y la época emiral islámica, durante unos 2.500 años, aunque en una parte del siglo XX sus laderas se reocuparon con casas semirupestres que albergaron una población relativamente numerosa. Toda la superficie del cerro está llena de vestigios tallados en la roca, entre los que destacan partes rupestres de ingenios para prensar uva o aceituna, en un proceso bastante similar al que conocíamos hasta hace no muchos años y que muestra una de las fuentes de riqueza del yacimiento.

Asimismo, se explica en este texto los trabajos realizados en El Reguerón, el único acceso para los carruajes y las caballerías, en uso en toda la historia de la ciudad, donde se centraron los iniciales y donde se encuentran una serie de recintos defensivos que corresponden a las diferentes culturas que han habitado El Tolmo. También se da cuenta de las labores realizadas en la meseta superior, donde se halló una basílica de época visigoda de tres naves con baptisterio, perteneciente sin duda a la sede episcopal elotana, que constituye uno de los monumentos más importantes de este tipo en la Península Ibérica, así como en las laderas que se ocuparon para ubicar casas, aprovechando los salientes de las rocas, y necrópolis.

Según fuentes del MAN, tras una primera parte de presentación histórica, los autores han querido compartir con el lector sus reflexiones acerca de las gentes que allí vivieron, trabajaron, experimentaron penas y alegrías y al final desaparecieron, procesos de los que solo han quedado unos vestigios en el suelo o unas piedras escritas, alterados por siglos de actividad del ser humano y de la naturaleza.

El Tolmo de Minateda fue declarado Parque Arqueológico de Castilla-La Mancha el 26 de abril del año 2012 con el fin, según el que fuera consejero portavoz, Leandro Esteban, que declaró que los objetivos que se perseguían eran los de protección del patrimonio natural e histórico, así como dar un impulso a la economía de la comarca, para aumentar los 200.000 visitantes anuales.

No fue hasta el 4 de marzo de 2019, cuando fue inaugurado oficialmente con la presencia del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, acompañado por el alcalde de la ciudad, Ramón García, el presidente de la Diputación, Santiago Caballero, y otras autoridades.

Entre otros atractivos, este parque acapara las pinturas rupestres de Abrigo Grande de Minateda, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el resurgimiento de aguas termales de El Azaraque, el volcán de Cancarix, el Cañón de los Almadenes sobre el río Mundo, o la villa romana de Zama, así como un Centro de Interpretación.

En la presentación, que tendrá lugar en el salón de actos a partir de las 18.00 horas, con asistencia libre y gratuita hasta completar aforo, participarán los autores Lorenzo Abad y Sonia Gutiérrez de la Universidad de Alicante y Blanca Gamo, del Museo de Albacete, junto a Pablo Cánovas, director del Museo de Semana Santa de Hellín (MUSS).