Que el cristianismo está siendo cruelmente perseguido en los países islámicos, es algo sabido. Aunque las noticias referentes a este hecho ocupen escaso espacio en los rotativos y las televisiones. Que el cristianismo es perseguido en Occidente, también es sabido, por lo menos por las personas atentas y sensibles a esta cruda realidad, aunque no se presente de manera cruenta y sanguinaria. Que se hace unas veces de manera sibilina y solapada y otras abiertamente, por supuesto. Pero se hace. Que se cometen tropelías contra símbolos y lugares sagrados del cristianismo y “aquí no pasa ná”, evidente.
Cuando se comenzó a redactar la Constitución Europea, desde diversos ambientes dominados principalmente por la masonería, se luchó denodadamente para que la Constitución Europea no hiciese alusión a las raíces cristianas de Europa. Y sin embargo, Europa alumbró la mayor civilización del planeta gracias al cristianismo.
Lo que hoy está sucediendo, esas campañas orquestadas que se esfuerzan por luchar contra todo lo que sea cristiano, por expulsar a Cristo y su Evangelio de la faz de la tierra no es nuevo, pero hoy cobran particular virulencia, pues los valores cristianos son un gran obstáculo para determinados intereses. Intereses, y no me queda otra que decirlo, que van contra la propia Humanidad.
Pero yo les voy a contar algunas cosas, sacadas del estudio de la historia para que ustedes se vayan haciendo una idea. Una breve reseña de algunos datos, para poder adaptarme a la limitada extensión del artículo.
El cristianismo aportó a la sociedad del Imperio Romano unos valores que cambiaron el mundo, reforzando y transformando otros existentes en la cultura greco-romana. Para empezar, el renacer de la interioridad personal y <<el valor significativo del otro>>. El sentido del “prójimo” que emana de los Evangelios de Jesús. Muchísimas personas cultas, demasiadas, ignoran la influencia de San Pablo y San Agustín de Hipona en la forma de pensar en uno mismo y en los demás. Sorpréndase de esta realidad: el concepto de “piedad” entró en aquellas antiguas civilizaciones solo a partir del cristianismo. Desempolven sus Biblias y lean la parábola del buen samaritano. El amor solidario al desconocido necesitado.
Pero sigamos y hablemos de cosas prácticas que todo el mundo comprenda.
El vital desarrollo de la agricultura tuvo sus raíces más importantes en los monasterios medievales. Los Benedictinos desempeñaron un papel de vitalimportancia en la roturación y desarrollo de las tierras. Y la introducción de otras técnicas como la crianza del ganado, la fabricación de queso, la gestión del agua o la apicultura. En cuanto a los cistercienses, tuvieron un significativo protagonismo en los avances de la hidráulica y la metalurgia.
Uno de los campos donde quizás más se ve cómo la Iglesia construyó Europa es en la educación. La Edad Media contempló el nacimiento del sistema universitario propiciado por la Iglesia: Oxford, Cambridge, Bolonia, París… Y a lo largo de los siglos, por encima de cualquier inestabilidad política, fue la depositaria y transmisora de todo el conocimiento acumulado desde la antigüedad.
La ciencia también le debe tributo a la Iglesia. Por hacer solo una referencia, San Albero el Grande –dominico del s. XIII- es considerado uno de los precursores de la ciencia moderna. Y el primero en anotar la serie de pasos para realizar un experimento científico fue Roberto Grosseteste, canciller de la Universidad de Oxford y obispo de Lincoln. No tenemos sitio para hablar de los siglos posteriores.
¿Y que les voy a contar sobre el arte y la arquitectura? Creo que cualquier persona un poco instruida, y si además es viajera, no necesitará la más mínima explicación. Podríamos afirmar que, en conjunto, el mayor legado artístico y arquitectónico del mundo, del que hoy nos admiramos y congratulamos se debe al cristianismo, a la Iglesia Católica.
Tal vez les esté resultando tedioso el artículo, pero es de lo que va. No pretendo hacer florituras literarias ni historietas de entretenimiento, sino solo contar unos hechos que cualquier persona intelectualmente honrada y medianamente informada debería de saber y reconocer.
¿Sabían ustedes que la creación de hospitales a gran escala se debe a las iniciativas de la Iglesia Católica, ya desde el s. IV? Pero es que todavía hoy, en un mundo invadido de ONG´s, sabemos de sobra que la Iglesia descuella por sus obras de caridad. Fue tal la extensión de estas ayudas que paganos, reformadores y hasta el mismo Voltaire reconocieron la labor caritativa de la Iglesia, que hoy continúa.
A muchos contemporáneos se le llena la boca con de los derechos de la mujer –hoy tan menoscabados, aunque se crea lo contrario-, pero no saben y quieren aceptar que el primero en darle a la mujer la dignidad que se merece y posee fue Jesús de Nazaret. Y que la influencia de la iglesia fue vital, por ejemplo, para que el matrimonio solo fuera válido si se reconocía la absoluta libertad tanto de él como de ella.
Y por supuesto, no es necesario hablar de la defensa de la vida humana, tema este que, por cierto, es hoy la piedra de toque de los mayores ataques a la Iglesia.
Hasta Hegel, el filósofo que inspiró a Carl Marx tuvo que reconocer que “el cristianismo es la religión perfecta”, radicalmente diferente a todas las demás.
Podría darles muchísimos más datos, pero termino planteando la siguiente cuestión: porqué, aquellos que hoy más disfrutan, en tantos campos, de lo que significa Europa y la civilización occidental, son los primeros en atacar sus raíces. Y que aclaren también por qué quieren reducir a la Iglesia al plano de lo privado o de lo personal, sin reconocer la fundamental y fundante acción que ha tenido en la formación de la cultura y civilización Europea y occidental.
Me lo expliquen.
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