Antonio García
Imagínense que un consejo médico científico reunido para la ocasión, deciden que la influencia de una determinada bacteria en la salud humana es positiva o negativa, no basándose en estudios y experimentos de laboratorio, y seguimiento clínico de sus portadores, sino por votación. Gana la opción de que es perniciosa (o inicua) por nueve votos a favor y siete en contra. Y así lo debe aceptar la comunidad médica mundial. ¿Se imaginan que esta sea la forma científica de actuar? Imagínense que por decreto ley gubernamental los árabes entraron en la península por La Coruña, en el año 711 antes de Cristo, fundaron el río Tajo y partieron a la conquista de América. Tras lo cual, los Reyes Católicos, que eran unos franquistas de cojones, los echaron de allí y se inventaron ellos el protagonismo del descubrimiento… Lo creen absurdo todo, ¿verdad? Pues entonces es que no se han percatado de lo que nos espera.
El aparente ganador de las recientes, escandalosas y fraudulentas elecciones, Pedro Sánchez, pretende dictar por Decreto Ley la Historia de España. En particular, la historia de la Guerra Civil española. Él, o sea, la izquierda, tiene una interpretación que va a dejar en el más completo de los ridículos a generaciones de historiadores profesionales del más alto prestigio. La izquierda, y solo la izquierda, es la depositaria de la entera verdad de lo que aquí pasó del 31 al 39 del siglo pasado. Y no hay más tela que cortar. Todo lo escrito hasta ahora que contradiga dicha versión, todo lo investigado, todo lo sacado a la luz de los archivos, hemerotecas y testimonios, a la basura. Tiempo perdido. Mentira cochina. Invento de fascistas para confundir y aplastar al proletariado que, por cierto, siempre es el más perjudicado cuando gobiernan las zurdas. ¡Qué paradoja, ¿verdad?!
Naturalmente, para que el decretazo sea eficaz, habrá que plasmar en los textos escolares y académicos la versión de la Guerra Civil y la República que exigen el PSOE y asociados varios. Cosa que ya está prevista. Es decir, se trata de una exigencia que se convertirá en Ley de obligado cumplimiento. Lo que ya no sé es si toda la literatura que anda suelta por ahí sobre la contienda civil española –el tema del que más se ha escrito a nivel mundial- se incluirá en un índice de libros prohibidos, se retirará de la circulación por métodos expeditivos, incluyendo registros domiciliarios, y los autores aún vivos serán desterrados a la isla de Perejil, con un botijo de agua y una cabra lechera. Previa requisa de sus teléfonos móviles, claro, no vayan a joderla.
Aún así, queda una importantísima tarea por delante, a saber: la obligación de los profesores de que enseñen en colegios, institutos y universidades la versión roja. Primero se les dará a todos un cursillo acelerado de anti-historia, formando a los enseñantes en “La Verdad histórica del franquismo”. Y tras la comprobación inicial de resultados, a los que no les haya hecho efecto el lavado de cerebro, se les someterá a electroshock. Tres sesiones, con intervalos de media hora. Si aún así no funciona y los que estén bien formados se aferran a la verdad histórica, objetando además libertad de cátedra, se les expulsará de la carrera docente.
La nueva asignatura llevará por título: <<La Historia Democrática Española>>. ¡Encima!
Pena me dan aquellos niños que tengan la suerte de contar con unos padres u otros familiares que posean algo de cultura histórica. Si dichos ascendientes les cuentan las cosas como realmente fueron, se van a encontrar en un terrible dilema: o responder en clase como quieren los adalides de la Memoria Histórica (aprendiendo de paso a envainársela), o suspender la asignatura. No les va a quedar otra. Y si el profesor, que come de su trabajo, piensa distinto a la “versión oficial”, que se ate los machos si no quiere terminar con depresión, envainándosela también o en la puñetera rúe.
Así que ya saben, el contenido de lo que la ley denomina como “memoria democrática” estará en manos de políticos, y la asignatura, además, estará incluida en el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria y en el Bachillerato. Naturalmente se crearán los correspondientes órganos de control, en los que no figurarán historiadores. ¡Pa qué!
A esto le pasa como a la ideología de género, que siendo el pufo más abyecto y anticientífico que ha parido el ser humano, se ha impuesto por Decreto Ley ideológico. Y a todas las ciencias como la medicina, la fisiología, la anatomía, la genética, la psicología, etc., que les den por saco.
Pero no se queda ahí la vuelta de tuerca que socialistas y demás izquierdas quieren dar a esa estafa intelectual que llaman Memoria Histórica, no. La cosa es que el doloso Pedro Sánchez pretende poner en marcha un “plan de exhumación masivo” en todas las comunidades autónomas. O sea, que desenterrar a Franco ya es lo de menos, o tós o ninguno.
Con razón se anuncian nuevos impuestazos para la próxima legislatura. Sánchez anuncia una subida adicional de la presión fiscal de más de 26.000 millones, que son los necesarios para llenar España de agujeros y sacar de ellos cadáveres de republicanos. Con el coste añadido de, si se encuentran hoyos con muertos nacionales –que los hay y muchos- volver a taparlos previa vertido de una buena capa de cal. Por cierto, esta medida contempla de pasada, como quien no quiere la cosa, un “partidilla” para las subidas salariales de los políticos que, como es notorio y sabido, van muy justicos para el inmenso trabajazo que han de desempeñar.
Así que, amigos, acabamos de inaugurar otra etapa para poner en práctica un nuevo “socialismo de estado”, que consiste en arruinar la nación allá donde gobierna.
¿Quería España una tacica de caldo socialista? ¡Pues toma caldo!: dos tazas. Y lo contado solo es “la puntica nada más”.
¡Átense los machos!
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