“Hoy, sé que he tenido el privilegio de ser una persona exitosa, porque escribo y tengo un ramillete de personas que me leen”
Asegura la escritora, Sol Sánchez, tras la publicación de su primera novela, “Un amor de película en Hellín”
Verdaderamente se ha hecho esperar la escritora hellinera, Sol Sánchez, después de publicados sus dos libros de relatos “Cuentos al calor del otoño en Hellín” y “Recuerdos al arrulló del invierno en Hellín”, para hacer visible su primera novela, una historia larga que era reclamada con impaciencia por sus numerosos seguidores, esencialmente a través de las redes sociales. En este volumen, sin apartarse de su estilo de siempre, sin dejar de tener a su ciudad, Hellín, como clave del relato, Sol nos cuenta una historia diferente dividida en dos partes bien puntualizada.
Por ello desde EL FARO de HELLÍN, hemos querido buscar, a través de esta entrevista, que también es cierto que hubiéramos preferido hacerla “cara a cara”, por evidentes motivos que el lector fácilmente entenderá, que sea ella misma la que nos desvele, dentro de lo posible, sus inquietudes y futuras aspiraciones.
Este libro es diferente a los dos anteriores. Cuéntanos la temática y porqué ese cambio literario.
Fue una historia que se me presentó un día. Me puse a escribir y fue surgiendo sola. A veces, hasta yo misma me sorprendo. Inicialmente no contaba con Amir, pero apareció y motivada por los sueños, me llevó hasta ese Hellín en el que el castillo brillaba en lo alto de la colina, y me emocionó encontrarme con nuestros ancestros, sentarme con ellos junto al crepitar del fuego, recorrer el pueblo sobre una carreta observando la silueta de la fortaleza entre la bruma. Sentir lo que de verdad importa, los valores, la palabra, el valor de las relaciones, esa humildad en casi todo lo que hacían y esa ilusión con la que todo se vivía. Siento mucho apego con esas generaciones que nos precedieron, lucharon por construir lo que hoy somos, y amaron esta tierra en la que vivieron.
Pero, el libro tiene un mensaje…
Si claro que lo tiene. Va directo a todos aquellos que tuvimos cualquier sueño del tipo que sea, que dejamos aparcado y nunca volvimos a por él. Especialmente hago alusión a las parejas que con los años han construido relaciones basadas en las apariencias, en el aburrimiento que solo conduce al desánimo. Creo que somos nosotros los que debemos elegir el puerto al que deseamos llevar nuestro barco, y no dejar que sean las circunstancias las que lo decidan.
¿Crees que mayormente son las mujeres las que te siguen?
Soy de una generación que creció leyendo cuentos de hadas. Me calzaba los tacones de mi madre y hacía malabarismos por el pasillo y me encantaba colorearme los labios con carmín frente al espejo subida en una silla. Pero también trepaba a los árboles, y me gustaba tirar con los arcos, y jugar a las batallas con los indios de plástico. Pero yo no tengo banderas. Defiendo la libertad de cada persona, pero ante todo el respeto y la sensibilidad. No vendo carnaza de ningún tipo, que es lo que más se lleva. Creo que tengo la suerte de que me sigan personas sensibles, que se conmueven a través de las letras y que al igual que yo, sienten nostalgia de un tiempo pasado que va quedando como el castillo de Hellín: en la bruma del pasado. Por eso defiendo cosas como el romanticismo, y la manera que teníamos de vivir las relaciones en aquella década de los años ochenta. No me gusta nada la rapidez y la superficialidad con la que hoy se vive la vida. Y eso no tiene sexo.
¿Por qué no te expandes más con tus libros y dejas de lado a Hellín, que de alguna manera te condiciona?
Cuando era joven quería ser una escritora de esas a las que conocen por todo el mundo. Pero eso era en un momento en el que yo no entendía con exactitud el significado del éxito. Hoy, sé que he tenido el privilegio de ser una persona exitosa, porque escribo y tengo un ramillete de personas que me leen, y no necesito más. Conozco sus nombres, pertenecen a las mismas raíces, me dicen directamente qué les ha parecido un libro, incluso coincidimos en una esquina y nos damos un abrazo. Me encanta elegir como escenario de mis historias a Hellín. Creo que le debo vestirlo de brillo, sacar al exterior su belleza especial y mágica. Y sé de lo que hablo, al igual que los niños y niñas de mi generación que corrimos sin miedo por las callejuelas del casco antiguo. También me seduce pensar que, con el tiempo, otras generaciones me leerán y sabrán de mí a través de esos libros.
Pero tú vives fuera de Hellín. ¿Cómo es posible que te sientas tan cerca?
Mi caso es extraño. Vivo en Suiza, pero no pasan dos meses sin que no venga a Hellín. Aquí tengo a mi familia que es lo más importante para mí. También es cierto, que vivir fuera me ha hecho valorar mucho más la suerte de pertenecer a un pueblo, a esa familia que en el fondo todos somos. En las ciudades, en otros países no tenemos identidad, en nuestro pueblo, sí. Es el único lugar en el que tienes una historia hilada a tu familia, amigos, barrio, escuela… En el que pasen los años que pasen tu cara siempre será reconocida por alguien.
¿A qué aspiras?
A seguir unida a mi gente. A sumar a nuestro pueblo. A continuar escribiendo y que mis letras estén sobre las mesitas de noche de mis paisanos. A poder unir a través de mi página a todos los hellineros que viven en otros destinos. Y a seguir manteniendo la inspiración en estos tiempos tan difíciles.
Una última cosa que también es una pequeña curiosidad, ¿Por qué acostumbras a vender tus libros en un solo punto, incluso en una tienda de encurtidos?
Muchas veces he llegado a pensar que mis libros tienen vida propia. He planeado algo y en un segundo se ha cambiado como por arte de magia. Es lo que ha sucedido también con este tercero. Sin darme cuenta, ahí estaba en la calle López del Oro, 3, junto al bar La Cabaña. Pero… ¿sabes? El día que Ana Verdú, que es la gerente de esta preciosa tienda llamada La Plaza me envió unas fotos para que viera cómo había puesto el libro, y vi el precio escrito con rotulador y un cartel a mano indicando detalles de la novela con tanto mimo y cariño, entendí que mis libros tenía que venderlos ella. Lo mismo que Charo Limiñana que es la persona encargada de enviárselos por correo a los hellineros ausentes. Creo que así está bien y que las personas interesadas irán a buscarlo a ese lugar en el que también encontrarán un trocito de magia. Pero, si volviera a publicar otro, no tendría problema de que estuviera en las librerías de Hellín. Es más, estaría encantada. Todos tratan mi trabajo con mucho cariño y estoy muy agradecida.
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