Así como Carlos I terminó sus días en el Monasterio de Yuste, y su Hijo Felipe II acabó su aventura vital en el Monasterio de El Escorial, ambos en el siglo XVI, don José Luís Rodríguez Zapatero –otro grande de la Historia de España-, cuando se jubilara de Presidente del Gobierno quería irse a vivir al Limbo y dedicar el resto de sus días a contar nubes. Agotado y exhausto por la ímproba tarea que le supuso dejar a España en la puta ruina, dejó voluntariamente su puesto de supremo conductor nacional y se retiró al Consejo de Estado, donde podría entregar su vida, en un arranque de espiritualidad madura, a colaborar con la Agencia Española de Meteorología y confeccionar su anhelado censo de “las nubes de España”. Vocación que siempre le persiguió, desde niño, y que tuvo que posponer por amor y servicio a la Patria.
Pero no estaba en la intención de los dioses del Olimpo dejar que mente tan despejada llevase por mucho tiempo una vida de monje-científico, alejado del mundanal ruido. Y hubo de salir por los caminos y dedicarse a dar conferencias, para no dejar inédita su sabiduría y de paso, ganarse unas perricas que completasen el miserable e injusto sueldo del Consejo de Estado.
A propósito de ello este pasado martes, 28 de Abril, el “Meteosat” de la Alianza de Civilizaciones ha protagonizado el papel de su vida, actuando como ponente en la inauguración de una nueva cátedra en la Universidad de Granada, patrocinada por la Fundación Euroárabe y que lleva por nombre: <<Estudios de la Civilización Islámica y Renovación del pensamiento Religioso>>. Ahí es ná.
Siempre ha producido cierto recelo la estrecha relación de Zapatero con el Islam siendo la cosa que él se declara ateo de pura cepa. Ya mosqueó en su día la dichosa foto que se hizo con el mojamé de Marruecos, teniendo como fondo un mapa de este país que comprendía las Islas Canarias y Andalucía. O es que es mu tonto, mu tonto, o fue un error protocolario del que no se dio cuenta. O sea, mu tonto. Aunque yo no creo que sea del todo así –de tonto, quiero decir-.
Su ponencia del pasado martes llevaba por título “La alianza de Civilizaciones ante los próximos retos”. Y tenía como objetivo <<contribuir a la cooperación y la convivencia de los pueblos en un marco de diversidad religiosa y multiculturalidad>>. No es por nada, pero cuando Benedicto XVI visitó España en 2010, el hombre cirro-cúmulo que presidía este país fue capaz de darle el plantón al Papa (y jefe del estado Vaticano), y ahora se apunta de mil amores (y varios miles de euros) a dar una conferencia en una cátedra islámica, y hablar de cooperación y convivencia, de diversidad religiosa y de besitos multiculturetas. Pero es que además el Gobierno socialista, en sus dos legislaturas seguidas, se dedicó con especial esmero y firmeza a perseguir y aniquilar todos los símbolos del catolicismo, tan arraigados en nuestra sociedad. Seguramente por influjo de esa herencia recibida de la II República, de secularización y fobia antirreligiosa ¿Lo van pillando? Y siguen. La progresía no esconde su simpatía por lo islámico, tal vez como contrapeso al cristianismo.
Y ahí es donde yo creo que está el meollo de la cuestión. Al contador de nubes y a las izquierdas todas les importa un pijo el Islam. Pero sí que están de acuerdo, todas, en una cosa: cargarse la herencia cristiana, aunque muchos de los que integran “sus bases” y fieles votantes aún no se hayan enterado.
Como decía, la susodicha cátedra se presenta como <<un espacio académico de investigación científica, enseñanza universitaria y estudios superiores, en áreas del diálogo intercultural entre occidente y el mundo musulmán. Un espacio cuya finalidad es trabajar en la renovación del pensamiento religioso, recurriendo a la historia común y los valores compartidos de paz, justicia y tolerancia>>. (Pa mearse).
Y ahora añado yo, de la mejor forma que se: ¡y un pijo! ¿Diálogo intercultural? ¿Renovación del pensamiento religioso? ¿Valores compartidos? ¿Paz, justicia, tolerancia? No se que conocimientos tendrán ustedes de Historia, pero créanme, jamás, nunca jamás han existido esas condiciones y entendimientos entre el Islam y Occidente. ¡Nunca! Ni jamás ha existido esa –ahora pretendida- tolerancia religiosa y sana convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos. Y lo que es peor: ni existirá. Otra cosa es que, como estrategia, se estén infiltrando poco a poco en nuestras sociedades, en los países occidentales para, tal vez un día no muy lejano, formar una quinta columna. Salvando, desde luego, personas y familias que realmente se integran, establecen y enraízan aquí, que las hay.
Y ahora hagan esta reflexión y díganme ustedes en qué país musulmán del mundo mundial hay democracia, tolerancia, multiculturalidad, respeto a otras religiones, valores compartidos y todas esas monadas que suelta por la boca el “nubarrón”. ¿Se hablará en la Cátedra de Granada del genocidio que está provocando el Estado Islámico o Boko Haram? ¿Se hablará de la prohibición de exhibir biblias –castigado con pena de muerte- o construir iglesias en los países musulmanes? ¿Se explicará la teología de los atentados terroristas islámicos? ¿Se darán lecciones magistrales sobre la dignidad y libertad de la mujer?… Pues a lo tonto, tonto, este payaso-meteorólogo está colaborando a abrirle las puertas de España al Islam, como hicieron los hijos de Witiza en el año 711 de nuestra era.
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