Por Antonio García
No son más tontos porque no se entrenan. Aunque entre chorrada y chorrada podrían dedicarse a ensayar un poco más, para ver sin son capaces de alcanzar el récord Guinness de la bufonería.
Como ustedes saben, un bufón era un personaje cómico encargado de divertir a reyes y cortesanos con chocarrerías y gestos. Pero esto era en la antigüedad. Ahora los bufones han ampliado el escenario y el repertorio de tal manera, que nos divierten también al pueblo llano y sencillo con sus paridas y extravagancias, a cual más hilarante y socarrona. O sea, se han despendolado, desmadrado. Y se conducen sin respeto ni medida, hasta el punto de perder la mesura, la cordura y la dignidad. Y encima se han vuelto copiones.
Resulta, señoras y señores, respetable público, que en este coso democrático no puede faltar de nada, como en botica, de tal manera que ha aparecido en el ruedo una nueva corriente, llamada por méritos propios al ridículo más espantoso de todos los tiempos. Se trata ni más ni menos que de las ceremonias religiosas-civiles, o sea, no, laicas sin religión, pero como si fueran religiosas pero sin lo religioso. O sea… ya me estoy haciendo un lío. Quiero decir, que en el gran mercado nacional ya están a disposición del público los bautizos y las comuniones civiles. No me digan que no mola. Y no me digan ustedes que no se imaginan quién es la burra que ha tenido este parto. Pues sí amigos, La Factoría Podemos y sus Sucursales, como casi no podía ser de otra manera. No es que no haya bufones en el resto de compañías, pero es que éstos se llevan la palma, la medalla de oro y el jamón de la cucaña. ¡Si no están haciendo otra cosa ni, al parecer, valen para otro menester!
En el Pleno del Exmo. Ayto. de Rincón de la Victoria, provincia de Málaga, reunidos en tercera convocatoria todos los serios, graves y circunspectos ediles del municipio, acuerdan organizar, a partir del próximo año “comuniones civiles” que, según parece, servirán para celebrar el paso de los niños desde la infancia a la preadolescencia (por decir algo). O sea, comunión pero sin religión. O, como apunta el portavoz de tan preeminente grupo de gobierno: “La Primera Comunión Civil es una Primera Comunión pero sin comunión, que no difiere mucho de las originales, a no ser por la ausencia del acto religioso”. Dicho lo cual, y sin inmutarse un ápice, le siguen colgando los güevos con el mayor desparpajo del mundo.
Y es que se lanzaron a semejante innovación recordando que en 2008, el Ayuntamiento de El Borge, pueblo comprovinciano de apenas algo más de mil habitante, gobernado por comunistas de IU (otros que tal) posibilitaron el “bautizo civil” que, deduzco yo, debe ser un bautizo pero sin bautizo. O algo así. Que deberá ser algo parecido a como si usted, con ganas de echar un trago le pide a su señora que le traiga la bota de vino, pero sin vino, o se compra una coneja de cría a la que le hayan hecho la ligadura de trompas, que no se si las conejas tienen d´eso.
Queda chusco eso de celebrar el paso de la infancia a preadolescencia. Que a mí me parece muy bien. Como si quieren celebrar el día en que Carrillo se operó de fimosis. ¿Pero por qué la llaman comunión? ¿Por qué le llaman bautizo? Pues yo les explicaré: porque tienen muchísimo odio encima, muchísima mala leche, muchísima ignorancia y, por supuesto, una funesta carencia de imaginación. Copiar de un sacramente religioso, manteniendo ciertas fórmulas y ritos, pero a lo civil nada más, es como mínimo rastrero. Desde luego, una cosa tengo clara: estos no inventaron la pólvora ni, por supuesto, el botijo. Y si es que sus padres intentaron enseñarles respeto, o fracasaron estrepitosamente, o lo perdieron por los laberintos de su macabra ideología. ¿Cómo se puede ser tan hortera, tan irrespetuoso, tan ciego, tan sinvergüenza? ¿Por qué, si quieren ir de snob por la vida y la política y dar la nota, tienen que acudir a conceptos, signos y celebraciones cristianos?
Aunque claro, ya de paso y aprovechando que el Segura pasa por Murcia, como el servicio lo prestará el Ayuntamiento, pues habrá que imponer tasas. El precio de las bodas civiles, 120 euros, más 45 euros por la reserva de fecha y hora. Las comuniones y bautizos costarán 60 euros, y 22 euros más en concepto de reserva.
¡Vaya! En esto no han copiado a la Iglesia, que NO COBRA NI UN EURO por las celebraciones sacramentales.
A esto hay que añadir que, según mis fuentes, parece que se está estudiando con sumo interés la creación del cuerpo de “confesores laicos”. Un equipo municipal especializado, al que solo se podrá acceder por oposición, preparados para escuchar y absolver todo pecado laico que cualquier civil pueda cometer, eso sí, civilmente y laicamente, y que acuda a limpiar su alma laica, su conciencia civil sin Dios, si es que los laicistas tienen alma o creen en ello. Porque esa es otra.
Pero todo será correcto porque, primero, el opositor a confesor laico, tendrá que demostrar un alto grado de ateísmo y estupidez, que serán los temas de máxima puntuación. Y segundo, se exigirá del ciudadano contrito un firme propósito de enmienda y, desde luego, cumplir una penitencia progresista y social-democrática, fijada por las ordenanzas municipales. Amén.
Amigos míos, ¡que Dios nos pille confesados!
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