“Os pido, que en Hellín, la religiosidad no se quede en una semana al año”
Entrevistas Radio Hellín 107.6 FM
Por Charo López
En esta sección les ofreceremos un extracto de las entrevistas que se realizan todas las mañanas desde las 8,30 horas en el programa “BUENOS DÍAS HELLÍN”, el espacio que se emite todos los días en Radio Hellín 107.6 FM y en www.radiohellin.com
Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Cardenal de la Iglesia Católica y Arzobispo de Tegucigalpa, visitaba nuestra ciudad para presidir la Misa de Acción de Gracias, con motivo del Año Jubilar, que precede el 75º Aniversario de la Congregación de las Misioneras de la Caridad y de la Providencia. Este hondureño de 72 años, tremendamente preparado en el plano intelectual, está considerado la “mano derecha del Papa” y hasta en dos ocasiones su nombre sonó con fuerza entre los “papables”
¿Nos podría hacer una valoración de su visita? ¿Qué impresión le ha causado nuestra ciudad?
Cardenal Maradiaga: Me ha dado una impresión preciosa, porque yo conocía Hellín a través de Televisión Española. Es famosa la interpretación de los tambores que se hace durante la Semana Santa y que la vemos con mucha emoción. Siempre había deseado venir, hasta que por fin llegó el día. En las horas que he estado aquí he visto tantas cosas bellas. Y sobre todo me dio mucha satisfacción hablar con los voluntarios de Cáritas y darme cuenta cómo Cáritas está muy presente entre nosotros.
¿Qué reflexión podría hacer acerca de la labor de las Hermanas Misioneras de la Caridad y de la Providencia?
C.M: Afortunadamente tuve la dicha de conocerlas cuando estuve de gobernador apostólico de la diócesis de San Pedro Sula en Honduras. Ellas llevaban años de presencia en esa ciudad y claramente lo primero que percibí es que el corazón que llevan en el pecho como símbolo de su congregación, era palpitante, y sobre todo la gente pobre inmediatamente percibía esto a través de sus servicios, de su trabajo, de su cercanía con el pueblo y de su Misión Evangelizadora. Es una Comunidad Admirable, una Comunidad que se ha desarrollado bastante allá en Centro-América, en Panamá, en Nicaragua, Costa Rica y en Honduras. Me ha dado alegría ver cómo en estos 75 años hay bastantes religiosas de allá de Centro América. He conocido más de cerca a la Madre María Luisa con la riqueza de su experiencia mística y todo esto es un estímulo para continuar el trabajo como nos dice el Papa Francisco a favor de los pobres con el don de la Misericordia y el Amor de Dios.
¿Cómo va el proceso de beatificación y, esperemos posterior canonización, de la Madre María Luisa? ¿Tendremos una respuesta pronto?
C.M: Eso se lo pueden decir más bien los postuladores, porque estas cosas se mantienen en confidencia hasta el momento en que se hace público todo el trabajo. A mí me tocó examinar el proceso de Monseñor Oscar Romero, recientemente beatificado en San Salvador. Son procesos sumamente profundos, que examinan todos los aspectos de la vida de la persona, y todo eso queda documentado, de tal manera que a la hora de hacer la votación final para la beatificación y someterla a la aprobación del Papa se han pasado muchos esfuerzos para compilar toda esa historia de Santidad porque no es otra. Me parece que el proceso de Madre maría Luisa va caminando, va caminando bien por lo que me han informado, ahora toca que ejercitemos nuestra fe y pidamos un milagro. Un milagro por la intercesión de la Madre, lo cual sería el sello, la contraseña de que esta persona es una persona Santa.
¿Cuánto suele tardar, aproximadamente?
C.M: Depende, ha habido procesos que han durado siglos, y otros que han sido muy rápidos como el de la Madre Teresa de Calcuta o San Juan Pablo II que hizo milagros incluso en vida. La aceleraremos si oramos con fervor y pidiendo alguna gracia por la intercesión de la Madre María Luisa.
¿Qué tipo de Iglesia quiere el Papa Francisco?
C.M: Él quiere una Iglesia que sea cercana precisamente al que sufre, al herido. Herido por la vida, por tantas circunstancias. Nos dijo que quería que la Iglesia fuera como un “Hospital de Campaña” (durante las guerras, los heridos en combate no se podían llevar a grandes hospitales porque fallecerían, entonces se establecían hospitales en medio del campo de batalla). Y es lo que el Santo Padre quiere, curar las heridas a través de la Misericordia, la cualidad del corazón de Cristo que más necesita el mundo de hoy. Un mundo que vive en guerras, rivalidades, en violencia de todo tipo y como que se le ha olvidado que somos hijos de un mismo Padre y por consiguiente estamos llamados a amarnos como hermanos. Este Año Jubilar de la Misericordia, refleja claramente cuál es el corazón del Papa Francisco, para Él toda persona que se acerca a la Iglesia debe encontrar un Cristo Misericordioso.
