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Un trabajador eventual del Ayuntamiento, sufre un accidente al quedarse encerrado en el Cementerio Municipal

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Un trabajador eventual del Ayuntamiento, sufre un accidente al quedarse encerrado en el Cementerio Municipal

Acusa a los responsables de haberlo intencionadamente

Voy a intentar ser lo más claro posible.
El pasado día 23 del presente mes de febrero comencé a trabajar en el Cementerio de Hellín haciendo unos baños para minusválidos como peón. Cerca de nosotros hay una cuadrilla haciendo nichos.

A eso de las 11.45 horas, el encargado, A. M., nos da instrucciones, indicándome que yo a la 13.00 horas me ponga a hacer una tarea para la cual necesito que el oficial salga y me deje espacio para realizar mi tarea en la que tardaría de 30.a 45 minutos, pero el oficial estuvo trabajando hasta las 1.40 h. por lo cual mi tarea se prolongó.

Comienzo a hacer la faena y a la media hora me salgo pues no oía nada, pues el baño donde yo estaba trabajando se escucha poco.

Yo tengo mi bicicleta, como todos los días y llevamos tres meses trabajando, en la puerta de entrada y es imposible salir del Cementerio sin verla. Yo pienso que mi oficial me ordenó limpiarlo todo y se fue sin cumplir su obligación que era decirme “recoge que nos vamos”.

Los de la cuadrilla de abajo también verían mi bicicleta pero nadie, ni el encargado de cerrar con llave el recinto se molesto, como es costumbre, de llamarme.

Así para mi hubo dos negligencias: una por parte de A. (mi oficial) y otra de D. (encargado de las llaves), todos se fueron cerraron con una cautela impropia del día a día cuando terminamos siempre salimos con bastante ruido entre conversaciones.

Al ver que no había nadie, busque por la otra puerta y todo cerrado a cal y canto. Fuí poniéndome nervioso conforme pasaban los minutos. Hasta que en una viga de obra tropecé con el pie derecho y dándome un golpe bastante fuerte, caí al suelo y mientras intentaba quitarme el calzado de seguridad y poniéndome muy nervioso incluso llegue a oír fantasías, y a pesar de no ser miedoso, pasando un muy mal rato.

Por suerte para mí, en estos momento pero llegaron dos personas que tras escuchar mis gritos se acercaron y abrieron la puerta y me atendieron.

Cuando al día siguiente fui a la oficina del Ayuntamiento que tiene en la calle Juan Francisco Parras, las encargadas de la contratación me dicen que me vaya a trabajar, que como no hay testigos del accidente no lo ven como tal, que no me dan una autorización para ir a la Mutua aunque tengo un certificado de Urgencias de que he estado tres días con el pie en alto y hielo.

Al parecer les da igual que llegue con un ataque de histeria y con una gran prepotencia y tono amenazante, redactan un documento para que se lo firme, mezclando sucesos que según ella ocurrieron a las tres de la tarde para exonerarse de cualquier decisión que pueda tomar de denunciar a los que me trataron de esa forma y cubriéndose de antemano para preparar mi despido conociendo que tengo un 68% de minusvalía.

Yo quiero denunciar públicamente que he sufrido en mi trabajo prepotencia, arrogancia e indiferencia, y sobre todo evitar que les pueda salpicar cualquier demanda por imprudencia. Les importa un pito ocultar la verdad hasta emborrizarla de tal manera que ellas y los causantes de mi encierro premeditado aparezcan como los damnificados.
Laureano Ibáñez Pérez

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