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El circo de las vanidades

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El circo de las vanidades

Los Rizos del Alba / Por José Torres

Venimos presenciando en las últimas semanas el variopinto elenco de artistas que hacen gala de sus habilidades en la pista del actual circo político español. Caro espectáculo, con profusión de equilibristas, contorsionistas, magos, tragafuegos, titiriteros, malabaristas, y payasos.

Eso sí, señores/as legalmente nacidos de las urnas fecundadas por los votantes, y alumbradas durante el pasado 2.015, tanto en el ámbito municipal y autonómico, como en el general.

Año que puede pasar a la historia de España como aquel malhadado 1.933, y sus elecciones generales del 19 de noviembre. Aquellas en las que se obtuvieron resultados parecidos, tanto en escaños como en las actitudes postelectorales de los líderes de los partidos.

Véase: José María Gil Robles // Mariano Rajoy – versus – Alejandro Lerroux // Pedro Sánchez; con mención especial al papelón de Niceto Alcalá-Zamora, por el presidencial alcahueteo.

Todos son actores legítimos de la democracia representativa, pero eso no disculpa su falta de miras, ni su excesiva codicia para alcanzar el poder.

En definitiva individuos con carencia de criterios de estadistas, y por tanto de no estar a la altura de las exigencias que España demanda, y los españoles necesitan. Por eso creo que la presencia de algunos de estos artistas en la nómina del circo político, es sin duda el problema, el gran problema, y el obstáculo que frena a España en su nacional rotación, e internacional traslación.

Uno de los grandes males endémicos de la democracia es que para acceder a cualquier cargo político: concejal, diputado, senador, etc, no se exige aptitud alguna, ni siquiera el tener que presentar, ante la Junta Electoral, un simple encefalograma que muestre una mínima actividad cerebral del candidato/a a engrosar las listas. “Experientia docet stultos”.

¿O es acaso coherente que en los estamentos Públicos, para ocupar una plaza de limpiador/a, o auxiliar administrativo/a, se le exija a la persona aspirante que apruebe un examen teórico y práctico, superando en nota a otros opositores; y sin embargo para ser alcalde, o presidente autonómico, o jefe de grupo en el Congreso de los Diputados, solo se le pida al candidato el carnet de identidad? – De esos polvos vienen estos lodos.

En las últimas funciones del Circo de los Leones, en sesiones matutinas y vespertinas, ha destacado la aparición de varios artistas en la tribuna, donde quedan retratados para la posteridad. Por orden de aparición está, el que creo, incoherente, demagogo, y energúmeno jefe de “Podemos”, interpretándose lo de energúmeno por la rabia y odio que destilan sus palabras, y sus frases.

Sin ir mas lejos, las vomitadas días pasados contra la dignidad del PSOE, un partido político imprescindible en la historia reciente de España, y artífice del afianzamiento democrático de este país. Soflamas que Iglesias espetó en la cara de su actual e inmerecido secretario general.

El cual podría tener el honor, junto a José Luis, de compartir el mango del hacha que más tajos le ha dado al, otrora frondoso, árbol de la socialdemocracia española.

Fue una infamia que el de Podemos denostara la figura política de Felipe González, cuando le dijo a Pedro Sánchez: “Su partido fue el del crimen de Estado, desconfíe señor Sánchez de los que tienen su pasado manchado de cal viva”. En referencia a los GAL y la muerte de los etarras Lasa y Zabala.

La verborrea de Pablo Iglesias, por lo que lleva dicho y la forma en que lo hace, pudiera resultar el vomitorio de una mente pervertida por el resentimiento, un cúmulo de atropellos verbales sin mas esencia que la de ser la demagogia populista en estado diarreico.

Profiere su palabrerío con el convencimiento de que a todos los que se dirige, o son sus tontos e ilustrados útiles, o son ignorantes en general. Y en parte debe creerlo así, pues nadie en el hemiciclo le respondió como merecía.

Iglesias se aprovechó de la ausencia de Felipe González, para que pudiera defenderse, así como de la cobarde inacción del prepotente de Tetuán y sus 89 acólitos.

Ninguno tuvo el valor de atajar esa ignominiosa acusación hacia una persona que, amen de sus méritos y contribuciones al engrandecimiento de este país, hace poco se ha jugado su tranquila vida, viajando a Venezuela, para prestar ayuda legal al líder de la socialdemocracia, encarcelado por el totalitarismo Chavista. Ese ejemplar y modélico sistema de gobierno que tanto gusta y defienden los de Podemos.

Reprenderle en el Congreso hubiese sido tan sencillo como preguntarle por su cadena de ADN, no vaya a darse el caso de tener algún eslabón manchado por algún legado genético.

Hace escasos días, Felipe González respondió a Pablo Iglesias diciendo que: “el país necesita soluciones y no odio”; y que las palabras de Iglesias parecían: “un magnífico autorretrato de si mismo”. También se preguntaba González, acertadamente: ¿no sé por qué tiene esa carga de rabia y odio dentro?

Y quizás la respuesta pase por el trago que debe suponer para Pablo Iglesias, tener que levantarse todos los días dando gracias a Francisco Franco, por haber nacido, por vivir, y por perdonar la vida de su abuelo, el cual pudo así engendrar a su padre, y éste a él.

Puede que ese agradecimiento debido, de Pablo hacia Franco, le produzca en su interior efluvios de rabia y resentimiento, los mismos que para no reventar expulsa a través de sus palabras.

En otro orden de apariciones, sobre la pista del circo, pudimos disfrutar con la actuación del más Rufián de todos los artistas, que atiende al nombre de Gabriel, si se le llama.

Portavoz adjunto a Juan Tardá, los de ERC (Izquierda Republicana de Cataluña), separatistas de pro, y enemigos confesos de la unidad de España.

Uno de tantos que sin tener una ocupación definida, aparte de “político”, ha estrenado este 2.016 llevándose, de su odiada España, más de 5.000 euros de sueldo al mes.

¿Qué clase de animal muerde la mano de quien le da de comer?

¿Cuantas “señorías”, en minoría, que venden a sus votantes lo que no pueden cumplir, podrían pasar por simples usuarios de un hipotético Club de la Carrera de San Jerónimo, en el que poder prostituir sus ideales a cambio de dinero?

Este asalariado de España, soltó en la tribuna una perorata en la que nos informó de que no era catalán, en el sentido puro del término, sino que era hijo y nieto de emigrantes jienenses y granaínos. Y que por esa circunstancia se auto-clasificaba y consideraba como un charnego independentista. ¡Asombrosa y estúpida incongruencia donde las halla!

O quizás no – pues el mantra separatista le está permitiendo vivir, como a muchos otros, a niveles sociales y económicos que jamás hubiera podido imaginar fuera de la políica.

Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez, medio paisano de buena y afilada pluma, ha intentando ayudarle mandándole esta píldora: “A usted no le llaman charnego en España, sino en Cataluña. Y ése es el problema, creo. Su necesidad de que no se lo llamen.”

También apostilló que: “La España que sentó en el Parlamento a ese joven merece irse al carajo”.

Decía Charles De Gaulle: “Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; y nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero.”

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