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Más ‘Fake news’ de esas

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Más ‘Fake news’ de esas

Les dije en el artículo anterior que si me daba la vena… Así que, con el permiso de ustedes voy a seguir ilustrándoles sobre las Fake News contra la iglesia Católica, que como ya saben, significan “noticias falsas”, o sease, mentiras cochinas propaladas para desprestigiar a esta santa y milenaria institución. Y cargársela. Además, tengo el acicate de multitud de lectores (en concreto, tres o cuatro) que me han alabado el artículo precedente.

Recuerdo que en mis tiempos mozos, en pleno franquismo franquista se decía que la culpa de todos los males la tenían la Guardia Civil y los curas, es decir, la Iglesia Católica. Porque en la católica España, bastión mundial contra los herejes y guardiana de la fe, siempre ha habido mucho anticlericalismo, particularmente a partir de la llamada Ilustración. Debe ser cosa de la idiosincrasia celtibérica. Porque aquí, lo mismo se queman iglesias que nos liamos a tortazos por defender a “nuestra Virgen”, que es más guapa y más virgen que la del pueblo de al lado.

Dicho esto, vayamos sin más preámbulos con la primera <<fake news>> de hoy.

Durante el mes de Marzo de 1766, reinando en España don Carlos III se produjo una revuelta popular en Madrid, conocida como El Motín de Esquilache, debido a ciertas medidas tomadas por Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, un señor importado de Nápoles, ojito derecho del rey. Para sanear Madrid (que por aquel entonces daba asquito) se promovieron obras de saneamiento y limpieza de la ciudad, pero una de las medidas de don Leopoldo fue prohibir la tradicional capa y el sombrero de ala ancha (estilo Alatriste) porque se decía que facilitaba esconder armas y tapar la jeta casi totalmente. Como consecuencia se produjo un rifirrafe popular, que en realidad se debió a la descarada subida de precios del pan y otros alimentos básicos. Ante las amenazas del pueblo de asaltar el palacio real, don Carlos III se “acongojonó” un poquito (aunque entonces no habían elecciones), destituyó a Esquilache y dejó a los madrileños vestir como les saliera de sus gónadas. ¡Peeero…! Aprovechando que el Manzanares pasa por Madrid, se acusó a los jesuitas –fake news- de promover la revuelta y, en 1767 don Carlitos firmó la Pragmática Sanción, que dictaba la expulsión de los Jesuitas de todos los dominios españoles, incluidos los de Ultramar. Y de paso –aunque esto fue sin querer- expropiar para la Corona todos los bienes de los Jesuitas, que no eran pocos. Acusándoles además de intento de regicidio. No es de menester explicar la tremenda simpatía que el absolutista don Carlos sentía por la Orden, máxime cuando ésta tenía un “cuarto voto” de obediencia total y exclusiva al Papa. Cosa que a los Regalistas –o acérrimos de la autoridad real- les jodía mucho. Y así, con gran sigilo, en la madrugada del 2 de abril de 1767, las tropas reales acudieron a las 146 casas de los jesuitas y les comunicaron la orden de expulsión contenida en la Pragmática Sanción. Fueron deportados de España 2641 jesuitas y de las Indias 2630.

Prosigamos. En 1834 se desató en España una epidemia de cólera, recién importada de Asia. Era la regenta doña María Cristina, viuda de Fernando VII –que hacía poco las había espichado- y mamá de Isabel (la futura reina Isabel II) que apenas llegaba a los cuatro añicos. Ya se había desatado la Primera Guerra Carlista. La epidemia, que empezó en junio se recrudeció el 15 de Julio, y doña María Cristina, que flirteaba con liberales y masones, aprovechó la ocasión. Se extendió la Fark News de que <<el agua de las fuentes públicas había sido envenenada por los frailes>>, sobre todo por los Jesuitas, cuya Orden había sido restituida. Como resultado, se desató un torrente de violencia que fue “una orgía de sangre y venganza”. Nos dice un autor que “era la primera vez que la Iglesia se veía sometida a las actitudes incontroladas de sus mismos fieles”. Fueron asaltados numerosos conventos de Madrid y asesinados al menos 75 frailes, más los heridos, a consecuencia de una “noticia falsa”.

Y nos queda la última, por ser la más reciente, y a pesar de que ciertas barbaridades las calla la Memoria Histórica zapateril. Pero ésta nos la va a contar Regina García, testigo y protagonista de aquellos truculentos hechos. Por cierto, borrada también de la historia. Pertenecía al PSOE en los años treinta del siglo pasado, siendo candidata de dicho partido en la elecciones de 1933 por Ciudad Real y Murcia. Durante la Guerra Civil fue la responsable de Prensa y Propaganda del Estado Mayor del General Miaja. Al terminar la guerra fue detenida y condenada a doce años de prisión, pero sólo cumplió un año de condena, ya que fue indultada y liberada en los últimos días del año 1940. Posteriormente se dio cuenta de todo el engaño marxista y, arrepentida escribió los libros “Yo he sido marxista. El cómo y el por qué de una conversión”, y “El bulo de los caramelos envenenados”.

<<El 4 de mayo de 1936 fue un día en que, como tantos otros, en la “pacífica” República Española se tiñó de sangre la crónica ciudadana madrileña. Hubo más de cien linchamientos e incendios y saqueos de las escuelas católicas y de los conventos que aún quedaban en pie, ya que fueron muchos los que en fechas anteriores habían sido incendiados por aquellos que se decían amigos y amparadores de todas las libertades y creencias. De todas, sí, de todas las suyas, pero no de las de los demás>>. <<Porque toda la serie de atropellos y crímenes habían obedecido a la sed de venganza del populacho enfurecido con la especie (Fake News) de que “los religiosos de ambos sexos y las damas de Acción Católica se dedicaban a repartir caramelos envenenados entre los niños de los obreros para “acabar con la simiente marxista”. La reacción fue espantosa. La masacre no tuvo freno…>>. <<El “bulo de los caramelos” fue uno de los tremendos motivos que llamaron poderosamente a la conciencia nacional, haciéndole sentir el abismo en que, cada vez más, se precipitaba España…>>.

Regina García, desilusionada del comunismo, encontró en la fe católica el sentido de su vida.

Y colorín, colorado

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