Estamos a las puertas del largo periodo vacacional para nuestros niños y jóvenes estudiantes.
Dos meses largos para el ocio y el descanso, tiempo para aparcar las prisas y buscar esos espacios únicos que nos harán crecer como personas… (En este caso, me estoy refiriendo a la importancia de buscar un espacio y un tiempo para la LECTURA).
La mayoría de los padres, con la mejor de las intenciones, demandan al maestro, “tareas para el verano”: libros de vacaciones, cuadernillos de ortografía…mil cosas para que “repasen y no olviden lo aprendido en el curso” …
En mi opinión, la mejor actividad que se puede sugerir, no solo a los chicos, también a los adultos, es leer, pues la lectura es beneficiosa a cualquier edad.
En el caso de los niños, estimula su imaginación, los ayuda a desarrollar el lenguaje y mejora enormemente su capacidad de comprensión. Además, es una herramienta magnífica para favorecer la creatividad.
El tesoro de haber adquirido el hábito lector, supone para quienes lo tienen, “el camino hacia el conocimiento”, la información, la empatía con los problemas de los demás y la libertad, porque, como afirma Vargas Llosa “La lectura hace libres a quienes la practican”.
Es posible, que alguien leyendo esto, se pregunte: ¿A caso por leer voy a ser más libre?…
Pues sí, y voy a daros unas cuantas razones por las que leer nos hace más libres.
La lectura nos abre la mente, porque a medida que leemos nuestra capacidad de comprensión se fortalece, nos mantiene informados, nos evade de la rutina, nos entretiene.
Los libros nos conectan directamente con otras culturas, con otros tiempos, nos acercan al arte de todas las épocas y nos permiten comprenderlo y valorarlo.
La lectura enriquece la habilidad para expresar nuestras ideas, agilizando y enriqueciendo nuestro vocabulario.
“Leer nos ayuda a desarrollar nuestra personalidad, nos enseña a pensar y a ser más críticos”.
Los libros nos transmiten los más desconocidos enigmas científicos y los secretos de la historia más recónditos.
” A través de las páginas de un libro vemos en personajes los sentimientos más despreciables y admirables del ser humano, y aprendemos de eso, eligiendo solo aquello que nos hace mejores” …
La lectura, nos ayuda a reflexionar, a pensar y a decidir. Es un magnífico ejercicio para mantener el cerebro sano y animado, además de ser un antídoto contra la soledad y el aburrimiento.
Por todo ello, podemos decir que “A quien lee se le nota; y a quien no, también”.
Que la lectura nos hace libres, queda pues de manifiesto, en el miedo que, a lo largo de la historia, los libros han producido en distintos regímenes políticos y religiosos que, prefiriendo hombres y mujeres ignorantes y desinformados, destruyeron arrojando al fuego bibliotecas enteras… De sobra es sabido que, a determinadas élites gobernantes, no les interesa tener un pueblo educado, prefieren a uno desinformado, manipulado, atemorizado o enajenado, al que puedan conducir fácilmente por el camino que les interesa, es decir un pueblo menos libre.
Es triste escuchar en numerosos círculos de nuestro entorno a hombres y mujeres reconociendo (y muchas veces jactándose) de “no haber leído un libro en su vida”, pero todavía es más sorprendente cuando se trata de gente que ha pasado por la Universidad, (aunque “la Universidad no haya pasado por ellos”) …Y es que la cultura no tiene que ver con acumular títulos. Estoy hablando de la lectura- la cultura- como enriquecimiento interior.
Según el Barómetro de Hábitos de Lectura en España en 2023, un 36 % de los encuestados, afirma que no lee nunca o casi nunca y si hablamos de comunidades autónomas, Castilla-La Mancha está en el furgón de cola en hábito lector, solo por delante de Canarias y Extremadura.
Es verdad, que, en este mismo estudio, se constata, que desde 2012, hemos avanzado cinco puntos en nuestro hábito lector y que los jóvenes, hoy, son mucho más lectores que hace 10 años.
No quiero terminar pasando por alto el impacto que, en el hábito lector, tiene la tecnología y, aunque prefiero el libro en papel, sé que la pantalla ha ganado mucho terreno, pero por todo lo dicho, lo realmente importante es dedicar todos los días, un ratico a la lectura, sea en un formato o en otro, porque, como dijo el científico checo Radko Tichavsky,
“LOS LIBROS CURAN LA ENFERMEDAD MÁS PELIGROSA: LA IGNORANCIA”
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