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Entrevista a Amelia Felipe Alvarado

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Entrevista a Amelia Felipe Alvarado

“Creo que no sobra nadie en la procesión del Calvario, y menos La Samaritana. La tradición en este aspecto también cuenta porque es patrimonio y enriquecimiento de un pueblo”

Entrevistas Radio Hellín 107.6 FM

Por Charo López

Amelia Felipe Alvarado, fue presidenta de la Hermandad de La Samaritana durante quince años. Vivió en primera persona, junto a sus hermanas, Angelines, Rafi y Tere el nacimiento de la hermandad. Y aún recuerda emocionada el momento en que su padre les anunció la ilusionante idea hace 50 años. Con motivo de este aniversario, la hermandad presidida hoy por Pascual Peña, ha celebrado una serie de actos para conmemorar la citada efeméride.

Tus primeros recuerdos de La Samaritana…
A.F:
Tengo muchos recuerdos de la hermandad. El primero cuando llegó mi padre a casa y dijo que él y un grupo de amigos habían ido a ver a Zamorano para que les enseñara al Señor y la Samaritana. Recuerdo a mi madre que salió a pedir por el pueblo a personas que ella conocía con una amiga suya para sacar dinero para terminar de construir el trono, que lo estaba haciendo José Zamorano. La madera de éste, la donó Fructuoso Moreno, pero luego hubo que dorarlo y terminarlo, y ahí empieza a hacer falta el dinero que con aportaciones personales y con donativos del pueblo de Hellín se sacó y se terminó. También cuando se hicieron las primeras túnicas de nazareno de raso azul y agremán dorado, imitando la sotana que llevaban los curas. Éstas las encargó la hermandad y las cosió el sastre de San Roque, pero hubo una pega con estas túnicas, se manchaban cuando se mojaban y la primera vez que llovió se nos estropearon. También recuerdo cuando se celebró el primer almuerzo de la hermandad en el bar “Juan Casicas” en el barrio del Calvario, ¡qué alegría tenían mi padre y sus amigos de ver que habían conseguido su sueño! En esta época vi el “Molino” de Zamorano por primera vez, con tantos esculturas y tantos rincones que me producía un poco de miedo, pero mucha curiosidad. En aquel momento la relación del escultor con mi padre se estrechó y eran frecuentes las visitas de éste a mi casa y de mi padre al “Molino”. En una de aquellas, Pepe le pidió a mi padre que le enseñara a conducir y mi padre así lo hizo.

¿Quiénes fueron las personas que formaron la hermandad? ¿Nos puedes relatar la historia familiar con la hermandad?
A.F:
En principio eran mi padre Rafael Felipe Hernández, Juan Ródenas “Ginés el pariente”, Juan Baídez, Juan Hernández Sánchez, Miguel y el que llevó el timbre de la hermandad durante muchos años, Alberto Bleda. La idea de formar la hermandad se forjó en un rato de ocio mientras unos amigos tomaban un aperitivo y uno de ellos dijo: “¿por qué no vamos a ver a Zamorano para que nos enseñe La Samaritana?” Se encaminaron al molino y desde el momento que la vieron quisieron que saliera en los desfiles de semana Santa. En el mismo día le compraron al escultor las dos imágenes que formarían el paso, añadiéndole el pozo y el pino. Cuando mi padre llegó y nos lo contó a todos nos sorprendió, pero enseguida nos entusiasmamos con la idea y a partir de ese momento La Samaritana entró a formar parte de la familia. Empezaron todos los preparativos, la junta directiva se reunía en las escuelas que hoy ocupan la guardería infantil del Calvario. Yo acudía con mi padre a las reuniones, recuerdo que D. Nicasio que era el asesor religioso decía que había que hacer unos estatutos religiosos, y de hecho se hizo un proyecto en donde se hacía alusión a actos que tenía que realizar la hermandad, celebraciones religiosas y sacramentales y obras de caridad entre otras cosas. De estos encuentros salió la forma de financiación; venta de loterías, rifa, donativos propios y particulares, etc… y la organización de todo lo que conlleva sacar una hermandad a procesionar.

¿La hermandad de la Samaritana os ha unido más si cabe a la familia, o en ocasiones, imagino habéis tenido vuestras discusiones?
A.F:
Rotundamente sí, La Samaritana siempre nos ha unido, de hecho hay momentos muy especiales, el Martes Santo todos a ver el pino y el paso a la iglesia de La Asunción y a ver a mi padre. Miércoles Santo recuerdo a mi padre sentado en el banco que hay delante del coro y detrás del trono de La Samaritana, esperando que saliera la procesión (allí íbamos todas los hijas a darle un beso y verlo). El Viernes Santo todos acompañábamos a La Samaritana al Calvario y el Sábado de Gloria a desarmar el paso. Y aún tengo que decir que en los actos de la hermandad, aunque mi padre no está, siempre estamos todos.

