El Faro de Hellín

La epidermis es la capa más superficial de la piel. Esta, a menudo, es un buen indicativo de salud general. La piel puede servir como delatora de una enfermedad subyacente y su deterioro es el primer signo del envejecimiento. De esto se traduce la suma importancia que debe tener para nosotros el cuidado de nuestra piel, como símbolo de salud y juventud. Mantener una buena hidratación, que pasa por beber 2 litros de agua al día, además de no tomar alcohol, evitar el tabaco y emplear cremas para frenar el envejecimiento prematuro, son algunos de los consejos que podemos seguir en nuestro día a día.

Limpieza
Nuestra piel, aunque parezca un sistema simple, esconde una enorme complejidad a todos los niveles. Sus funciones son múltiples y muy variadas: desde regular la temperatura del cuerpo mediante el sudor, pasando por su capacidad sensorial y terminando por constituir la barrera natural más importante contra virus y bacterias. Pese a que existe mucha bibliografía en internet acerca de los peligros de una limpieza excesiva, estas fuentes a menudo no remiten a estudios serios y fiables. Es importante mantener una higiene diaria, lavarnos con agua tibia y emplear un exfoliante natural debe ser algo prioritario para nosotros, especialmente si realizamos ejercicio físico. Una piel limpia, libre de impurezas, tersa y suave, además de lucir espectacular, nos proporcionará bienestar y una base perfecta para aplicar cremas y ungüentos.

Cosmética bio, natural y ecológica
Existen formulaciones perfectas para reparar una piel dañada. Sin embargo, como dice el refrán, siempre es mejor prevenir que curar. En la actualidad el mercado pone a nuestra disposición una cantidad abrumadora de soluciones de belleza y salud para nuestra piel. Debemos aprovechar estas opciones y emplear siempre soluciones naturales, ya que son muy frecuentes las reacciones alérgicas. Las cajas mensuales de belleza de Abiby, por ejemplo, son una opción adecuada para hacer un escrutinio general e identificar qué productos son los que mejor se adaptan a nuestras necesidades. Elegir siempre productos bio es una apuesta ganadora cuando se trata de cuidar algo tan importante como nuestra salud.

Dieta
La dieta vertebra nuestra salud a todos los niveles y la piel, como otros órganos, no escapa a la impronta que una dieta pueda dejar en ella. Las pautas generales para tener una piel sana son las mismas que para mantener saludables nuestros indicadores cardiovasculares. No existen misterios al respecto, como tampoco hay alimentos que obren milagros. Es necesario seguir una dieta rica en frutas, verduras, semillas y ácidos grasos omega-3. Por contra, se ha demostrado que dietas ricas en hidratos de carbono simples y grasas saturadas favorecen el deterioro prematuro de la piel. El agua también desempeña un papel fundamental en la hidratación de nuestra piel, siendo recomendable una ingesta de líquidos de entre 1,5 y 2 litros cada día, en función de nuestro peso corporal y estilo de vida. Eliminar hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol también ayudará a evitar la sequedad y la aparición de las arrugas.

Tener un horario fijo para irnos a la cama, limitar el tiempo de exposición a las pantallas antes de acostarnos, no comer demasiado y hacer ejercicio físico nos ayudarán, en definitiva, a descansar perfectamente.