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Entrevista a Julián Martinez Lizán consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural

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Entrevista a Julián Martinez Lizán consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural

Sin relevo generacional, no hay futuro para la agricultura y la ganadería

El consejero hellinero Julián Martínez Lizán defiende más apoyo europeo para la agricultura ecológica y el relevo generacional

 
Hoy tenemos la oportunidad de entrevistar a un hellinero que actualmente forma parte del Gobierno regional de Castilla-La Mancha, y no en cualquier puesto: es el responsable de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, un área que toca directamente al corazón de nuestra comarca. Hablamos con Julián Martínez Lizán, técnico agropecuario, exdiputado, y ahora consejero, para conocer cómo ve el presente y futuro del sector, qué proyectos hay en marcha, y qué papel juega Hellín en su trabajo diario desde Toledo.
 
De agricultor y concejal a consejero regional
¿Cómo vivió el paso de ser técnico agropecuario y concejal a estar en primera línea del Gobierno regional?
—Fue una sorpresa muy grande. En ese momento era diputado regional, y recibí una llamada del vicepresidente del Gobierno, José Luis Martínez Guijarro, anunciándome que el presidente quería que yo fuese consejero de Agricultura. Nunca lo había imaginado, ni aspirado a ello. Me pilló totalmente por sorpresa. Tras valorar varias cuestiones, decidí aceptar. Es algo en lo que he trabajado toda mi vida.
Desde que terminé de estudiar, empecé como técnico en una empresa de fitosanitarios, luego en la UPA, donde pasé 23 años trabajando con agricultores y ganaderos. Después, fui concejal de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente en Hellín, también de Obras y Servicios, más tarde diputado regional y presidente de la Comisión de Agricultura. Ahora como consejero, estoy al frente de una de las consejerías con mayor peso económico, sobre todo por la PAC. Es un reto apasionante.
¿Qué presencia tiene Hellín en su día a día desde Toledo?
—Muchísima. Aunque ahora viva en Toledo, mi familia y mis raíces están en Hellín. Mi despacho está a tres horas y media en coche, lo que da una idea de la magnitud de la región. Conozco bien las circunstancias del desarrollo agropecuario de la comarca de Hellín, y eso me sirve para afrontar cuestiones similares en otros lugares de Castilla-La Mancha. Siempre que puedo, vuelvo por allí.
 
El agua, los regadíos y el cambio climático
¿Qué está haciendo el Gobierno regional para afrontar el problema del agua en nuestra comarca?
—La gestión del agua es muy compleja. Desde Agricultura somos competentes en materia de regadíos: nuevas instalaciones, modernización de existentes… pero las concesiones y dotaciones dependen de las confederaciones hidrográficas, como la del Segura en el caso de Hellín. Trabajamos en coordinación con la Consejería de Desarrollo Sostenible para defender nuestros derechos.
El agua es esencial para la continuidad de nuestros cultivos, especialmente tras la reciente sequía que ha puesto en riesgo muchas plantaciones leñosas. Hellín tiene muchos regadíos, lo cual es clave, pero debemos recordar que el agua es un recurso escaso y hay que administrarlo con responsabilidad.
¿Qué futuro tienen zonas como Cancarix, Isso o Agramón?
—Estas zonas dependen de concesiones de agua que serán revisadas en 2027. La cuenca del Segura sigue siendo una de las más bajas de España, con apenas un 26% de su capacidad. Aunque hemos mejorado respecto al año anterior, seguimos por debajo de la media. 
 
La PAC y su aplicación en la comarca
¿Qué balance hace de la aplicación de la Política Agrícola Común (PAC) en Hellín?
—Esta nueva PAC ha traído más dinero para Castilla-La Mancha, pero solo para quienes se acogen a todas sus líneas de ayuda. Nuestra zona históricamente no ha generado derechos para cultivos como frutas y hortalizas, lo que ha supuesto un agravio. Ahora hay más almendros y nuevas variedades de hortalizas, y hemos conseguido que algunas de esas circunstancias se tengan en cuenta.
En 2023, Castilla-La Mancha recibió entre 40 y 50 millones más que en el periodo anterior. Aun así, muchos agricultores se quejan de la burocracia. Las líneas de ayuda que gestionamos son más de 70, lo que demuestra su complejidad. Tras las protestas de 2024, se introdujeron flexibilizaciones importantes, especialmente para pequeñas explotaciones.
 
