
Conchi Catalán
En este mundo digital en el que nos desenvolvemos, la sobrecarga informativa nos abruma. A través de esa ventana llamada Internet, accedemos a una cantidad de información sin límites con un simple “click”; pero este acceso ilimitado, también presenta un desafío: el saber diferenciar entre la información veraz, depurada y contrastada y la infinidad de noticias falsas, bulos, fraudes o vilezas que inundan la red.
Hoy, más que nunca, es imprescindible para navegar eficazmente en el inmenso mundo digital, desarrollar el pensamiento crítico, que es -ni más ni menos- la capacidad de “analizar y evaluar de manera objetiva cualquier información para poder formar así un juicio razonado”.
Resulta paradójico que, en esta era de la información, muchas veces estemos más desinformados que nunca…
Cuando hablo de “desinformación”, me estoy refiriendo precisamente a ese universo de noticias falsas, mentiras, bulos, fraudes y opiniones sin más sentido que “comer el coco” a la gente para transformar la realidad, ya sea política, social, económica o personal.
La ignorancia trae como consecuencia que la gente se crea todo lo que oye o lee y que hable de cosas sobre las que no está bien documentada, sin base seria y al mismo tiempo, sin comprobar la veracidad de la noticia o de dónde proviene.
Es increíble como la red X (antes Twitter), considerada como una de las que más contenidos “tóxicos” publica, gracias a su fundador, es también una de las que más seguidores tiene…
Es igualmente increíble como innumerables “Influencers”, cuyas opiniones sin ninguna base, ni formación, destierran y desprecian a la voz de la ciencia y los expertos, dando lugar a que millones de personas hagan de TikTok, YouTube, Instagram, X, Facebook, WhatsApp…etc sus verdaderas fuentes de “información” en aspectos tan vitales como la salud, la ecología, el consumo, los derechos humanos…etc., etc.
Ante esta realidad, es nuestro deber como sociedad, fomentar ese pensamiento crítico, no solo para nuestro beneficio individual, sino también y muy especialmente, para el de los más pequeños y de los jóvenes.
Los centros educativos (escuelas, Institutos) y primordialmente las familias tienen delante un reto de vital importancia en la educación de las nuevas generaciones.
Los niños y los adolescentes, tienen que aprender a desenvolverse en el mundo digital y las redes sociales, por ello, ya desde bien pequeños es absolutamente necesario que aprendan a seleccionar y diferenciar la información de manera adecuada y eficiente.
Entre las Competencias Clave, que la LOMLOE propone para desarrollar desde Infantil hasta Bachillerato y FP, se encuentra la Competencia Digital, cuyo principal objetivo es “preparar a los alumnos a desenvolverse con garantías en la sociedad del siglo XXI”, integrando las herramientas digitales en la enseñanza.
Habitualmente, cuando vemos la soltura con que los chicos manejan los dispositivos, pensamos “qué listos son tan pequeños” … En la escuela un niño ante un netbook, se mueve como pez en el agua, a veces incluso con más soltura que el propio profesor, pero esto NO ES LO IMPORTANTE…
La Competencia Digital, tiene – debe tener- como base y fin la educación del pensamiento crítico, que desarrolla en los niños la principal cualidad para poder moverse eficazmente en su entorno digital. Por tanto, la escuela o la familia no tienen que enseñar a manejar los dispositivos (de sobra saben hacerlo), su tarea (desde mi punto de vista) es “enseñarles a evaluar la fiabilidad de las fuentes, a verificar los datos, a reconocer sesgos y perspectivas” y solo así lograremos que aprendan a distinguir entre fuentes confiables o inexactas, a desconfiar de los comentarios de usuarios de redes sociales, a no tomar la información al pie de la letra, sino buscar su confirmación en múltiples medios y fuentes. Hemos de enseñar a los jóvenes a ser conscientes de que “cada fuente puede tener su propia perspectiva, ideología o motivo, tratando de informar o desinformar con un fin concreto”.
Tan importante como todo esto es enseñar a los chicos a hacer un uso responsable de la información, haciéndoles ver el daño pue hacer la propagación de falsedades o bulos y de la importancia vital que tiene tratar “la información obtenida de manera ética y legal”.
De todo ello y muchas cuestiones más es de lo que va lo del pensamiento crítico, que es, desde mi punto de vista, la mejor vacuna contra esta lacra que sufrimos de manera absolutamente descarada.
Una sociedad formada digitalmente, no es solo una sociedad experta en manejo tecnológico, es, sobre todo, una sociedad preparada para moverse en ese mundo a nivel de VALORES, dotada de herramientas que les protejan contra la manipulación y la ignorancia y en esto, como en todo, “la educación juega un papel crucial en la construcción de una sociedad informada y crítica”.
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