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Tenemos un problemón. ¡A ver qué hacemos!

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Tenemos un problemón. ¡A ver qué hacemos!

No, no me refiero al resultado de las últimas elecciones. Que también lo es, y gordo. Pero España puede con eso y con más, además de lo divertido que va a resultar el <>, etc. Además, cuatro años pasan en un suspiro y, como quien no quiere la cosa, a la que nos demos cuenta habremos aumentado el endeudamiento de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, como marcan los cánones patrios, los políticos seguirán diciendo mentiras, como es su obligación, y los ciudadanos nos las seguiremos creyendo, como ya va siendo tradicional. Y nunca nos faltará un escándalo de corrupción que llevarnos a la boca, que en definitiva es el ajo y la pimienta de nuestro aliño ibérico. O sea, nada interesante que destacar. ¡Ah! Y la juerga no ha hecho más que empezar, que deseguidica vienen las elecciones nacionales, en las que todos, absolutamente todos, obtendrán resultados satisfactorios. Y es que no se pué aguantar: España es el país más feliz del mundo.

Lo que yo quiero hoy transmitir a sus agudas y amables mentes lectoras sí que es preocupante, porque la cosa está al caer y nos va a pillar desprevenidos. Y la cosa va a llegar a su punto álgido, al punto de no retorno en el 2050, que aunque no lo parezca, está a la vuelta de la esquina. Muchos dirán: sea lo que sea, a mí ya no me pilla. ¡Perhombre! Están los hijos, los nietos… ¿Es que no tiene usted conciencia?

La cosa es ésta: Christiana Figueres, de 58 años, nacida en San José de Costa Rica es la Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, cosa que me parece muy bien. Tiene un extenso currículo que no les cuento para no aburrirles. Pues bien, esta señora predice que la población mundial llegará en 2050 a 9.000 millones de jambos y jambas. Y eso no puede ser, oigan. Eso sería un desastre para el Planeta Azul, que quieras que no se está quedando sin solares para edificar alojamientos para tanta gente, además de no quedar ya en el mundo mundial ni un solo palmo de tierra sin cultivar. Por lo que, consecuente con sus conocimientos y sabiduría, ha declarado que una de las maneras más efectivas de luchar contra el cambio climático es reduciendo “urgentemente” la población mundial. <<Obviamente, menos personas ejercerían menos presión sobre los recursos naturales>>. Y además nos advierte que ya estamos, hoy en día, excediendo la capacidad de carga del planeta. O sea, que somos tantos ya que, unos cuantos más y la Tierra se cae, o se sale de su órbita, o yo que sé qué leches pasará. Lo que no puede ser, y esto lo entiendo hasta yo, es que echemos al planeta más peso encima del que fue calculado cuando se fabricó. Y claro, o se hunde y nos vamos todos a tomar por saco de una vez, ó se ralentiza. Es decir, que con tanta carga tardaría unos cuatro o cinco meses más en dar la vuelta al Sol. Lo que también sería jodido porque, a ver como organizamos las fechas de vacaciones y puentes ahora que les hemos cogido el tranquillo.

Total, un desastre. Y la propuesta de tan sabia dama, como no podía ser de otra manera, es reducir población, ¡pero ya!

La pregunta es: ¿y cómo recortar población? ¿Por dónde empezar? Y también podría ser: ¿Quiénes sobran o sobrarán? Seguro que a ustedes ya se les están ocurriendo ideas, pero no las digan, dejemos a los políticos en paz por esta vez, aunque no se lo merezcan.

La señora no aporta medidas concretas, pero no se fíen ustedes, se está haciendo la tonta a ver por donde salimos los demás. De sobra sabe ella las medidas que ¡ya! se están tomando puesto que trabaja y forma parte del organismo mundial que planifica y pone en marcha las políticas de exterminio: la ONU, creada y manejada por los supremos e intocables poderes económicos y financieros de los Estados Unidos.

Pongamos por ejemplo la provocación de guerras dónde y como sea. Sigamos por el envenenamiento de grandes capas de la población, a base de productos dañinos para la salud, colocaditos en fitosanitarios, alimentos y ¡hasta vacunas! Prosigamos por armar hasta los dientes a todo aquel que no tenga reparos en apretar un gatillo, donde, cuando y contra quien sea. Y culminemos, por no hacernos pesados, con la promoción e implantación del mayor genocidio humano de todos los tiempos: el aborto provocado. El más sucio, cobarde e inhumano de todos los métodos de exterminio. Cosas, todas ellas, que además de limitar la población, producen ingentes beneficios económicos a las “industrias” de cada ramo. Qué casualidad, leches, en la aplicación de todas estas medidas contra el “calentamiento” de los cojones siempre suelen caer mayoritariamente los mismos: los inocentes, los pobres, los marginados, los desahuciados por el sistema…

Pero no, todo esto se lo calla. Y sin embargo no tiene reparos en soltar un guiño a los grandes acreedores, los chinos, con quienes USA mantiene una deuda de estate y no te menees. O mejor dicho, al poder chino. Porque la pájara en cuestión ha repetido en varias ocasiones que una dictadura comunista, al estilo chino, sería más adecuada que los sistemas constitucionales (como el de EE.UU) para combatir el “calentamiento global”. Según ella, el Partido Comunista de China establece las políticas por decreto, algo mucho más ventajoso que lo que sucede en las democracias.

Lo asombroso, amigos, es que alguien suelte públicamente estas cosas y pueda dormir por las noches. Y sobre todo, que estando tan convencida no empiece por hacerse el hara-kiri, para dar ejemplo.

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