Ganadería y despoblación
¿Qué se está haciendo para evitar el cierre de explotaciones ganaderas?
—La clave es la rentabilidad y que haya personas que quieran dedicarse a ello. El problema es que los animales requieren atención todo el año, y eso dificulta la conciliación. Además, la ganadería sufre cierto rechazo social por el trato animal, aunque todos queremos carne en la mesa.
Estamos trabajando en un Plan Estratégico de Ganadería Extensiva, y tenemos la Escuela de Pastores, con cursos en todas las provincias. También incentivamos la incorporación de jóvenes ganaderos con más puntuación y subvención. Sin relevo generacional, no hay futuro.
 
Desarrollo rural y agricultura ecológica
¿Qué se está haciendo en agricultura ecológica?
Castilla-La Mancha es la segunda comunidad en superficie ecológica, incluso podría decirse la primera si no contamos los pastos. En la nueva PAC se han mantenido los 32 millones de euros anuales, pero hubo el doble de solicitudes que en el periodo anterior. Solo pudimos atender la mitad.
Estamos presionando a la UE para aumentar el presupuesto. También apoyamos proyectos piloto de innovación para plagas y tratamientos alternativos. En Hellín hay cultivos muy intensivos difíciles de hacer ecológicos, pero hay potencial en el almendro y en el olivo. El problema de la avispilla del almendro, por ejemplo, limita mucho esta transición.
¿Cómo se traslada la formación e innovación al agricultor?
—A través de entidades como UPA, Asaja y COAG, Cooperativas Agroalimentarías y también con centros de formación propios. Tenemos nueve centros en toda la región, como el IRIAF, donde más de 200 profesionales trabajan en investigación y formación. Además, si un grupo de agricultores solicita un curso y cumple los requisitos, organizamos la formación en su propia localidad.
 
 
Los aranceles y las exportaciones
Viene de una reunión sobre aranceles. ¿Qué impacto tienen en Castilla-La Mancha?
—Lo primero: nunca se debería usar la alimentación como moneda de cambio en una guerra comercial. Nos afecta a todos, especialmente a las personas más vulnerables. Aunque el impacto directo de los aranceles estadounidenses sobre nuestros productos es pequeño —exportamos 130 millones a EE. UU. frente a más de 3.600 millones totales—, el peligro está en que otros países redirijan sus exportaciones y nos hagan competencia.
Los productos más exportados a EE. UU. son el vino, el queso manchego y el aceite de oliva virgen extra. Hay que estar vigilantes y actuar unidos como Europa. Solo juntos tendremos la fuerza necesaria para proteger nuestro mercado.
 
Cambio de modelo agrícola y nuevas oportunidades
Se habla de invasión murciana en Hellín. ¿Qué está ocurriendo realmente?
—Hay agricultores y empresas murcianas que están comprando tierras por la falta de agua en su zona, pero también hay muchos jóvenes de Hellín y sus pedanías que están comprando tierras y ampliando sus explotaciones. En la última convocatoria, hubo 30 solicitudes de incorporación de jóvenes solo en la comarca de Hellín.
La agricultura está cambiando. Ya no se riega a pie, ahora hay sistemas modernos que optimizan el uso del agua. Se habla también del plástico agrícola, y trabajamos para impulsar materiales biodegradables o reutilizar subproductos como la lana de oveja para sustituir la lana de roca en cultivos hidropónicos.
 
Denominaciones de origen y productos de calidad
Hellín tiene grandes productos, pero ninguna denominación de origen propia.
—Es cierto que no tenemos una propia, pero sí compartimos muchas: cordero manchego, queso manchego, vino de la D.O. Jumilla, arroz de Calasparra, y hasta azafrán de La Mancha. Somos el municipio con más D.O. compartidas de la región.
Estamos trabajando en dos retos: conseguir una D.O. para el aceite de Campo de Hellín —que sería la primera del aceite en Albacete—, y lograr que una empresa de Hellín envase arroz de Calasparra. Eso reforzaría la identidad y el valor añadido local.
 
Por último
¿Se ve volviendo como político a Hellín?
—No pienso más allá del presente. Nunca he pedido ningún cargo, me lo han ofrecido y he aceptado con responsabilidad. Nunca pensé vivir en Toledo, y aquí estoy. Mi compromiso está ahora con este cargo, lo demás, ya se verá.
 
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