Periódico con noticias de última hora, multimedia, álbumes, ocio, sociedad, servicios, opinión, actualidad local, economía, política, deportes…

¡Eureka, soy un genio!

Article   1 Comment
Line Spacing+- AFont Size+- Print This Article
¡Eureka, soy un genio!

No se vayan a pensar que es autobombo, vanidad, chulería, egocentrismo y guarradas por el estilo, porque además lo acabo de descubrir sin pretenderlo. ¿No les ha pasado nunca que al escuchar o leer una frase o una sentencia atribuida a algún personaje sobresaliente, ustedes han dicho: ¡anda!, eso mismo es lo que pienso yo y no soy fulano? Pues eso me acaba de pasar a mí. Y me estoy refiriendo, o sea, mi fulano en cuestión es, nada más y nada menos que el famosísimo Stephen Hawking, el reconocido físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico, que desgraciadamente está afectado de una tremenda esclerosis que le tiene casi completamente paralizado desde hace mucho tiempo. Pero mi caso es al contrario, porque yo he descubierto que no estoy de acuerdo con él en nada, y de ahí el complejo de genio que me acaba de entrar.

La cabecera del artículo que me ha elevado la autoestima a niveles que dan casi asco, dice que “el famoso astrofísico se une a la corriente de otros famosos que apuestan por el fin de la humanidad en un tiempo no muy lejano”. Y así, mi colega Stephen (Esteban para los amigos) elabora una serie de predicciones sobre los peligros que pueden llegar a dejarnos a todos como la ceniza de un puro, en menos tiempo que se persigna un cura loco, cuando más confiados estemos y sin siquiera permitirnos ir a la peluquería… Perdonen, pero es que me estoy riendo yo solo: anda que, a la señora que le pille recién levantada, con los rulos puestos, la bata, las pantuflas y las medias por los tobillos y sin maquillaje, sí que va a ir a gusto a la fiesta fin de curso…

Pero dejémonos de niñadas. El amigo Stephen preconiza que “la agresividad humana” puede acabar con la especie. Pues qué quieren que les diga. Si el jambo humano apareció por estos parajes hace millón y pico de años, son los mismos que lleva practicando la agresividad, y aquí estamos. Él dice que una guerra nuclear fácilmente podría terminar con la civilización. ¡Hombre!, si es muy gorda, muy gorda, desde luego que sí. Y hasta con la incivilización. Pero me barrunto que nadie se va a atrever a semejante juego, precisamente por eso, porque acabaría con tós y con los que no tienen tos. Y si algunos se libran en un refugio muy bien diseñado y seguro, van a durar mientras les dure la despensa, porque en cuanto asomen el morro al exterior, totalmente contaminado de radiación, se les acabó el chollo.

Otra razón del finiquito sería la “inteligencia artificial” que, según dice, podría ser igual o mayor que la del ser humano. Mister Hawking sostiene que los sistemas avanzados de inteligencia artificial “tomarán el control de sí mismos y se rediseñarán a un ritmo siempre creciente”. Me parece que este hombre ha visto muchas películas del tipo RoboCop o Terminator. ¡La rebelión de las máquinas! Tenga cuidado, señora, con su “minipimer” de última generación, que el día menos pensado se revela contra usted, y en vez de batirle el tomate para el gazpacho andaluz, le agarra un brazo o lo que más a mano tenga y la deja hecha una salsa para la barbacoa.

Y por último, la “vida extraterrestre”. El cosmólogo-guasón sostiene que las civilizaciones extraterrestres no serían tan amables como se espera, sino que podrían tratarse de nómadas que buscan conquistar y colonizar cualquier planeta a su alcance.

Me parece que a este hombre se le están aflojando los tornillos o cenó demasiado la noche antes de escribir esto. O puro marketing. Que le eche imaginación un guionista o director de cine, tira que te va, pero que un científico serio y de su pretendida categoría se ande con estas chorradas, solo puede deberse a una soberana tomadura de pelo y a querer estar siempre en el candelero soltando paridas a cual mayor. Flaco favor le hace a la verdadera ciencia con estas infantiles especulaciones. Pero en fin, si tienen que venir, que vengan. Mientras no sean verdes… es que ese color de extraterrestre no me gusta,

Y para redondear terminaré con su recalcitrante ateísmo. Que a mí en realidad ni fu ni fa –el hombre puede creer o no en lo que le de la gana-, pero que comento porque creo que, si las cosas que dice son producto de una mente científica brillante, yo soy el alcalde del Machu Picchu.

Hawking dice que una nueva serie de teorías hace superfluo pensar en la existencia de un creador del Universo, que Dios no creó el Universo y que el Big Bang fue la consecuencia inevitable de las leyes de la física.

Y yo pregunto, ¿es que antes de existir el Universo, existían las leyes de la física? ¿Quién legisló esas leyes? O sea, que ya por lo menos había “algo”. ¿Y quién eran esas señoras tan poderosas capaces de “crear” y provocar el Big Bang? ¿Quién las creó a ellas? ¡Hay que joderse, cerebrito! Pero es que el ínclito añade que “el Universo pudo y se creó de la nada”. ¿De la nada? Entonces ¡para qué leches hacían falta las señoras leyes de la física! Porque, que yo sepa, la nada es eso, nada. Y nada significa nada. Y según mi experiencia, de la nada no sale nada. Y si sale algo, es porque había “algo”. Además, Big Bang significa “gran explosión”, y para que explote algo, tiene que haber algo que explotar ¿no? Materia, energía…

No amigos, que nadie se llame a engaño. La pretendida oposición entre religión y ciencia no existe. La verdadera ciencia -y las personas que sabia y humildemente la ejercen-, solo puede conducirnos a descubrir, llenos de asombro y agradecimiento, la excelsa y maravillosa obra del Creador. Acercarnos a Dios y a su grandiosa obra.

En fin, cosas de los ateos… A mí me creó Dios. Pero si ellos han salido de la nada, con su pan se lo coman.

Article   1 Comment
error: Content is protected !!