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El Covid, el Género y la Memoria

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El Covid, el Género y la Memoria

Antonio García

La gran putada de la actual plan-demia es que tiene aburridísimos a la mayoría de los ministros. Situación que crea inercia porque, de tanto tocarse los pelendengues, al final se le quitan a cualquiera las ganas de dar golpe. Y además es que con mascarilla es imposible trabajar y menos aún, pensar. De manera que como esta estafa social dure mucho la mayoría de ministros/as no se van a acordar de para qué les eligieron. Aunque algunos, mal que bien parece que pasan el rato. Salvador Illa gestionando eficazmente la cosa esta del virus, si bien ya se está estresando y dice que se encarguen de ella las Comunidades Autónomas, que para eso tienen competencias. Pedro Paco Duque, como no hay ciencia ni nada que innovar –pa qué-, se ha puesto a ayudar al de Sanidad y dado que él no padece de vértigo, ahí anda por la estratosfera buscando virus con el PCR -por tierra firme no se le ha visto todavía-.

Manolo Castell que dice que aún es pronto para ponerse con las universidades, que hasta Octubre… Yolanda Díaz, la de Trabajo y Economía, que dice que cualo es eso. Isabel Celaá, la de Educación, que la anda buscando pero no la encuentra. Y así hasta completar la lista.

Mas no todo es vacuidad. Hay dos ministras que se están ganando el pan. Por un lado la escrachada Irene Montero, empeñada en que el calentamiento global se analice y gestione con “perspectiva de género”. <<El patriarcado es perjudicial para nuestro clima porque el hombre es más contaminante que la mujer>>. Textual.

Desde que ha averiguado que los hombres contaminan más que las mujeres anda indignada y hecha un lío. No sabe si multar a todos los hombres o, para ser iguales, hacer que las mujeres contaminen más el planeta. Lo tiene difícil porque, como ya saben ustedes, a los varones les hace más efecto la fabada asturiana que a las hembras.

Pero no crean que la cosa se queda ahí. Es mucho más complicado de lo que parece. La ministra se enfrenta al hecho de que el Medio Ambiente puede ser la Media Ambienta. Eso por un lado, lo que ya plantea una dualidad lingüística que hay que resolver con la Academia de la Lengua. Y luego está el reto de hacer entender a la sociedad o pueblo soberano que el mencionado Ambiente puede ser lesbiano, gay, transexual, bisexual, intersexual, etc. O sea, conforme a como él se autoperciba, con todo derecho. Pero como además esa autopercepción puede ser cambiante, el problema está en averiguar cómo hay que tratarlo/a en cada momento para respetar su autopercepción y que no se nos ofenda, pues de lo contrario no podrá haber “desarrolla sostenibla”, y no se podrá cumplir como debe la Agenda 2030 que gestiona con buen tino el tipejo ese que se acuesta con ella. Esto parece un galimatías, pero no se lo tomen ustedes a broma.

La otra es Carmen Calvo, vicepresidenta primera, que se desvive por que el Gobierno apruebe la reforma de la Ley de la Memoria Histórica que, según sus propias declaraciones es uno de los temas clave del des-Gobierno de coalición. Insisto: clave. Y pensándolo bien creo que lleva razón: no se concibe la recuperación de España tras el coronaestafa sin una Ley puesta al día de la Memoria esa. Porque la que nos trajo Zapatero en 2007 peca de blanda y permisiva. Y hace falta una que además de Histórica sea Democrática. La cosa es que los españoles creíamos que con sacar a Franco del Valle de los Caídos ya estaba todico resuelto. Pero de momento el resultado es que las cosas van a peor, y de qué manera –yo no sé si que probaran a enterrarlo de nuevo donde estaba…-.

¿Saben qué me pasa con esto de la Memoria Histórica? Pues que no termino de encontrarle la punta. Reconozco que soy algo tiquismiquis con eso del significado de las palabras. Porque además las palabras revelan intenciones.

Vamos a ver, “memoria” es la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. ¿De acuerdo? Pero quien no ha conocido algo, ¿cómo lo va a retener y recordar? ¿Eh, Ministra?

¿Alguno de ustedes se acuerda de haber visto las matanzas de Paracuellos del Jarama? ¿A que no? ¿Alguien de ustedes presenció el asesinato de Calvo Sotelo? Y si nos vamos más lejos, díganme si alguno recuerda haber visto al Cid saliendo al destierro con once de los suyos, polvo sudor y hierro…

Lo que sí podemos recordar es lo que “otros” nos cuentan de un pasado y unos hechos producidos cuando ni existíamos. Y ese “contarnos”, de palabra o por escrito es lo único que podemos guardar en la memoria. Esos “otros” se llaman historiadores, investigadores del pasado, ratas de archivo, husmeadores documentales. El problema surge cuando hemos de interpretar los hechos que nos cuentan. Y para eso no hay más remedio que elegir autores competentes, consagrados y leer, leer, leer… Y con todos los datos obtenidos, hacernos cada uno la composición.

Pues bien, el contubernio social-comunista se ha propuesto, como misión primera y más importante de su legislatura, darnos su versión de un pequeño cachico de la Historia de España: solo les preocupa la Guerra Civil y el franquismo. Por cierto, guerra que ninguno de los presentes vivieron. Pero se la saben al dedillo.

Resulta que la Guerra Civil española es de los temas sobre los que más se ha escrito y editado, después de la Biblia. Pues los rojos españoles no están de acuerdo con toda esa literatura (con algunos historiadores de su cuerda, sí) y quieren reescribir dicha parte de la historia. Pero eso no es todo lo malo. ¡Nos quieren obligar por Ley a que aceptemos su interpretación sin pestañear! Y a que ni se nos ocurra ponderar, ensalzar, enaltecer otra visión de los hechos que no sea la oficialmente dictada por ellos, bajo pena de multa, despido de la docencia, o cualquier otro castigo que se les ocurra.

Resumiendo: que todos ustedes, queridos españoles y españolas, tendrán que retener y recordar la historia conforme al PSOE-Podemos le salga de los cojones, a tenor de una “nueva legalidad vigente”. Si lo hacen así y cumplen como es debido, España volverá a ser de nuevo la octava potencia económica mundial.

En cuanto se nos vaya el bicho.

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