Antonio García
Cuando la democracia llegó a España, Andalucía era un páramo. Pobreza extrema, falta de alimentos, ausencia total de “mercadonas”, carencia absoluta de sanidad pública, inexistencia de colegios… Casi solo podía recorrerse la región a lomos de un pollino por senderos tortuosos, ó, todo lo más, por algún tramo de calzada romana que todavía testificaba el dominio del antiguo imperio sobre la Bética.
Pero he aquí que su destino cambió radicalmente cuando llegaron al poder los gobiernos socialistas, caídos como maná en semejante horizonte de penuria. Nunca se ha visto, en los anales de la historia tal metamorfosis. Y hoy, gracias al PSOE es la región pionera del país. Es más, desde las alianzas con IU y Podemos, ha conseguido colocarse como una de las más avanzadas del Europa y parte del extranjero. Ejemplo de progreso, ejemplo de limpidez y transparencia en sus gobernantes, ejemplo de ahorro de recursos e inmejorable aplicación de las ayudas y subvenciones nacionales y europeas.
Pero…, siempre hay un pero que enturbie la felicidad total. Que impida, con su nefasta influencia, el paraíso prometido en mítines y folletos electorales. Y es que, hasta que la Catedral de Córdoba no sea de propiedad pública, el nirvana que tienen al alcance de la mano no se hará realidad. Jauja no será del todo posible si el Ayuntamiento de Córdoba, la izquierda gobernante y los moros no consiguen expropiarle la Mezquita-Catedral a la Iglesia Católica. Que es su legítima propietaria desde hace exactamente 782 años y tres meses. Los moros la quieren recuperar para rezar ellos con el culo en pompa, y el nuevo Frente Popular la quiere para… joder la marrana a la Iglesia y a los católicos, que es en lo que están puestos con inquebrantable voluntad.
Resulta que los invasores sarracenos construyeron la mezquita en un solar que era nuestro, sin permiso del pueblo español y sin licencia de obras. Y sobre los restos de la basílica visigoda de San Vicente. Fernando III los echa de nuestras tierras en 1236 al conquistar Córdoba, recupera el terreno con lo que había encima (¡se siente!) y le cede el edificio a la Iglesia Católica, que desde entonces lo regenta, lo cuida, lo protege, le pasa la mopa y lo dedica a Catedral y lugar de culto cristiano, que la ciudad se merecía. Se le van añadiendo numerosos elementos artísticos y arquitectónicos de simbología cristiana, parte de los cuales fueron aniquilados por el liberalismo masónico del siglo XIX. 782 años, señoras y señores, que se dice pronto, sin que nadie, absolutamente nadie haya puesto en duda, jamás, quién es el propietario del edificio. ¿Alguien de ustedes tiene dudas? Puede ser, y no les culpo, pero conviene informarles que numerosas instancias judiciales y de la Administración han reconocido que el Conjunto Monumental Mezquita Catedral es propiedad de la Iglesia desde 1236. Que en 2014, la Dirección General de Patrimonio del Ministerio de Hacienda señaló en un informe que el Conjunto Monumental Mezquita Catedral de Córdoba no consta en el inventario de Bienes y Derechos del Estado. Por lo que jamás ha sido de titularidad pública. Que la Dirección General de Patrimonio recogió que “la Abogacía del Estado ya señala que nadie cuestiona que Fernando III el Santo, tras la conquista de Córdoba en el año 1236, decide que la Mezquita sea consagrada y convertida en Catedral de la ciudad, y desde entonces la Iglesia es quien gestiona la misma, si bien colaborando con ella en su conservación y mantenimiento, ya en la época moderna, tanto el Estado como otras administraciones públicas, y ello dada su condición de bien de patrimonio histórico”. Y así resulta de otros documentos incorporados al expediente del Convenio de Colaboración suscrito entre la Junta de Andalucía y el Cabildo Catedralicio el 19 de diciembre de 1991, en el cual se reconoce al Cabildo como titular del monumento, que se cita como “Catedral de Córdoba, antigua Mezquita”. Ítem más, el juzgado de Instrucción número 6 de Córdoba reconoció en junio de 2015, que “el Conjunto Monumental Mezquita Catedral de Córdoba es propiedad de la Iglesia desde 1236, y, desde entonces, ha sido poseída por la Iglesia Católica de manera pública, pacífica e ininterrumpida”. Hasta la misma asesoría jurídica del Ayuntamiento de Córdoba dice que no existe ningún documento que acredite o sirva para acreditar que el monumento perteneció en algún momento histórico al Ayuntamiento de Córdoba. Y hay otra cosa que se debe de aclarar, dado el coñazo que la izquierda está dando respecto a la inmatriculación del inmueble en 2006, hecho respecto al cual solo se está creando confusión. Nos lo explica don José Carlos Cano, profesor de Derecho Constitucional y Comunitario y presidente del Foro Europa Ciudadana: <<La inscripción en el Registro de la propiedad mediante la inmatriculación, no tiene carácter constitutivo sino declarativo, es decir, otorga publicidad sobre la propiedad, pero “no otorga la propiedad”. Por tanto, no es cierto que la Iglesia se apropiara de la Mezquita Catedral a través de la inmatriculación. Lo único que realizó el Cabildo de la Catedral de Córdoba es dar publicidad a través del registro a un bien, en este caso la Mezquita Catedral, que ya poseía>>. A pesar de lo cual, erre que erre. Ni por esas.
Toda esta información que les he ofrecido y más, está al alcance de cualquiera que tenga interés en conocerla.
Me despido de ustedes sin más comentarios. Sólo una recomendación, porque detrás de los hechos siempre hay intenciones. Analicen este cóctel: el sueño musulmán de recuperar el templo, en alianza con el intento de la izquierda de expropiarlo.
Si están al tanto de la política nacional de los últimos años y hace tiempo dejaron de tomar biberón, blanco y en botella.
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