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Manifiesto del Día Internacional de la Mujer de Castilla-La Mancha

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Manifiesto del Día Internacional de la Mujer de Castilla-La Mancha

“De igual a igual”

Como conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el martes, día 8 se llevó a cabo una concentración en la plaza de la Iglesia, en la puerta de la Casa Consistorial, con la asistencia del alcalde de la ciudad, Ramón García, y la mayoría del Concejo Municipal.

Allí, la concejala de la Mujer, Carmen Rodríguez, leyó un manifiesto elaborado para esta ocasión con el lema “de igual a igual”.

Manifiesto:

MANIFIESTO DEL INSTITUTO DE LA MUJER DE CASTILLA-LA MANCHA CON MOTIVO DEL 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES 2022 ‘DE IGUAL A IGUAL’

‘De igual a igual’. Compartir la vida en plenitud de igualdad entre mujeres y hombres en todos sus ámbitos constituye una de las máximas a las que aspira el movimiento feminista y cualquier sociedad que se defina como democrática.

Esa aspiración no es, sin embargo, una tarea fácil. Durante siglos ha existido una lucha valiente e incansable de generaciones de mujeres que han conquistado espacios y derechos. Unos derechos que se nos presuponen y que nos corresponden como ciudadanas y que no nos han sido concedidos automáticamente sino que hemos tenido que lucharlos, reivindicarlos y reclamarlos. Esta situación da cuenta de la existencia de un sistema patriarcal que discrimina a las mujeres y nos obliga a enfrentar escenarios de injusticia y desigualdad en nuestro día a día.

Precisamente en nuestra región, durante este año 2022 conmemoramos el 20 aniversario del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, veinte años de políticas de igualdad en defensa de los derechos y oportunidades del más del millón de niñas, jóvenes y mujeres de nuestra tierra, que han permitido la mejora de sus condiciones de vida y trabajo.
Durante estas últimas décadas se ha producido una gran incorporación de mujeres a todos los ámbitos laborales, también hemos sido partícipes de la entrada masiva de mujeres a la Universidad, de su progresiva incorporación a los puestos de liderazgo y dirección de empresas y cooperativas de nuestra comunidad autónoma, también al autoempleo, o de su participación cada vez más igualitaria en instituciones públicas o políticas, asociaciones, entidades sin ánimo de lucro o ayuntamientos.

En estas dos décadas se han aprobado leyes que han supuesto una gran revolución social en nuestra región como pueden ser la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres de Castilla-La Mancha, la Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género o la Ley del Estatuto de Mujeres Rurales, que vinieron para quedarse y para construir una sociedad castellano-manchega más justa e igualitaria, en definitiva, una sociedad mejor.

Todos estos logros y conquistas no han sido en vano y sobre todo, no se hubiesen producido sin el trabajo, el esfuerzo y el compromiso del movimiento organizado de mujeres y feminista, así como también de las miles y miles de mujeres y hombres que saben que la libertad y la democracia solamente tienen un camino y es el de la igualdad entre mujeres y hombres. Todos los avances conseguidos y los derechos adquiridos por y para todas las mujeres no tienen retroceso, no pueden ser una moneda de cambio y no son negociables, pues representan los derechos y libertades del 51 por ciento de la población mundial.

Sin embargo, esa relación de igual a igual entre mujeres y hombres, todavía hoy, no es plena. Las mujeres en general, y las de Castilla-La Mancha en particular, seguimos haciendo frente a una infinidad de barreras y obstáculos que tienen como consecuencia un avance más lento del deseable en la consecución de la igualdad de género.

En el ámbito laboral sigue existiendo una marcada brecha caracterizada por la presencia de una acentuada diferencia entre los salarios de mujeres y hombres y un mercado de trabajo segregado en el que las mujeres siguen realizando los trabajos peor pagados y con mayores tasas de parcialidad y temporalidad; además tienen mayores dificultades para conciliar la vida familiar y laboral y menor tiempo disponible para su crecimiento personal y profesional. Todo ello genera mayores tasas de pobreza entre las mujeres y peores condiciones de vida presentes y futuras ya que este contexto repercute directamente en sus pensiones.

Por ello, seguimos luchando. Para que las mujeres desde que nacen hasta que son adultas y mayores tengan los mismos derechos y oportunidades que sus compañeros varones.

Luchamos para que las niñas puedan sentarse en clase junto a sus compañeros con la seguridad y la garantía de que tienen los mismos derechos de acceso a la educación, pero de que, además, pueden tener idénticos sueños, aspiraciones y oportunidades. De igual a igual.

También continuamos trabajando para que las jóvenes sean quienes quieran ser, puedan decidir libremente y en igualdad de oportunidades, sin cargas invisibles de estereotipos y roles que las limiten, si quieren ser agricultoras, ingenieras, electricistas o informáticas. Y que una vez desarrollen sus carreras profesionales, sean las que sean, tengan las mismas condiciones que sus compañeros: igual salario a igual trabajo, iguales oportunidades para compatibilizar su vida personal y familiar e iguales oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional. De igual a igual.
Asimismo, ponemos todo nuestro esfuerzo para que las mujeres puedan decidir si quieren ser madres o no, formar una familia o no, y que, independientemente de cuál sea la decisión, puedan compartir la vida y los cuidados siempre en igualdad con sus compañeros varones, contando con tiempo para su desarrollo personal y su ocio. Sin sobrecargas que las lleven a situaciones de estrés, a renuncias profesionales y personales y a sentimientos de culpa. De igual a igual.

Y trabajamos para acabar con todo tipo de violencia machista (violencia de pareja o expareja, violencia sexual, violencia psicológica, violencia de control, acoso sexual, entre otras) que coarta la libertad y la vida de miles y miles de mujeres día a día.

Tenemos el reto de construir hoy, ya y sin demora, un mundo en igualdad, y esa meta y aspiración común solamente puede conseguirse acelerando las acciones a favor de la igualdad entre mujeres y hombres a través de la cooperación, la solidaridad y el trabajo compartido, de igual a igual, entre mujeres y hombres para impulsar el cambio hacia una sociedad solidaria, justa, pacífica, igualitaria y democrática.

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