Cedidas al Archivo Municipal por la familia Munguía Oñate
En el Centro de Mayores de la Avenida de la Constitución, se llevaba a cabo en la tarde del sábado la anunciada proyección de una colección de fotografías donadas por la familia Mungía Oñate al Archivo Municipal de la ciudad.
Fernando Munguía, representante de la familia donante, fue el encargado de explicar el origen de estas muestras fotográficas, realizadas por su abuelo Ricardo Oñate, que ejerció en los años 30 como Guardia Civil en nuestra ciudad, para más tarde marchar trasladado a Cantabria.
Fueron 42 fotografías las que se mostraron a un público expectante, en su mayoría con un tema que siempre suscita un gran interés de los hellineros, como es la Semana Santa. Un primer lote, según los organizadores, de los años 30 del siglo pasado, sin fecha definida, y otro de 1957.
Las fotos que más interés despertaron fueron, sin duda, las anteriores a la Guerra Civil, en ellas, casi en su mayoría tomadas desde la calle Alfarería, se pudieron ver los pasos de El Cristo de la Agonía, obra del escultor murciano Banglieto; Jesús Nazareno, del mismo autor; El Resucitado, del artista valenciano José Ponsoda; La Flagelación, la joya de Francisco Salcillo; La Oración del Huerto, de Felipe Farinós; el Balcón de Pilatos, de autor desconocido; y sobre todo la imagen de La Dolorosa, la genial obra del escultor murciano, Francisco Salcillo , que fue la que más comentarios de admiración levantó.
El Encuetro
Unas instantáneas que llamaron poderosamente la atención fueron las que reflejaban “El Encuentro” del Domingo de Resurrección, que las personas encargadas de explicar esta proyección, aseguraron que se llevaba a cabo en el Calvario. Este detalle sirve es para fechar las fotografías antes de 1930, pues ya en 1927, según se reflejaba en el número especial del semanario ¡ADELANTE! con fecha del 31 de marzo de 1928, está reunión se realizó en la entonces llamada Plaza del 13 de Septiembre, hoy Plaza de Santa Ana.
En el segunda entrega también se pudieron ver fotografías de interés, y más actualidad, con personas que fueron reconocidas por algunos de los asistentes en buen numero acudieron a esta cita.
Quizás lo que se echo de menos fueron gentes tocando el tambor, aún no se había acuñado el término tamboradas, apenas unos niños posando para sus familias. Una curiosidad que también llamó la atención.
De cualquier forma puede ser un tema para observar y estudiar con menos prisas, Seguro que aparte de enriquecer el patrimonio visual de la Semana Santa, puede servir para sacar a la luz más detalles sobre nuestra fiesta internacional.
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