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Tiempo de collejas, el tesoro gastronómico que florece en primavera

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Tiempo de collejas, el tesoro gastronómico que florece en primavera

De la tierra al plato, esta planta humilde revive la tradición gastronómica local y enciende la cocina con historia, sabor y memoria

Foto Collejas de Campo

Con la llegada de la primavera, Hellín se viste de verde con uno de sus ingredientes más emblemáticos y silvestres: las collejas. Conocida científicamente como Silene vulgaris, esta planta brota en caminos y bancales, convertida en un manjar humilde y nutritivo que une campo, cocina y cultura popular.

Durante generaciones, las collejas han sido parte esencial del recetario tradicional de Hellín, especialmente en familias con un fuerte vínculo con la tierra. Hoy, en plena era de la sostenibilidad y la cocina de proximidad, esta planta silvestre vuelve a ganar protagonismo.

Su recolección —siempre en zonas limpias y libres de químicos— requiere conocimiento botánico, respeto por el entorno y, sobre todo, un amor sincero por la cocina de antaño. Es un ejercicio de sabiduría popular transmitido de abuelas a nietos, de hortelanos a cocineros.

Platos que saben a primavera

1. Tortilla de collejas:
Sencilla y deliciosa. Las hojas se saltean con ajo y se incorporan a huevos batidos. El resultado: una tortilla jugosa que encapsula el sabor del campo.

2. Arroz con collejas y bacalao:
Una receta campesina de cuchara. El arroz se mezcla con collejas, bacalao desalado, pimiento seco y ajo, dando como resultado un plato hondo y reconfortante, perfecto para compartir en familia.

3. Revuelto de collejas:
Ideal para cenas ligeras. Las collejas salteadas se integran con huevos hasta formar una crema. Con jamón serrano o gambas, se convierte en un entrante gourmet.

4. Panecicos hellineros con collejas:
Tesoros de la panadería local. Estos panecillos se enriquecen con collejas picadas, creando un bocado aromático que representa la primavera hellinera en estado puro.

Más que un alimento: un lazo con el pasado

Cocinar collejas no es solo una elección gastronómica, es un acto de memoria colectiva. Es recordar a quienes nos enseñaron a caminar despacio por el campo, a identificar lo comestible entre lo salvaje, a respetar el ciclo natural de las estaciones.

Además, es una forma de preservar tradiciones, cuidar el medio ambiente y reforzar la identidad gastronómica de Hellín.

Desde El Faro de Hellín te animamos a salir al campo, llenar tu cesta de collejas y devolverlas a la cocina. Porque cada plato que las incluye es una celebración de la primavera, del saber popular y del sabor más auténtico de esta tierra.

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