Conchi Catalán
Hace unas semanas, se hicieron públicos los resultados del Informe PISA, que evalúa los conocimientos y preparación de los alumnos de 15-16 años (último curso de la ESO), centrados, sobre todo, en Comprensión Lectora y Matemáticas, habilidades esenciales para que el proceso de enseñanza- aprendizaje sea efectivo en todas las demás asignaturas.
En dicho informe, los estudiantes españoles, han obtenido su peor resultado histórico y desde 2018, que fue la última vez que se pasó la prueba, el batacazo ha sido monumental, lo cual es francamente preocupante y pone muy en cuestión el funcionamiento del sistema educativo de nuestro país.
De los 38 países de la OCDE, participantes en las pruebas PISA, España se encuentra en el puesto 24 en Comprensión Lectora y en el 27 en Matemáticas.
Si analizamos los resultados por comunidades, Castilla – La Mancha todavía sale peor parada, ocupando el puesto 15 de 19, quedando por detrás de nuestra comunidad, solo Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla.
El panorama no es para “tirar cohetes”…
¿Dónde están las causas de estos resultados?
Si leemos comentarios de diferentes analistas encontramos, desde los que culpabilizan absolutamente de todo al gobierno actual a los que achacan los malos resultados a la ley educativa del gobierno anterior, los que echan la culpa al cierre de las escuelas e institutos por la pandemia de COVID, los que señalan como responsable al uso de móviles, tablets…etc. o los que dicen que parte de la culpa la tienen los padres…En fin, hay para todos los gustos, pero la realidad es la que es, se echan balones fuera y NO SE VA AL FONDO DE LA CUESTIÓN.
En el refranero español, siempre encontramos un dicho para cada situación y en este caso yo elegiría el que dice: “Entre todos la mataron y ella sola se murió” …
En mi modesta opinión, son muchas las circunstancias que han influido para llegar a este bajón en los resultados. Me aventuraré a señalar algunas de ellas.
La primera causa, que desde luego influye en la calidad de la educación, es lo efímeras que son las Leyes Educativas en este país y el poco consenso con el que salen adelante. Como ya he señalado en alguna ocasión y en este mismo medio, llevamos más de cuarenta años sin haber conseguido una ley estable que asegure una enseñanza de calidad. La incapacidad de quienes han gobernado -y gobiernan- este país, queda de manifiesto al NO HABER SIDO CAPACES de ponerse de acuerdo para crear un PACTO EDUCATIVO que, dé estabilidad al sistema y lo blinde ante los “devaneos” políticos (y por lo que vemos, en este momento, menos que nunca).
Singapur, el país que mejores resultados obtiene en todos los informes, tiene una ley educativa que data de 1960. Japón, otro de los mejor puntuados, “aprobó una ley diseñada para asegurar la “neutralidad política” en las escuelas públicas en 1954 y hasta hoy (con sus adaptaciones necesarias) sigue en vigor. Estonia, que tiene el mejor sistema educativo de Europa, tiene una ley de educación desde 1991 y “cuenta con una estrategia educativa hasta 2035 consensuada por la gran mayoría de los partidos políticos” … y es que una ley estable y consensuada, genera seguridad a los profesores, les ayuda a planificar y a organizar a largo plazo su tarea y a sentar con serenidad las bases del aprendizaje, entre otras muchas cosas. Por el contrario, en España, con tantas leyes de educación, (8 desde 1980), los profesores malgastan la mayor parte de su energía y de su tiempo en tareas burocráticas tratando de adaptar el lenguaje, los documentos, las materias, las metodologías…etc. sin llegar siquiera a que todo ello se afiance, repercutiendo muy negativamente en los alumnos y en la propia motivación del profesorado.
La segunda causa, sería el número de alumnos por clase. Si lo que pretendemos es una educación personalizada que de verdad atienda las necesidades de cada alumno, no se puede llevar a cabo con 25 / 30 alumnos por aula, además, teniendo en cuenta que esta ratio, se hace mucho más compleja por el aumento de chicos vulnerables y extranjeros, que necesitan una serie de recursos especiales, que siempre son tremendamente escasos, para poder atender como se merecen, tanto a ellos como al resto de la clase.
Es muy desolador encontrar en las clases a un elevado número de chavales absolutamente desmotivados, que no quieren hacer nada, se aburren y como consecuencia distorsionan y perjudican al resto. Ahí es donde hay que poner el empeño, prevenir estas situaciones, haciendo desdobles, grupos de diversificación…dando soluciones vitales a estos chicos, porque pasarles de curso sin más, es una pésima decisión y un engaño para ellos y para sus familias. Y de aquí surgiría la tercera causa, muy relacionada con los efectos de una ley de educación muy laxa y permisiva, donde el esfuerzo y la disciplina ocupan lugares muy secundarios. Son muy necesarios la exigencia, el estudio, el esfuerzo y la disciplina en la escuela. El “si no apruebo, no pasa nada”, está haciendo daño y muchas veces ese “todos los alumnos son iguales” nos está llevando a “igualar por abajo” poniendo como tope unos “mínimos” tan mínimos para poder aprobar que lo único que se consigue alcanzar así es la mediocridad.
Es muy significativo que el informe señale que, en España, solo el 5% de los estudiantes llegan a la excelencia en Comprensión Lectora y el 6% en Matemáticas. Así mismo, también nos debería servir de reflexión que, los países mejor valorados del mundo, educativamente hablando, tienen como claves prioritarias de sus modelos educativos el esfuerzo, el estudio, el trabajo, el fomento del espíritu crítico, las constantes evaluaciones de acuerdo a sus capacidades y habilidades y por qué no decirlo, la competitividad, que también es motivadora.
La cuarta causa, estaría relacionada con el tiempo que los chicos dedican a las pantallas.
¿Se debe prohibir el uso del teléfono móvil a los niños en la escuela? Desde luego.
Su influencia negativa en el rendimiento escolar está más que demostrada. Cuando un niño estudia, cuando necesita atender, se debe evitar cualquier tipo de distracción. El estudio es tiempo de concentración y un móvil es la herramienta perfecta para interrumpir dicha concentración y provocar, por tanto, el descenso de la atención y el rendimiento escolar, sin contar otra serie de problemas, como el ciberacoso o el acceso a la pornografía.
Tal es el impacto negativo ocasionado que, muchos países, ya lo han prohibido por ley.
Indudablemente que existirán más motivos por los que hemos llegado a estar por debajo de la UE y de la OCDE en el último informe, pero humildemente, creo que, si solucionáramos estos, los resultados cambiarían considerablemente.
En definitiva, la educación es uno de los principales indicadores del progreso de un país, por eso debería ser uno de los objetivos y retos prioritarios de los estados. Invertir en educación es la mejor apuesta de futuro. Tener maestros y profesores con una excelente preparación y cuya labor esté apoyada con los recursos necesarios y con el respeto y el reconocimiento de la sociedad, sería un buen comienzo para empezar a mejorar.
«Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”
( Karl Menninger)
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