Sol Sánchez
Querida Milagros:
¿Sabes que la calle el Águila Tiene tintes fascinantes para mí?
¿Será porque un día de Carnaval, mi hijo y mi sobrina me llevaron en un atardecer, hasta vuestra tienda “Chorradas” y bajo la tenue luz que la alumbra me aparecieron espadas y bigotes de plástico, dentaduras y murciélagos de goma, parches de ojos, sombreros de cartón y estrellas de princesas?
Recuerdo que estabas sentada junto a la puerta en esa espera que no llega, en ese desaliento que no se entiende, y te sentiste triste por la enfermedad de mi madre. Y cuando salimos a la calle descubrí que las gominolas y los caramelos estaban envueltos con tu sonrisa.
Esta mañana he visto tu foto bajo la que alguien comentaba tu pérdida. Y me he quedado sin saber qué decir. Mi mente ha corrido a toda prisa para buscar ese último día en el que te vi. Y siempre me pasa lo mismo… Me pregunto: ¿Por qué no valoré que las personas se van? ¿Por qué no le di un beso y un abrazo fuerte, muy fuerte, a pesar de no conocernos mucho? Y la respuesta es siempre la misma: porque no se puede vivir la vida de esa manera. No podemos despedirnos cada día de cada persona que se cruza en nuestro camino, como si no hubiera un mañana. No es una forma equilibrada de vivir. Pero si podemos sonreír cada día a cada persona, tal y como tú lo hacías.
Y por eso, en estos días tan tristes, hay muchas personas que escriben sobre ti y demuestran el profundo cariño que te tenían. Y yo, que me he vuelto una experta leyendo entre líneas, sé, que además de quererte te adoraban.
Y de pronto, bajo el hilillo de la ternura aparece una bonita y admirable historia: ese amor del que todos los que te conocieron hablan y lo comparan con “Romeo y Julieta”. Conociste a Juan Manuel, más conocido por “Charles” siendo muy jóvenes, y os enamorasteis locamente. Pero os pusieron barreras y os levantaron altos muros que conseguisteis derrumbar con gran esfuerzo para vivir juntos muchos años, sintiendo una profunda admiración el uno por el otro.
Me contaron que hace seis años que él os dejó y que tú no pudiste superar su pérdida.
Por eso, si tuviera que escribirte un cuento hecho realidad, escribiría que Juan Manuel se fue y en este tiempo te preparaste para este día de enero, en el que a la hora esperada el tocó tu mano y tú te dejaste ir, hasta ese lugar en el que vuestro amor será eterno y nada ni nadie os podrá separar.
Y mientras tanto, este Hellín estará un poco más “encantado”, porque en la hechicera calle el Águila, en vuestra tienda familiar “Chorradas” los caramelos de distintos sabores, las nubes de colores, las crujientes gominolas y los bombones de chocolate estarán envueltos con tu sonrisa.
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