¿Qué cambios se darán tras el próximo “Sínodo de la Familia”?
C.M: No esperen todo lo que la prensa suele estar aireando, como si fuera el único tema. Lo que sí esperamos es que la Madre Iglesia se vuelque, con mayor misericordia, en aquellas personas que viven en una situación irregular y que pueden regularizar sus situaciones. La Iglesia no va a excluir a nadie, porque el corazón de Cristo no excluye a nadie. En la familia puede haber hijos muy sanos, enfermos, limitados, pero todos siguen siendo hijos. En la Madre Iglesia puede haber familias bien constituidas, familias que por razones hayan fracasado, familias con una limitación determinada, pero todas son familias que son amadas por Dios.
Año Jubilar de la Misericordia ¿cómo va a afectar a la acción social de la Iglesia y concretamente a Cáritas?
C.M: Más que afectarla, estimularla, porque Cáritas vive la Misericordia del Señor y esto nos anima a institucionalizar más Cáritas en todos los países. Cáritas funciona cuando hay parroquias organizadas, diócesis organizadas, cuando hay países organizados y cuando aumentan los voluntarios; porque nuestro trabajo básicamente es de voluntariado. España es un ejemplo para Cáritas del mundo, tenemos más de 70.000 voluntarios, y se refleja un trabajo incansable a favor de los necesitas y de los más pobres. De hecho, yo creo que Cáritas es la institución más apreciada de toda España.
El Papa Francisco es el Papa de los “gestos” ¿qué gestos del Papa Francisco le han llamado a usted más la atención?
C.M: En primer lugar la cercanía, la humildad, la facilidad de comunicarse con Él. Antiguamente, una vez que el Santo Padre era elegido, pasaba al Palacio Apostólico y era muy difícil encontrarlo, uno tenía que pedir una audiencia especial, y si había disponibilidad en la prefectura de la Casa Pontificia se la daban, si no usted iba a la Audiencia General del miércoles y ahí podía darle la mano y decirle una palabra al Papa. Ahora, es una cercanía tal que lo podemos abrazar en el pasillo, lo podemos saludar en una Misa, lo podemos encontrar en el comedor de Santa Marta, o a veces, en el ascensor… y esto es algo que nos anima y nos alegra. Es un hombre de oración profunda, y esa misma oración, le hace que sea tan comunicativo del Evangelio; con palabras sencillas Él nos está diciendo grandes verdades. Y luego, tiene un sentido del humor precioso. Cosa que a veces uno piensa que está reñido con la Santidad, pero de ninguna manera, como decía San Francisco de Sales y Don Bosco lo adopta como uno de sus lemas para los jóvenes, “La Santidad tiene que ser alegre, porque un Santo triste, es un triste Santo”.
¿A un Latino-Americano, le gusta vivir en Roma?
C.M: Yo diría que no es tan fácil, hay otra cultura, hay otros parámetros. Nosotros somos gente de mucho contacto con el pueblo, de hecho por eso es que el Papa no quiere vivir en el Palacio Apostólico, prefiere Santa Marta porque dice que le hace falta la gente. A nosotros nos hace falta la gente, estamos acostumbrados a un trato sencillo y fraterno con todo el pueblo.
Estamos en Hellín, una ciudad con gran arraigo de la religiosidad popular, ¿pero qué hay que hacer para aprovecharla, para Evangelizar?
C.M: ¡Qué buena pregunta! Este es un desafío en casi todo el mundo. A través de la religiosidad popular se ha mantenido la fe durante años. Cuando no había suficiente “Ministros” del Evangelio, cuando hubo momentos de persecución en algunos países o de escasez total, como en mi país, cuando después de la independencia quedó solamente un Obispo y quince sacerdotes para todo el país. Fueron las abuelas y las madres, las que han conservado la fe a través de esas prácticas de la religiosidad popular. No podemos quedarnos en ello, esto nos debe llevar a profundizar en el Evangelio, y precisamente a llevar el Evangelio a nuestras vidas. Es el gran desafío, pero creo que se está cumpliendo aquí en Hellín, que la religiosidad no se quede en una semana al año, sino que sea todas las semanas del año a través del amor compartido, a través del amor eficiente, del amor eficaz y de ayudar al que más lo necesita.
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