Fructuoso Díaz
La Mancha fue tierra fronteriza y el más importante escenario donde se libraron acciones militares durante la Reconquista. El territorio manchego, zona olvidada por historiadores cristianos y musulmanes durante siglos, una amplia comarca entonces despoblada, la más extensa de la Península, ocupa parte de las provincias de Albacete, Ciudad Real, sur de Cuenca y sureste toledano.
La Mancha, que significa tierra seca, entre páramos e inmensas llanuras, vivió un proceso repoblador paralelo al desarrollo de la Reconquista a partir de Alfonso VIII, a finales del siglo XII y primeras décadas del XIII. Un hecho clave sería la toma de Cuenca en 1177 cuando se inician los asentamientos entre el Júcar y la Mancha sur.
Isso y Hellín reciben privilegios y franquezas del rey Fernando IV el 24 de junio de 1343. Eximir a sus escasos habitantes de pagos de tributos era la manera de estimular el asentamiento en zonas despobladas, como la comarca de Hellín. Asimismo, don Juan Manuel favorecería el paso de mercancías entre Murcia y Hellín cuando prohibió a los vecinos cobrar asaduras (una res por un número de cabezas de ganado). Se pretendía favorecer el tránsito de rebaños entre la Mancha y Murcia, mientras que Hellín era paso obligado entre ambos territorios.
Una de las razones que empujaban a las gentes para venir a zonas albacetenses era huir de las condiciones de dependencia que les imponía la estructura señorial, bajo cuyo régimen vivían en el norte y centro peninsular. Elegían nuevos espacios de libertad y constituían nuevas comunidades rurales, con mayor autonomía al amparo de fueros y cartas pueblas, aunque no todo serían facilidades porque se tropezaron con duras condiciones impuestas por las órdenes mililtares y sectores eclesiales.
Durante el siglo XIV los asentamientos en la zona fueron escasos, con población mayoritariamente castellana, aunque con cierta influencia aragonesa, como afirma el investigador albacetense Aurelio Pretel. Los pobladores, que llegaban en oleadas, siempre eran predominantemente castellanos.
Los Valcárcel-Gamarra en Hellín
Desconocemos el momento concreto en el que la familia Valcárcel-Gamarra se instala en Hellín. Lo cierto es que el apellido Gamarra no es hellinero. Es apellido procedente del norte de España. Encontramos a sus descendientes en el norte de Álava, en la capital de la Rioja, en Alcalá de Henares y otras zonas del norte y centro peninsular. Llagaron desde el norte de Castilla como otros apellidos Gamarra que se extendieron por la Mancha y sur albacetense.
Diego de Valcárcel-Gamarra Fernández nació en Hellín el 27 de abril de 1626. El próximo lunes se cumplen 394 años de su nacimiento, con la salvedad de que el 27 de abril es la fecha que consta en el acta bautismal de la iglesia de la Asunción. No sabemos si coincide exactamente con la del nacimiento, algo usual entonces cuando se registraba a un niño. Es la data que figura en el libro parroquial tercero, folio 381. Ana Fernández, la madre y Manuel Valcárcel-Gamarra el padre. En la ceremonia bautismal fue padrino el licenciado Diego López Guevara; el presbítero que administraría las aguas se llamaba Francisco Royo.
Diego de Vacárcel-Gamarra Fernández, hombre de armas
Familias procedentes de Logroño se instalaron también en Madrid y algunos de sus descendientes cursaron estudios en la Universidad de Alcalá de Henares.
Joaquín Roa Erostarbe, en su Crónica de la provincia de Albacete, nos lo presenta como personaje influyente que debe el brillo de su nombre al del acero de sus armas, militaba como capitán de caballeria.
Se le atribuye una amplia hoja de servicios, significativas acciones militares y prestigiosa trayectoria política en el Nuevo Mundo.
(continuará…)
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