El Faro de Hellín

Durante los días de la pasada Feria 

Durante los días de la Feria, es costumbre que familiares, amigos o diferentes colectivos se reúnan en alguna comida o cena para disfrutar de un rato agradable. En muchas ocasiones, esto se convierte en un recordatorio de tiempos pasados, y en esos momentos de camaradería, solemos recordar la frase “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

En esta fotografía, hemos querido reflejar a un grupo de jugadores de fútbol que formaron parte del Hellín Deportivo, la mayoría de ellos en la década de los años 70. Muchos lectores podrán identificarlos de izquierda a derecha como Nieto, Carcelén, Martí, Emilio, Juan, Antonio, Baloy, Fuentes, y agachados, Gonzalo y Carrascosa.

Fueron años de gran expectación y auge futbolístico que llenaron el histórico campo de Santa Ana en los días de los encuentros, con aficionados ansiosos por ver a sus jugadores en acción.

Estos fueron los años en que ascendimos a Tercera División, permaneciendo durante tres temporadas en el grupo 4º. Contamos con presidentes como Manuel Serna y José Luis Iniesta, entrenadores como Abilio y Álvaro, y partidos “amistosos” como el que se jugó el 16 de agosto de 1972 en La Condomina, que la prensa murciana calificó como “Escándalo en La Condomina: bochornosa batalla campal entre los jugadores del Murcia y el Hellín”. El masajista del Hellín, Rafael “El Gangui”, resultó herido en la cabeza por una pedrada.

También hubo otros partidos “amistosos” como el enfrentamiento con el equipo del Concepción, campeón de Chile, en un homenaje al ascenso. Este partido tuvo que ser suspendido por Hipólito, el árbitro local, debido a peleas y agresiones entre los futbolistas de ambos bandos y a la invasión de aficionados en el terreno de juego.

Y, la noticia más destacada de aquellos años: el fichaje en la temporada 1971-1972 del sacerdote terciario capuchino, Manuel Yuste, conocido popularmente como el Padre Yuste, que jugaba de extremo izquierdo. Según la prensa nacional, “el fichaje no le costó mucho al industrial Manuel Serna, solo tuvo que aceptar una condición: permitir que todos los chavales del internado pudieran presenciar gratuitamente los partidos del Hellín Deportivo en Santa Ana”.