Esta semana de Enero se ha llevado a un Hellinero muy querido por su pueblo.
Una pérdida que aún esperada, ha dejado un rastro de tristeza en todos los que algún día lo conocimos.
Pequeñas anécdotas despertaron las redes sociales mientras que Jose Antonio comenzaba su viaje. Historias antiguas o más recientes vividas a su lado cobraron vida en un día que heló a los corazones hellineros.
Por muchos homenajes que hiciésemos no serían suficientes para plasmar con el poder de las letras y los adjetivos a la “gran persona” que eras. Ese es uno de tus méritos, el que todo hellinero cercano te reconoce. Lo mejor que un ser humano puede tener dentro de este planeta tierra es ser noble de corazón, y creo que el mejor regalo que alguien se puede llevar son esas lágrimas que salen del alma de los seres queridos y amigos que te quieren y nunca te olvidarán.
Jose Joaquín preciado Pérez-Pastor te definía así:
“Lo conocí siendo un niño. Vivía cerca de la calle Eras, donde me crié. Siempre fue un chaval estupendo, un poco tímido, le costaba entablar conversación si no te conocía. Pero una vez que traspasabas ese umbral de timidez, descubrías una sonrisa cómplice y acogedora que te hacía saber que eras de los suyos.
Jose Antonio siempre andaba en su taller de tornero con bastante trabajo.
Alguna vez coincidimos y tomamos unas cervezas, y como sus chiquillas son amigas de la mía, nos contábamos los chascarrillos de las unas y de la otra. Se le notaba que las quería con todo su corazón, pues detrás de su coraza de timidez, yo podía verlo todo, porque también soy padre.
Jamás tuvo un mal gesto conmigo, al contrario…”
“…Para mí Jose Antonio desde que nos conocimos en el Plantonar jugando a las canicas, siempre fue un amigo. Sin aspavientos… un amigo de los que si lo necesitabas siempre estaba. De los de apretón de mano y mirada a los ojos. De sonrisa franca y corazón grande…”
Tu hija Mamen escribió tras estos comentarios unas palabras que definen el sentir de toda la familia. Sentimiento que todo lo dice y que es capaz de surcar las nubes y llegar a la parte más
alta del cielo: “Te quiero mucho papá”.
Despertaste emociones en amigos que te recordaron en la etapa de la adolescencia, bajo los pinos del parque, en la pandilla.
María José Ortega habló de ese bizcocho que tu madre hacía cada vez que te visitaban en casa y cómo celebrabais juntos el día de San José, vuestro santo.
Nando Ruíz mencionaba la última charla informal que tuvo contigo hace unos meses. Esos encuentros que no sabemos valorar porque creemos que volverán a repetirse una y mil veces. Pero que no siempre es así y nos debería hacer comprender lo incierto del mañana y el valor de un abrazo hoy.
Federico Sánchez Bleda en nombre de todos tus amigos expresaba desde lo más profundo de su corazón. “Fue una persona excelente, gran amigo y un tío formal”.
Rosario Bleda hacía latente lo que las chicas siempre han pensado al verte y recordaba:
“Era muy apuesto y esa timidez le daba un grado más de interesante. Era una persona que no pasaba desapercibida”.
Mariela Sánchez se unía a destacar tu atractivo personal con estas palabras:
“Te echaremos mucho de menos Jose. Para muchos de nosotros, nuestro Mel Gibson hellinero”.
Tus hermanas Toñi y Carmen a pesar del intenso dolor, nos demostraron la gran clase que tienen agradeciendo a los hellineros el apoyo que han sentido. Todos conocemos lo que significabas para ellas.
Ángeles Peral Martínez, contaba emocionada como la Parroquia estaba abarrotada de gente para acompañarte, además de todos los que desde la distancia, estábamos allí con el corazón. Facebook se llenó de letras que lloraban.
Dentro de una Villa mágica como es Hellín, es obligado que ninguna experiencia personal se pierda. Todos tenemos un espacio en la brisa hellinera en el que perdurarán nuestros momentos aquí. Vivencias que en el instante menos esperado se vestirán de colores y cobrarán vida a través de los recuerdos.
Tu paso por el pueblo pervivirá por siempre en cada rincón, y entre unos y otros, con los muchos o pocos días que nos unieron a ti te mantendremos cerca. Porque no hay hellinero que se vaya para siempre de esta Villa encantada y mucho menos alguien como TÚ que entregaba
todo generosamente.
Antonio García Felipe dejó unas palabras que entre todos escribimos en el aire, en las nubes, en los pinos, en las calles, en los rincones de este tu pueblo:
“Cuando se tiene un corazón hermoso no se muere nunca. Es imposible que la noche se olvide de la luz del día”.
Hasta Siempre querido amigo.
En tu memoria.
A veces, en este desconsolador mundo, huérfano de verdades y carente de bondad, en el transcuso de nuestra vida, aparece la esperanza. El azar, nos invita a coincidir con otros seres humanos que se nos van apareciendo en nuestra cotidiana convivencia, pero entre ellos, algunos tenemos la gracia de encontrarnos con un verdadero regalo, el compartir fracmentos de nuestra existencia con seres bondadosos. En mi caso, como para tantos otros, las veces que tuve la suerte de tratar a nuestro querido y entrañable José Antonio. Dicen, que nadie muere mientras se le recuerde, siempre te tendré presente.
José Antonio fué un hombre capaz, bondadoso, de corazón abierto, haciendo por el prójimo tareas que iban más allá del deber. Si sólo el recuerdo, es la única forma humana de inmortalidad, que estas sencillas palabras sean un homenaje a tu recuerdo. En mi nombre, y de todos aquellos que trabajamos a tu lado, aunque consternados, si queremos decirte. Gracias, José Antonio.