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Las luces y las sombras de la Semana Santa

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Las luces y las sombras de la Semana Santa

Desde el paripé del Record Guinness hasta la huelga de las bandas de cornetas y tambores

La Semana Santa de Hellín llegaba rodeada de expectación, todo el mundo, para bien o para mal, hablaba de lo que estaba programado para el próximo Miércoles Santo a las 5 de la tarde. También había incrédulos, esos que tanto abundan en Hellín y que les da igual que “salga el sol por Antequera… y póngase por donde quiera”, que quizás fueron los que en el fondo supieron acertar con lo que de verdad pasó.

El caso es que la semana había comenzado con magníficas perspectivas, un tiempo esplendido, unas primeras procesiones, el domingo y el martes, con mucho espectadores y un lleno total en los establecimientos hosteleros, algo que no era de extrañar por las pocas plazas que existen.

Así que el miércoles, a partir 16,30 horas, ya no cabía un alma por “el escenario del crimen”, la calle Sol, completamente desbordada, el jardín Martínez Parras a reventar y los centros de control, donde poder depositar las papeletas atascados, por lo que muchas personas han asegurado, que no pudieron realizar la sencilla operación, les hubiera dado igual, ya que al final precisamente lo que sobraban eran votos, más de 2.000.

Así, tras la imposición de los distintivos de Tamborilero del Año y Tamborilero de Honor, a dos buenos colegas de la Asociación de Peñas, Joaquín Fernández y Rafael López “Fali”, que otra cosa no serán, pero como trabajadores incansables por llevar la tamborada hasta lo más alto, les sobran méritos.

Enseguida llegó toda la parafernalia, impuesta por la dichosa empresa Guinness, con el maestro de música “enseñándonos como deberíamos tocar el Racataplá”, los 20 segundos de silencio y por fin la explosión final.

Más de 12.000 tambores

Los comentarios sobre el número de tamborileros que allí se habían congregado han sido unánimes, pocos Miércoles Santo se habían reunido en Hellín tanto personal, por lo que el optimismo cundía entre la gente que había llegado a esta parte de nuestra ciudad, con la ilusión de conseguir este record, que siempre había que tener en cuenta que no era nada más que una designación que lleva a cabo una empresa comercial y que simplemente significaría para nuestra tamborada una promoción a nivel mundial, sin otro beneficio que el que pudieran venir más visitantes a visitarla, aunque no se sabría el lugar, de momento, donde alojarlos.

Al final, como ya dimos cumplida información en estas mismo periódico, llegaba la gran decepción, de nada servía las palabras de la que nos presentaron a los medios de comunicación, como una juez alemana designada por Guinness Record, para dar el visto bueno si se superaba la marca de Hong Kong, Eva Norroy, que hablaba de los fantástico que había sido todo, la enorme participación y la gran pena que sentía por no poder homologar el record por falta de control a la hora de hacer el recuento.

Picornell tendrá que dar explicaciones

Algo tendrá que explicar Fernando Picornell, como presidente de la Asociación de Peñas de Tamborileros de la Semana Santa de Hellín y los que han montado este “evento”, como antes de meterse en honduras no tenían las condiciones atadas y bien atadas.

Junto a las palabras de la juez, también en esos momentos tan decepcionantes hablaron el alcalde de la ciudad, Manuel Mínguez, la consejera de Fomento, Marta García de la Calzada y el susodichos Picornell, todos con la misma cantinela , que ya no merece la pena volver a reflejar.

Mientras tanto la tamborada continuaba con todo su esplendor y los traslados de “los pasos” de Jesús de Medinaceli y los Azotes, desde San Roque hasta la Plaza de la Iglesia por un Rabal, fue más impresionante que nunca, esos miles de tamborileros a los que minutos antes les habían negado su derecho a pasar a esa designación mundial, se abrían respetuosamente, en una maniobra casi inverosímil al paso de las imágenes que momentos después tomarían parte en la llamada Procesión de la Oración del Huerto, donde el llamado Paso Gordo protagonizaría el momento más expectantes al ser descendido por sus forzados costalero por las escalinatas de el templo de Nuestra Señora de la Asunción.

