Sol Sánchez
Me ha costado mucho volver a incorporarme a estas páginas del semanario.
Principalmente porque, después de cerrar un año y adentrarnos en otro, mi mensaje tenía que ser optimista y lleno de esperanza para este 2020.
Pero…, el día de Reyes me llega la triste noticia de lo acontecido en Hellín: una persona muy querida por buenos amigos míos fallece en la carretera. En ese punto en el que jamás pensé que podía ocurrir algo así. Y días más tarde el fuego acaba con la vida de un matrimonio muy querido en el pueblo, nuestro pueblo, nuestra gente.
De ninguno de los tres recuerdo sus rostros, aunque estoy segura de que, he debido cruzarme con ellos en muchas ocasiones. Pero de lo que sí tengo la certeza, es de que mi mundo como el vuestro se cubre de cenizas y cierta desesperanza ante ese futuro de imprevistos en el que caben sucesos tan crueles que resulta dificil vivir imaginándolos.
Mis primeras letras me gustarían que tuvieran el poder de la magia y que volaran hasta los familiares de estas personas. Por mucho que intentemos tener empatía, jamás podremos sentir lo que vosotros. Pero si mostrar nuestro más sincero cariño y solidaridad…
Porque cuando un hellinero sufre, el resto, los de buena fe, lo sentimos en lo más hondo y algo se rompe también. No tengo otras palabras salvo decir: LO SIENTO MUCHÍSIMO.
Solo me queda desear a todos, a los que leéis este diario y a los que no; que este 2020 venga cargado de tranquilidad, de paz…, y que podamos compartirlo con las personas que queremos.
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