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¿Hasta donde va a llegar la Plaza de Toros de Hellín?

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¿Hasta donde va a llegar la Plaza de Toros de Hellín?

Crónica-Opinión
Por Carlos Valverde

Toros de la ganadería de Castilblanco para el caballo y Madroñiz para el toreo a pie, desiguales de presentación, con trapío pero muy justos de pitones y muy mal de juego todos ellos.

Abría cartel el rejoneador Ginés Cartagena que sustituía a Sergio Galán; su primer toro tuvo muy poca fijeza y no se encelaba con el caballo por lo que para matarlo pinchó tres veces y tuvo que utilizar el descabello. Ovación.

Comenzaba el toreo a pie con el madrileño Miguel Abellán; de blanco y plata este torero veterano que no ha mantenido los triunfos de sus primeros años; su primer enemigo fue el de más motor de toda la corrida, en el saludo por verónicas se le coló por el pitón izquierdo motivo por el cual se llevó dos sustos al ser volteado una primera vez y casi una segunda; algún muletazo destacable con la mano derecha, ajustado y desmayado, siempre a media altura; al ser una plaza de tercera no quiso ni probarlo con la zurda. Mató de una estocada entera, algo contraria, lo que le valió una oreja.

El tercero de la tarde correspondía al sevillano de Salteras Manuel Jesús “El Cid”, vestido de burdeos y azabache; lo intento con el capote, pero el toro se le metió por el pintón derecho; animal sin raza ni casta que apenas se movió en toda la faena de muleta donde le costaba una barbaridad responder a los cites del torero; con ganas El Cid que lo intentó y se metió varias veces entre los pitones (o lo que quedaban de ellos); mató de medio bajonazo que le sirvió para pasaportar al animal. Ovación.

El cuarto era para el joven torero mexicano “Michelito”, ataviado de seda blanca y oro con cabos negros; más desigual de presentación que sus hermanos y más chico; dejó al toro muy entero en el caballo y a pesar de ello se quedó muy parado para la muleta como el anterior; torero con poca experiencia, siendo lo mejor de la faena tres naturales que consiguió sacar; buena estocada, algo contraria por lo que no claudicó el toro que necesitó de cuatro descabellos. Ovación.

El quinto de la tarde también fue poco enemigo, nada pudo hacer Cartagena, le sonaron los tres avisos cuando el animal estaba a punto de rodar por el albero. Rejoneador con poca experiencia que no tiene nada que ver con el apellido que ostenta. A ello hay que añadir que en Hellín casi nada llama la atención el toreo a caballo.

El sexto fue otro toro sin clase; recibió un primer puyazo donde se enceló con el caballo y consiguió derribar al picador Jaime “Soro”, produciéndose un gran desorden por parte de todos los profesionales que pisaban la arena; en un segundo puyazo, el picador se cebó con el toro, lo que le valió la reprimenda del público, incluso la agresión desde la grada por parte de un espectador que pronto fue identificado y escoltado por la Policía Nacional que hizo magníficamente su trabajo; al picador valenciano también se le llamó la atención por parte de la autoridad ya que varias veces increpó a la banda de música para que tocara y al público para que pidieran las orejas; la tónica de la faena fue la misma que las anteriores, el toro se quedó muy parado y poco se puedo ver; estocado en todo lo alto y una oreja.

El séptimo para El Cid, más de lo mismo; malísimo tercio de banderillas, pocas opciones del diestro y pocas oportunidades de ver toreo, pero la mejor faena la brindó la banda de música que no tocó, pues no había nada para tocar. Estocada trasera y tendida que le valió una oreja. No es nada lógico que no suene la banda y después el público regale un apéndice.
El último de esta larga y aburrida sesión de toros fue para Michelito, quizá fue el más entretenido por las ganas del chaval, pero aún le queda un largo camino si quiere ser algo en este mundo; estocada trasera y tendida, tres descabellos que le valieron una oreja.

Tarde muy agradable; bien el presidente que se vio forzado por el público a regalar orejas; incomprensible que la banda de música de Hellín tenga que tocar en todas las faenas y aguantar a algunos espectadores que la increpan si no toca, muchas ganas del empresario por levantar la afición y la plaza de Hellín y momentos para reflexionar sobre nuestra plaza de toros, hacia donde queremos que vaya.

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