(HellÃn, 29 de mayo de 1843-HellÃn, 4 de junio de 1928)
Se cumplen 92 años de su fallecimiento
Fructuoso DÃaz
La Arquitectura es un poderoso auxiliar de la Historia, es la historia misma de la humanidad, cuyas páginas de piedra, escritas por todo un pueblo y reunidas en dos magnÃficos libros: el templo y el palacio, nos refieren la vida completa de civilizaciones ya extinguidas.
Esta es la concepción que tiene Justo Millán acerca del arte arquitectónico. Hoy sus obras nos siguen despertando admiración y profundo respeto. Junto a su labor profesional, la figura humana del hellinero nos resulta sorprendente a pesar de la distancia en el tiempo. Cada vez que nos acercamos al conocimiento de su figura artÃstica y de su vida, descubrimos nuevos elementos de su personalidad que nos permiten valorar la cercanÃa de un hombre honesto, sencillo, junto a su inalterable compromiso con el arte y con su tierra.
Justo Millán, un profundo amante de la historia y conocedor de los signos de los tiempos en la cultura de los pueblos dirÃa:
Las ruinas de los soberbios monumentos del arte antiguo son hoy admiración de investigadores que, con avidez, estudian su elocuencia muda para ponerse en contacto con aquellos pueblos que han desaparecido de la faz de la tierra.
Nace en el número 14 de la calle Mesones
Justo Millán nace a las 9:45 horas del 29 de mayo en la vivienda familiar. El pasado jueves, dÃa 4, se han cumplido 92 años de su fallecimiento. El mismo dÃa que nace fallece su madre Encarnación. En la casa viven Justo Millán Fueros y Encarnación Espinosa Rubio. Es el número 14 de la calle Mesones, luego Sagasta, Corazón de Jesús después; hoy, de nuevo, Mesones, en pleno centro de la ciudad, una vÃa caracterÃstica del HellÃn urbano de finales del siglo XIX y primeras décadas del XX. Su tÃo paterno, el canónigo Domingo Millán Fueros, se encargarÃa de proporcionarle educación y costear sus estudios en la madrileña Escuela de Arquitectura.
Su nombre de pila es Justo José Maximino, y es bautizado en la arciprestal de la Asunción. Sus abuelos paternos: José Millán, natural de HellÃn, y Gregoria, de Cuenca. Los abuelos maternos: José y Mariana son hellineros. En la ceremonia bautismal actúa como madrina Josefa GarcÃa Moya, soltera, hija de Antonio GarcÃa, comerciante en la ciudad.
Su padre, secretario del Ayuntamiento, piensa que su hijo podrÃa seguir sus pasos, trabajar en la Administración, ser abogado, profesor o dedicarse al sacerdocio. Pero el niño se siente atraÃdo por la Naturaleza, dibuja motivos del entorno, paisajes, rincones que encuentra a su paso. Su vocacón va por otro lado, su verdadera pasión es la creación artÃstica.
El Madrid que recibe a Justo Millán
Tiene 25 años cuando llega a la capital. Aquà vive los últimos momentos del reinado de Isabel II antes de su exilio francés. España pasa por una triple crisis. Una, de subsistencia por las malas cosechas, es una situación que provoca altos Ãndices de mortalidad en aquella sociedad rural basada en una economÃa agrÃcola retrasada. Otra financiera, por la quiebra de casi la mitad de bancos. La tercera viene precedida por el regreso al escenario polÃtico del moderantismo más cerrado, que darÃa como resultado la vuelta a la Constitución de 1845.
Se aprueba una ley Electoral que reduce el censo de medio millón a menos de cien mil personas en toda España. La ley Municipal permite al gobierno nombrar directamente a los alcaldes en municipios de población superior a dos mil habitantes. La legislación sobre prensa exige elevados depósitos económicos para editar un periódico, creando un sistema de tribunales para juzgar los delitos de prensa, aunque se pueden difundir ideas previa censura. Se le concede al rey potestad para hacer leyes con las Cortes; los senadores son vitalicios y su número ilimitado; solo pueden ser diputados quienes disfruten de rentas procedentes de bienes raÃces. Centralismo, carácter censitario y oligárquico, basado en la consideración de la Administración como médula del Estado, son algunos de los rasgos que caracterizan la subida al poder de los denominados entonces moderados.
Profesores cesados, la Noche de San Daniel
Cuando llega a Madrid, Millán es testigo de revueltas estudiantiles, de un romanticismo que se apaga, del desprestigio de la MonarquÃa. Especialmente concernido se sentirÃa aquella Noche de San Daniel donde unos diez mil estudiantes, algunos compañeros suyos, realizan una serenata, se reúnen para solidarizarse con el rector y profesores represaliados. Entre aquellos profesores figuran Juan Manuel Montalbán, que es depuesto como rector de la Universidad Central por negarse a incoar expediente contra Emilio Castelar, catedrático de la misma Universidad. Este habÃa publicado en un periódico un artÃculo irónico por vender la reina bienes de la Corona considerándolos como propios y no del Estado. Los estudiantes son atacados por la infanterÃa en la Puerta del Sol, mientras la caballerÃa, bajando por la calle Montera, efectúa cargas en la Carrera de San Jerónimo y en la calle del PrÃncipe.
Millán vive los acontecimientos de la Gloriosa
Aquellos dÃas finales de verano Justo Millán permanece atento a los acontecimientos de la Gloriosa o la Septembrina, el pronunciamiento del 17 de septiembre de 1868, aunque no serÃa solo un levantamiento militar porque tuvo una considerable base social.
El golpe militar lo inicia el general Prim, que viaja de Londres a Gibraltar y desde aquà a Cádiz, donde se le une el general Serrano, pero en realidad es el almirante Topete quien ejecuta el golpe. El almirante publica una proclama el 17 de septiembre a bordo de la Zaragoza, desde la bahÃa de Cádiz. El 28 de septimbre las tropas del general Serrano derrotan a las de la reina, que manda Novaliches, en la batalla del puente de Alcolea, sobre el rÃo Guadalquivir, cerca de Córdoba. Isabel II marcha al exilio francés y se forma un gobierno provisional que preside el general Serrano. (continuará)
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