El Faro de Hellín

El agua que bebemos procede del río Mundo, concretamente de una zona que se conoce como el Azud de Liétor. Desde allí es canalizada 30 Km hasta la Estación de tratamiento de agua potable, donde se realizan los tratamientos necesarios para conseguir que sea apta para consumo.

Una vez potabilizada el agua, es bombeada hasta los diferentes depósitos de almacenaje y desde allí, distribuida a la población para su consumo. Después de su uso se considera agua residual.
Las aguas residuales se tratan en la Estación Depuradora de Aguas Residuales consiguiéndose así que sea apta para riego, cerrando de esta forma el ciclo integral del agua.

El fascinante recorrido del agua en Hellín: desde su origen hasta su destino final
En medio de un paisaje de lo más pintoresco, donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor, el río Mundo se desliza majestuosamente, sirviendo como fuente primordial para el suministro de agua potable en Hellín. A lo largo de un trayecto de 30 kilómetros, este caudaloso río alimenta el Azud de Liétor, la zona donde se capta para su posterior tratamiento.

Una vez recogida, esta agua es llevada a la Estación de Tratamiento de Agua Potable. En estas instalaciones, se llevan a cabo procedimientos para analizar la calidad del agua que será destinada al consumo humano. Mediante diversos procesos de filtración, desinfección y control de calidad, se logra eliminar cualquier tipo de impureza presente en ella.

Tras su potabilización, el agua es bombeada hacia los distintos depósitos de almacenaje, desde donde se distribuye a toda la población hellinera. Es en este punto donde podemos apreciar la importancia de contar con una infraestructura sólida y eficiente, que permita llevar a cada hogar el recurso vital que es el agua potable.

Sin embargo, una vez que cumple su función de saciar nuestra sed y atender nuestras necesidades diarias, el agua se transforma en agua residual. Pero no pensemos que aquí termina su viaje, ya que Hellín cuenta con una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), encargada de tratar y purificar estas aguas antes de reintegrarlas nuevamente al ciclo natural.

En la EDAR, se aplican distintos procesos físicos, químicos y biológicos para eliminar los contaminantes presentes en el agua residual. Una vez tratada, el agua adquiere las características necesarias para ser utilizada en actividades como el riego de áreas verdes o cultivos, contribuyendo así a un uso sostenible de este valioso recurso.

Este es el fascinante recorrido del agua en Hellín, un ciclo integral que demuestra la importancia de su gestión adecuada. Gracias a un sistema de captación, tratamiento y distribución , los habitantes de esta localidad pueden beber agua en sus hogares, al mismo tiempo el medio ambiente reutilizar las aguas residuales.

Día a día, cada gota de agua que consumimos o utilizamos tiene un origen y un destino, siendo un elemento vital que conecta a toda una comunidad. Desde su nacimiento en el río Mundo, hasta su regreso purificado a la naturaleza, el agua en Hellín representa un claro ejemplo de cómo podemos aprovechar y cuidar este valioso recurso.