Desde el 24 de febrero asistimos absolutamente conmocionados ante la noticia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. El mundo entero expresa su más enérgica condena contra esta violación de derechos humanos hacia un estado soberano e independiente al que el autócrata Vladímir Putin trata de aniquilar desafiando al mismo tiempo la estabilidad mundial.
Cada día las imágenes de la guerra que nos muestran los medios de comunicación nos sobrecogen y nos parece inconcebible que sean una realidad en este mundo nuestro “tan desarrollado” y tan lejos ya del pasado y beligerante siglo XX.
Pero, desgraciadamente está ocurriendo…
Sin duda, las guerras tienen muchas caras. La más dura es la de las armas y los combates, los muertos, la destrucción, el dolor y la miseria a la que seres inocentes son abocados sin razón. La de los ataques contra lugares protegidos, como hospitales y escuelas, la del uso de armas indiscriminadas, como los misiles balísticos, las armas prohibidas o las bombas de racimo. La cara de la prepotencia, de la tiranía y de la ambición de un líder autócrata y absoluto carente de empatía y humanidad.
En medio de esta barbarie, encontramos otras caras que nos devuelven la esperanza y la fe en el ser humano. Son aquellas que muestran lo mejor de cada persona, donde afloran con fuerza valores como la solidaridad, el sentido del deber, la responsabilidad, la entrega, la honestidad, el esfuerzo, la compasión, el trabajo y el amor hacia los demás…Todo lo que frente a tanta tristeza nos libera como seres humanos…
Entre tantas imágenes que cada día nos cuentan la crudeza a la que se enfrentan los ucranianos, conmueve de forma especial la situación de los niños, que son siempre las victimas más injustas de cualquier conflicto. Podemos percibir el miedo en sus ojos, pero también nos ofrecen el bálsamo de sus sonrisas, su extraordinaria capacidad para ilusionarse y seguir soñando en medio de la desolación.
Que estas palabras se interpreten como un aplauso inmenso lleno de admiración para todos los que ponen “una flor en medio de la ruina”
Para tantas personas solidarias que intentan que esos niños que viven en el infierno no pierdan la esperanza, para los que, cargados de moral, defienden su libertad hasta las últimas consecuencias con valentía y coraje, para los que se manifiestan en cada rincón apoyando a los que han sido atacados, para los que ponen el corazón y los brazos en esos ríos de solidaridad inmensa a lo largo y ancho del planeta…Para todos, un aplauso inmenso por tanta generosidad…
También el más enérgico rechazo a esta guerra sangrienta y destructiva, pero no solo a esta, a todas las guerras y a todas las situaciones donde se oprime y margina a seres humanos (mi recuerdo para los sirios, los afganos, los países africanos donde el dolor, la muerte y la miseria acampan a sus anchas, pero, que están ahí y deberían golpear igualmente las conciencias de los que manejan los hilos del mundo) …
¡¡Putin no puede quedar impune ante sus terribles crímenes contra la humanidad!!
TODOS CON UCRANIA
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