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Un patrimonio fotográfico que no se puede perder

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Un patrimonio fotográfico que no se puede perder

Este hombre no para. Efectivamente, se trata de Angel Ñacle García, un trabajador nato que con sus botas de siete leguas ha recorrido la provincia de confín a confín y de arriba abajo, nunca mejor dicho dada su condición de montañero empedernido.

Él mismo nos dice: “Comencé haciendo mi Memoria de Licenciatura sobre La antigua provincia de Chinchilla y la Creación de la provincia de Albacete. Proyectos de División Territorial (1785-1833). Un poco antes, en la década de los 70, comencé a recorrer la provincia, andando claro; me integré en el único Club de montaña que entonces aquí había, el Centro Excursionista de Albacete, del que fue Presidente una década y, más tarde, también Presidente de la Federación de Montaña de Castilla-La Mancha, de este modo fui conociendo todos los rincones de mi tierra; así nació un modo de vida en la naturaleza, compatibilizado con mi trabajo de profesor de Geografía e Historia”. A día de hoy, 35 libros publicados son testigos no sólo de su vida sino también del devenir de la provincia en los últimos 50 años y es que, Ángel Ñacle, con 70 años cumplidos, ha pasado tres cuartas partes de su existencia andando y fotografiando Albacete, casi medio siglo con una máquina colgada al cuello por esos caminos albaceteños y montañas de Dios y, también, por otros bastante más lejanos del mundo, de los que casi nunca habla porque prefiere esa labor de “divulgador de las cosas de la tierra” que tanto le gusta. Escritor, profesor y naturalista.

Conocedor, difusor y defensor del patrimonio local, natural e histórico, pero también de lo etnológico, de los usos, costumbres y tradiciones de nuestros paisanos, es natural que a lo largo de tanta actividad haya acumulado un buen número de archivos fotográficos, sobre 110.000 ¡ciento diez mil, ha oído bien! Instantáneas malas, regulares y algunas buenas, por supuesto no profesionales, cuyo valor no es el artístico, no la calidad, sino en este caso, la cantidad y el bagaje intrínseco que tienen, al estar realizadas en lugares muy poco comunes como pueden ser los picos y sierras más altas de la provincia, ríos, arroyos y barrancos, espacios naturales difíciles de acceder, ecosistemas y un largo etcétera. Terrenos baldíos, páramos, cortijadas hoy abandonadas…una vida primigenia que se fue y que en este compendio fotográfico tan singular hoy vuelve a cobrar vida, una vida estática, es verdad, que refleja el modo de vida de nuestros ancestros hasta hace unos pocos años. Hoy todo es distinto, la vida rural ha desaparecido y merece la pena que se conserve el alma de lo que fue, aunque sea a través de la fotografía.

En una relación que puede resultar empalagosa pero clarificante, hablamos de una enorme variedad de edificaciones rurales, formas y elementos constructivos centenarios, caminos de herradura, cuevas, casas-cueva, palomares, cucos y chozos, hornos de pan, aljibes y pozos, lavaderos, fuentes y manantiales, abrevaderos, lavajos, saleros, pozos de nieve, norias, ruedas, zúas, batanes, molinos harineros, balnearios, destilación de orujo y aromáticas, caleras, carboneras, yeseras, pegueras, resineras, bodegas, almazaras, esparto, luz, fábricas de lanas y de papel, telares, acueductos, canales, acequias, puentes y pontones, humedales, embalses, flora, fauna… No se olvida Ñacle de lo que él llama “el patrimonio humanista”: yacimientos arqueológicos, pinturas rupestres, castillos y torres, picotas, arte y monumentos, molinos de viento, ermitas, iglesias, Cristos, cruces, Santos, Vírgenes, campos, cielos, curiosidades… Todo perfectamente archivado.
Además, los 87 pueblos de Albacete constituyen una colección de 57.000 items fotográficos donde se recogen aspectos varios de cada una de las localidades y, por supuesto, todo aquello destacable en cada una de ellas. Todos los pueblos tienen su espacio, con 100, 200, 500, 1.000 y hasta 5000 items en función de excursiones y rutas. Un modo de presentar lo mejor de la provincia.

Pero el ojito derecho del autor es una superselección de las mejores fotos. Están agrupadas bajo el título de EL LATIR DE UNA TIERRA que cuenta con 6000 items clasificados en cuatro carpetas: Paisajes de Albacete (1000), Memoria de un mundo rural (2000), El Marco natural (1000) y La Vida Social (2000) cuya temática, obviamente, son los paisajes de llanura, monte bajo y montaña, las edificaciones rurales con sus estructuras primigenias, la naturaleza en estado puro, y la etnología en la última carpeta.

Como vemos, un trabajo tan arduo como profuso, complemento, si se quiere, de sus 35 publicaciones en papel que, pensamos, merecería la pena archivar para uso público general, porque es la memoria de un mundo cambiado, un mundo que nuestros niños apenas reconocerán si no es de este modo. Con sorna dice “una vida plena de sábados y vacaciones al sol”, reflejados aquí, para la que desea sensibilidad porque esa vida es un suspiro efímero que hay que guardar para la memoria colectiva de nuestro pueblo.

Angel Ñacle. Angel Ñacle.
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