
La cancelación de la actuación espontánea de “Los Gorrinicos”, por “motivos de seguridad”, reabre el debate sobre estos actos en la Semana Santa hellinera
La Semana Santa de Hellín, uno de los pilares culturales y espirituales del municipio, vive estos días una inesperada resaca emocional tras la polémica suspensión del tradicional desfile de bandas el pasado Domingo de Resurrección. La medida, tomada por la Asociación de Cofradías por motivos de seguridad, ha dejado un reguero de reacciones que evidencian una fractura entre la institucionalidad cofrade y una parte significativa de la ciudadanía.
En el centro del huracán se encuentra la Banda de Cornetas y Tambores de San Antonio Abad, cuyos miembros más jóvenes desafiaron la suspensión y salieron a tocar por las calles del centro de la ciudad. Su gesto, espontáneo y sin cobertura oficial, fue rápidamente neutralizado por las fuerzas de seguridad, desatando un debate que sigue encendido en redes sociales y en conversaciones de barrio.
“Solo querían un momento de alegría y diversión”, comentan decenas de ciudadanos en redes, defendiendo la actuación como un símbolo de resistencia festiva frente a lo que muchos consideran una decisión “desproporcionada” y “carente de sensibilidad”.
La versión oficial, sin embargo, se aferra al principio de responsabilidad institucional. Desde la Asociación de Cofradías se aduce que la cancelación obedecía a la imposibilidad de garantizar la seguridad de los músicos, debido a circunstancias aún no del todo claras. Pero lo que más ha encendido los ánimos es la contradicción entre la ausencia de efectivos para proteger y la rápida movilización policial para disolver el acto espontáneo.
La Hermandad de San Antonio Abad, en un comunicado inusualmente crítico, mostró su respaldo a los músicos pero también condenó a quienes actuaron por su cuenta, alertando del “riesgo de deteriorar la imagen de la Semana Santa” y romper con la unidad necesaria en estas celebraciones.
Mientras tanto, Hellín se encuentra dividido. Por un lado, quienes apelan a la empatía y a la defensa del sentimiento popular que despiertan las bandas. Por otro, quienes exigen respeto a las normas, especialmente en un contexto de decisiones colectivas y organización compleja.
Este episodio, aunque breve en su ejecución, ha calado hondo. La música, que tantas veces ha unido a Hellín bajo un mismo redoble, esta vez ha revelado fisuras. La Semana Santa de 2025 será recordada no solo por lo que se celebró, sino también por lo que no se permitió.
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