¿Cómo viviste el acto del pasado sábado, la celebración del 50º Aniversario? ¿Qué destacarías?
A.F:
Lo viví muy emocionada e ilusionada, volvieron a mi memoria muchos recuerdos y vivencias de hace muchos años. Añoré a los que habían sido de la hermandad y ya no estaban con nosotros, disfruté mucho viendo a la gente joven que forma la junta directiva, porque algunos han salido en la hermandad desde que tenían tres o cuatro años y celebré con los que hemos luchado por la hermandad y ahora después de 50 años la vemos espléndida.

¿En qué etapas dividirías la historia de la hermandad? ¿Y qué momentos han marcado la vida de la hermandad?
A.F:
La dividiría en tres etapas. La primera la formación de la misma, que fue refundación porque como sabemos esta hermandad ya existía antes de la guerra civil. En esta etapa al principio había mucho entusiasmo, luego fue decayendo y los hermanos empezaron a disminuir hasta el punto de que algunos miembros de la junta directiva dimitieron y mi familia, Alberto Bleda y Juan Sánchez se hicieron cargo de la misma. En este momento empieza la segunda etapa, hay que volver a consolidar la hermandad, hacer túnicas propias que la hermandad prestaba, etc.. en esta etapa mi padre delega en mí y asumo varias funciones, como gestionar la economía y buscar fondos para sacar la hermandad. Acudía a la asociación de cofradías (para mí fue un orgullo ser la primera mujer que tomó parte de un pleno de este estamento). Organizar las procesiones, en fin, todo lo que hacía falta y conllevaba sacar una hermandad. En esta etapa resurge y llegamos a tener cien hermanos entre samaritanas y nazarenos. Y en la tercera etapa pasa a ser presidenta mi hermana Rafi y se hizo un trono nuevo para que saliera a hombros y muchas mejoras más que se pueden ver actualmente.

50ºAños dan para mucho, ¿si tuvieras que cerrar los ojos y revivir un momento emocionante, qué momento te vendría a la memoria?
A.F:
El día que salió La Samaritana como cartel de la Semana Santa y el momento en que mi sobrina “Paquica” lo presentó.

¿Seguro que hay cientos de anécdotas que han surgido en este medio siglo, nos puedes relatar alguna?
A.F:
Recuerdo que uno de los presidentes de la asociación de cofradías dimitió y formamos entre todos los presidentes una junta gestora para asumir las funciones y responsabilidades. Una de las cosas que me tocó hacer, fue presidir la procesión del Domingo de Resurrección junto al Alcalde, D.Victoriano, Policía, etc… y conmigo Ana Fe Serra como miembro de la Hermandad de Jesús el Nazareno. Este hecho lo recuerdo como algo bonito y entrañable.

El barrio del Calvario ha ido unido a la historia de la Samaritana, ¿qué les dirías a aquellos que opinan, que siendo estrictos y según los Evangelios a la Samaritana no le correspondería subir al Calvario el Viernes Santo por la mañana?
A.F:
Es cierto que La Samaritana ha estado unida al barrio del Calvario desde que se fundó. El mensaje de Jesús a La Samaritana fue “si supieras quien es el que te pide de beber, tú me pedirías a mí agua y yo te daría agua viva”. Esa “agua viva” era la forma de vida que Él vino a enseñarnos, la forma de vivir amando y perdonando. Y lo hizo de tal forma que murió en la Cruz, este mensaje es el anuncio de su muerte y es un anuncio de lo que se celebra en Semana Santa. Por eso yo creo que La Samaritana debe de estar en la Semana Santa y en las dos procesiones que sale. ¿Y en el Calvario, por qué no? ¿quién dice que entre las mujeres que estuvieron al pie de la Cruz no estuvo La Samaritana? Los Evangelios han existido siempre y los asesores religiosos también. El relato de la pasión y muerte de Cristo es el mismo desde siempre, teniendo en cuenta que los hechos ocurrieron desde Jueves Santo (después de la Cena de Jesús con sus Apóstoles), hasta el Viernes a las 3 de la tarde, si nos ponemos a mirar y a ser estrictos habría que suprimir mucho. Yo creo que la tradición también cuenta porque es patrimonio y enriquecimiento de un pueblo. Es cierto que los nuevos pasos que se han incorporado hacen que sea todo más largo, pero yo creo que no sobra nadie.

Háblanos del futuro de la hermandad, ¿cómo te gustaría que fuera?
A.F:
Me gustaría que tuviera siempre gente que luchara por ella y que la llevara dentro como ha sido hasta ahora y es actualmente. Quiero que la Hermandad siga evolucionando de acuerdo a como lo hagan los tiempos y conservando el sentido de hermandad y de solidaridad.

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