Después este desafortunado episodio, que esperemos no se vuelva a repetir, aunque no estaría mal que se buscase alguna manera, si es posible, de impugnar la decisión de la germana, y reunir los suficientes documentos, para al menos intentar y que quede claro, que Hellín, pese a quien pese tiene este record. Es simplemente una sugerencia, que tampoco es necesario llevar a cabo.

El jueves fue otro día hermoso, continuaba la temperatura agradable y se esperaba antes de la gran tamborada nocturna la salida de Procesión del Silencio, un desfile que comenzaba en el colegio de Capuchinos y que cerraba la imagen de la Virgen del Dolor.

La noche fue apoteósica y más aún la mañana en le Calvario, donde la anécdota más llamativa fue el resbalón y caída de un costalero de “el Paso Gordo” que estuvo a punto de provocar un grave incidente.

La llegada de María Dolores de Cospedal

Maria Dolores de Cospedal acompañada por Manuel Mínguez Maria Dolores de Cospedal acompañada por Manuel Mínguez

Por la noche se confirmaba la llegada de María Dolores de Cospedal para presidir “La Procesión del Santo Entierro” un acto que muchos calificaron, sobre todo los ediles de la oposición, como electoralista, por lo que se negaron a entrar en la comitiva.

La presidenta de Castilla-La Mancha, que llegó a Hellín antes de las nueve de la noche, aguantó a pie parado hasta que le tocó incorporarse al cortejo, cerca de las 11, para hacerse el recorrido integro, incluida la larga ceremonia del Toque de Oración.

Ya en plena cuesta abajo, faltaba por vivir la tamborada del sábado, tan multitudinaria como las anteriores y la mañana del domingo, con su procesión espectacular y su momento mágico del silencio de los miles y miles de tambores que enmudeciendo en un acto de total espontaneidad, sin que nadie tuviera que marcar ni el momento ni su duración.

La subida del largo cortejo hacía la Plaza de la Iglesia tan lenta, hace que todos los años surja la polémica por el retraso en que llega a su destino final. Son muchas las cofradías y hermandades, muchas las bandas que las acompañan y muchísimos los tamborileros que suben delante y no precisamente a paso de marcha.

La huelga de brazos caídos de las bandas

Tamborileros en El Rabal el Domingo de Resurrección Tamborileros en El Rabal el Domingo de Resurrección

Este año este retraso o la falta de prevención de lo que pudiera ocurrir, ha dado como consecuencia uno de los episodios más penosos de esta conmemoración al negarse las bandas de cornetas y tambores a desfilar desde el jardín Martínez Parras, por la calle Sol y El Rabal, como se viene haciendo durante bastantes años.

La noticia, aunque no la hemos podido confirmar, era el acuerdo de sus responsables que exigía que antes de las cinco de la tarde, la procesión tenía que estar recogida para que ellos realizaran este desfile, como estaba registrado en el programa oficial de actos.

Como todos conocemos la imagen del Resucitado abandonaba la Plaza de la Iglesia muy cerca de las seis de la tarde y las bandas se negaron a desfilar, solo circuló por El Rabal, acompañando a la imagen de María Santísima de las Penas, la de San Antonio de Abad, popularmente conocida como la de “Los gorrinicos” pero en huelga de brazos caídos, a pesar que muchos los tamborileros, que aún llenaban la calle emblemática les pedían que tocaron.

Las cañas se vuelven lanzas

Al final las cañas se volvieron lanzas y lo que iba a ser un emotivo colofón de la Semana Santa se convirtió en una situación desagradable donde no faltaron pitos y algún que otro reproche.

Por eso no nos extraña algún documento fotográfico llegado a través del Facebook donde se puede ver a los jóvenes componentes de esta banda llorando de retorno a su sede.

Siempre hemos dicho, y perdonen nuestra insistencia, que a la Semana Santa de Hellín por sus características, las mismas que la hacen única e insuperable, a pesar de los pesares, no se le puede poner, en algunas de sus más populares procesiones, horarios y hasta que eso no se reconozca, se acepte y se encauce de la mejor manera posible, siempre surgirán este tipo de episodios que empañen su grandiosidad.

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