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Hellín quiere recuperar su mosaico romano

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Hellín quiere recuperar su mosaico romano

Que se haya depositado en el Museo de Albacete

Descubrimiento del mosaico según fotografía de Sánchez Jiménez, y detalle de la orla (Foto: Archivo Museo de Albacete).

Según el estudio publicado por Joaquín Sánchez Jiménez y Pedro Casciaro Parody en 1928 y titulado “Un mosaico romano en Hellín”, a principios de noviembre de 1925, tuvieron noticias de que, mientras operarios trabajaban extrayendo arcilla para su industria en la tejera propiedad de Vicente Garaulet Sequeros, encontraron trozos de pavimento formado por menudas piedrecitas de diversos colores. Trasladados hasta el lugar del descubrimiento, los dos arqueólogos pudieron comprobar la veracidad y la importancia del hallazgo de este ejemplar de musivaria romana.

Así, tras esta comprobación pero conscientes de la necesidad de llevar a cabo una metódica y delicada excavación con el fin de descubrir el resto del pavimento, ya que solamente se hallaban al descubierto unos 20 metros cuadrados donde se advertía una labor geométrica en tres recuadros, con tres motivos distintos y una delicada cenefa de lacería donde llamaba la atención una primorosa orla formada por unos a manera de medallones pareadas, encerrando sendas figuras de animales trazadas con arte exquisito.

Los autores, reconociendo su falta de pericia y una necesaria legal autorización, no se atrevieron a practicar una prometedora excavación marchando a su destino donde a los pocos meses recibirían un comunicado del propietario, Vicente Garaulet, para dar cuenta que se había continuado la exploración por lo que decidieron acudir de nuevo a aquel paraje para continuar con sus labores.

Así, el artículo continúa con una exposición de estos trabajos donde se da una ligera explicación del plano y fotografías ilustrativas y finaliza con una somera explicación:
“Dos problemas plantea este mosaico, cuya solución solo nos atrevemos a atisbar: construcción a la que corresponde y fecha de su composición.
La orla de animales diversos que hizo suponer en nuestra primera visita la existencia de un tapiz central, pasaba en la segunda a ser el principal asunto, ya que el rectángulo, en torno al torno en que se desenvuelven las diferentes orlas, acusa parte de un impluvium, debiéndose encontrar lo que de él falta y de la ornamentación bajo los acarreos no removidos.

Una villa romana de gran suntuosidad
La considerable extensión del recinto y el recuadro en que se manifiesta el nuevo motivo de decoración geométrica de una nueva estancia, todo esto supone el atrium de una villa romana de gran suntuosidad, levantada en aquellos fértiles campos esmaltados por el verde esmeralda de sus ricas huertas en las inmediaciones de los tres hilos de agua potable, por uno de los cuales se abastece actualmente Hellín, al abrigo de los vientos del Norte por una pequeña eminencia, y no lejos de una antigua vereda, en la que se nos informa que han sido hallados vestigios de una vía romana, seguramente la que de Cartagena se dirigía a Cazlona, pasando por Murcia, Lorqui, Jumilla, Lezuza (lebisosa) y Fuenllana (Laminium), que no se menciona en los itinerarios”.

Tras indicar que los fragmentos de pintura encontrados eran análogos a los hallados en 1923 junto al tesoro de Riopar, compuesto de un crecido número de grandes bronces romanos, su trabajo termina con estas palabras:
“Y al recordar las palabras del gran arqueólogo don Juan de Dios de la Rada y Delgado. “Si tal importancia tuvieron siempre los mosaicos ¿podrá mirarse con indiferencia el magnífico resto de uno, que quizás desaparezca en breve?, hemos aconsejado al propietario de esa primorosa obra la construcción de un techado que preservándola de la acción directa de los agentes atmosféricos y de la incultura humana, la tenga, sin embargo, en disposición de ser estudiada con más competencia que la nuestra”.

Para continuar con nuestra historia, hemos tenido que recurrir al trabajo realizado por la que fuera directora del Museo de Albacete, Rubí Sanz Gamo, publicado en el diario La Tribuna de Albacete el 2 de marzo de 2012, titulado “Dos mosaicos en Hellín. Los singulares suelos de una casa romana”, que se inicia completando algunos datos del anterior comentario que firmaban Joaquín Sánchez Giménez y Pedro Casciaro Parody sobre el primer mosaico encontrado en Hellín en 1925, en la tejera propiedad de Vicente Garaulet Sequeros.

Así, nos da a conocer, en primer lugar, que el 23 de junio de 1926, a través del periódico El Diario de Albacete, se hizo público el descubrimiento mosaico romano de Hellín. También nos aclara que en aquellos años no existía museo en Albacete y, por ello, se tuvo que esperar hasta el 5 de marzo de 1946, cuando el arqueólogo Joaquín Sánchez Jiménez, con motivo de la preparación del II Congreso Arqueológico del Sureste Español en Albacete, solicitó que el mosaico fuera depositado en el Museo de Albacete.

<em>Descubrimiento del mosaico según fotografía de Sánchez Jiménez, y detalle de la orla (Foto: Archivo Museo de Albacete).</em> Descubrimiento del mosaico según fotografía de Sánchez Jiménez, y detalle de la orla (Foto: Archivo Museo de Albacete).

Pero las circunstancias siguieron siendo adversas y hubo que esperar 24 años más hasta que, en 1970, fue depositado en el Museo de Albacete donde aún continúa.

Sobre este depósito, existe una acta firmada el 13 de abril de 1970 por Vicente Garaulet Sequeros y Samuel de los Santos Galgo, director del Museo Arqueológico de Albacete y consejero provincial de Bellas Artes, con el siguiente texto:
“D. Vicente Garaulet Sequeros hace entrega en este acto haciéndolo en calidad de depósito al Museo Arqueológico de Albacete representado por su director Sr. de los Santos de un mosaico romano de su propiedad hallado en el año 1926 en Hellín, dentro del recinto que fue fábrica de cerámica de su Sr. padre D. Vicente Garaulet Roca. Se trata de siete fragmentos de mosaico que posiblemente corresponderían al atrium de una villa romana de la cual se encontraron varias habitaciones en la mentada fábrica”.

Asimismo, se indicaba que dicho mosaico fue publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1928.

El acto terminó con unas palabras con las que el director del Museo expresó su agradecimiento por el depósito realizado con el que el Museo queda enriquecido con una pieza importantísima para el estudio de la Arqueología de esta región.

Como es fácil de comprender, el mosaico fue depositado, un concepto que puede ser fundamental a la hora de realizar una reclamación para que esta valiosa pieza pueda volver a Hellín y más teniendo en cuenta las magníficas instalaciones que la ciudad tiene para su ubicación en el MUSS. Además, se une una interesante efemérides, pues el año que viene se cumplirán los 100 años de su descubrimiento.

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