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¿¿La escuela mata la creatividad??

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¿¿La escuela mata la creatividad??

Conchi Catalán

En el mundo de hoy tan cambiante, tan vertiginoso, tan incierto y globalizado, necesitamos cada vez más y con urgencia, estar capacitados para poder adaptarnos a su ritmo…

El siglo XXI necesita hombres y mujeres entrenados en la búsqueda de soluciones a los nuevos retos, capaces de transformar, a través de las ideas, el ingenio y la imaginación, una realidad a veces hostil, en otra más amable y generadora de nuevas oportunidades para una mejor calidad de vida.

A eso le llamamos CREATIVIDAD.

Dicen los expertos, que la creatividad es una capacidad innata en el ser humano, el entorno es, por tanto, lo que hará que esta cualidad se desarrolle y potencie o se amordace hasta silenciarla definitivamente…

Decía Picasso que: «Todos los niños nacen artistas, lo difícil es seguir siendo artista cuando uno crece.»

Y es que, los niños nacen siendo seres libres y creativos por naturaleza, pero a medida que van creciendo e influenciados por los diferentes ambientes, la creatividad acaba perdiéndose o reprimiéndose, según las directrices de los adultos de su entorno.

Existen numerosos estudios que demuestran que a medida que avanza el proceso escolar la creatividad va disminuyendo, así, en Educación Infantil, el 90 % de los niños son muy creativos, en Educación Primaria solo el 10 % son creativos y en los adolescentes, el porcentaje se recorta hasta el 5 %. (Según Paul Torrance).

¿Qué ocurre, por tanto, entre la primera niñez y la adolescencia para que se dé este cambio tan brusco?…

La escuela, a lo largo del tiempo, ha tenido mucho que ver en esto.

Los diferentes sistemas educativos, siempre reflejo de perfiles políticos y filosóficos de los gobiernos de turno, han ido marcando a los hombres y mujeres desde su más tierna infancia, así a las escuelas de las dictaduras, de la revolución industrial, del capitalismo o incluso de la sociedad de consumo entre otros ejemplos, les ha interesado siempre formar seres incapaces de pensar por sí mismos, acostumbrados a seguir el rumbo establecido de las cosas y eliminando de un plumazo cualquier asomo de pensamiento crítico.

En este sentido, la escuela, con sus metodologías tradicionalistas, sus aprendizajes mecánicos y rígidos, ha supuesto desde siglos un gran obstáculo para el desarrollo de la creatividad y ha ido activando en los niños una serie de conductas condicionadas por los miedos (miedo al ridículo, miedo a equivocarse, miedo al riesgo, a expresarse en voz alta, miedo al maestro…)

Sir Ken Robinson, uno de los mayores expertos internacionales en el desarrollo de la creatividad afirma lo siguiente:

“Los niños arriesgan, improvisan, no tienen miedo a equivocarse y los adultos penalizamos el error, lo estigmatizamos en la escuela y en la educación, y así es como los niños se alejan de sus capacidades creativas”.

Existen montones de ejemplos de cómo la escuela ha tachado de alumnos “imposibles e inútiles” a grandes genios por salirse fuera de sus patrones establecidos, simplemente porque estaban desmotivados y se sentían prisioneros del sistema. Edison, Einstein, Churchill, Woody Allen o la finalista del premio Planeta de este año Cristina Campos entre otros muchos, han sido alumnos incomprendidos y excluidos por sus escuelas.

En la escuela tradicional se enseña al niño a amoldarse a la norma sin ninguna reflexión. El niño debe responder exactamente lo que el profesor espera que responda a cerca de los contenidos explicados (he llegado a conocer casos en los que se ha suspendido a un chico por ampliar tema y poner en un examen conocimientos que, según el maestro “no se habían explicado en clase”). Igualmente, en la escuela tradicional a los chicos se les encargan trabajos donde el profesor no sólo dicta el tema, sino el guion que tienen seguir, la extensión que ha de tener, la forma de presentarlo y, a veces, hasta las fuentes donde obtener la información. Cuántas veces ante la realización de

una pintura, un escrito, un decorado en clase, se les dice a los niños hasta los colores que deben usar… y no hablemos de la dependencia feroz del libro de texto: “Esto es así porque lo pone en mi libro” …

Muy característico de este modelo educativo es dar a los chicos todo muy “mascadito”, con la mejor intención, pero sin duda esto ha matado la creatividad durante muchos años…

Se entrena una forma de pensamiento convergente, nadie debe salirse de la norma y el que discrepa, se le señala, ignorando que muchas veces, estos niños demasiado inquietos, dispersos, propensos a la fantasía, son a menudo brillantes en aspectos a los que se les presta muy poca atención…Y digo “aspectos”, no asignaturas, porque parece que cuando hablamos de CREATIVIDAD, nos referimos a la Música, al Dibujo, a la Pintura…al Arte en general y nos cuesta creer que las asignaturas de Ciencias, las Matemáticas, la Lengua y la Literatura pueden contribuir extraordinariamente al desarrollo creativo de la persona, porque se puede fomentar el pensamiento creativo con el alumno que desarrolla una maqueta en Tecnología, con el que se inventa una coreografía para una música, el que compone un poema o escribe un cuento , el que mezcla elementos y experimenta en el laboratorio o el que trata por todos los medios de dar respuesta a un problema de Matemáticas.

Es el sistema y los métodos de enseñar lo que, desde mi punto de vista, han ahogado la creatividad. En absoluto esta crítica va contra los maestros cuyo trabajo valoro, conozco y quiero porque he dedicado mi vida a él.

Está claro que la escuela tradicional tiene que quedar definitivamente atrás. “Nuevos tiempos, nuevas oportunidades” …

Las Inteligencias Múltiples, el Trabajo Cooperativo, el trabajar por Proyectos, el Aprendizaje y Servicio, la Inteligencia Emocional y la filosofía de la Educación Competencial, son metodologías que sin duda están abriendo las puertas a una nueva escuela. En todos estos modelos, surge de manera transversal el desarrollo de la creatividad en los alumnos.

Estoy convencida de que la escuela tradicional del siglo XX, con su autoritarismo, su adoctrinamiento y sus métodos rígidos y represivos, la de “La letra con sangre entra”, aniquiló por completo la creatividad…Eran otros tiempos.

La escuela de hoy, (también de esto estoy convencida), camina desde hace ya décadas hacia la personalización del alumno, a enseñarle a pensar de manera crítica, a trabajar en equipo, a respetar las diferencias y las opiniones de los otros. Una escuela inclusiva e integradora, volcada en la transmisión de valores que nos ayudarán a construir una sociedad más igualitaria y más justa y sobre todo, una escuela que preserva y estimula la creatividad del niño como uno de sus pilares fundamentales…Tiempo al tiempo.

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