Por Elena Bruguera / Josep Maria Casadevall
El Sr. Riera es uno de los más grandes coleccionistas de autógrafos dedicados del mundo de la lírica, con la particularidad de conocer a todas las personas que a lo largo de los tiempos han dejado impregnada su firma en la historia de la opera.
Nacido en Balsareny, una población cercana a Manresa, cuando tenia 14 años decidió ir a Barcelona a trabajar. La experiencia no fue positiva i volvió a su pueblo.
Cuando cumplió 15 años comenzó a ser consciente de las riquezas de la ciudad de Barcelona, y fue a trabajar de dependiente en una tienda.
Comenzó a bailar sardanas en la plaza de la Catedral, i allí hizo un grupo de amigos, los cuales lo comenzaron a introducir en la opera i en el Liceo.
La primera vez que fue al Liceo, uno de sus amigos, le descubrió el pasillo mágico que conducía a las figuras del momento (nos encontramos en los años 50). A partir de ese momento, utilizando su talento, se lo ingenió para poder contactar con todos los cantantes de ese momento.
A lo largo de los años recogió una gran colección de autógrafos, o más bien dicho dedicaciones de todos los mejores cantantes de todas las épocas, de los años 50 hasta la actualidad.
Ha viajado por todo el mundo constantemente, y ha puesto los pies en todas las operas más importantes.
El siempre recordará como anécdota más gratificante y más emocionante, la experiencia de conocer a la diva María Callas, con la que ya tenía autógrafos y se escribía. Cuando María Callas fue a Barcelona, él con toda la ilusión intentó verla, pero las medidas de seguridad lo impidieron. Entonces, él después de diversos intentos, llevó un libro envuelto y con una rosa atada, los cuales dejó en recepción del Hotel Ritz, donde ella se alojaba, con la esperanza que estos fueran entregados en su suite. A la mañana siguiente volvió al hotel, y se sentó en el salón con la esperanza que su regalo hubiera llegado a manos de la diva, y al cabo de unas horas vio a su manager. Él se le acercó preguntándole si su regalo había llegado a su poder. La manager, le dijo que se esperara un momento en recepción. Al cabo de unos momentos, llegó un trabajador del hotel que le pidió que lo acompañara. Instantes después se encontraba en la puerta de la suite de la gran diva. Allí ella le habló en italiano agradeciéndole todos los años que se habían escrito y le dio un beso y arrancando un clavel del ramo que había encima del piano, por fin esa amistad a distancia se consolidó.
Su gran amistad con Montserrat Caballé y todos los cantantes españoles ha hecho que sea más conocido en nuestra tierra.
Hoy en día, a su edad, continua haciendo la ruta de las mejores operas de todo el mundo, con el reconocimiento de su tasca como “historiador gráfico”. Como reconocimiento a su impresionante trayectoria, TV3 le hizo un reportaje sobre la exposición que hizo en el Liceo de su colección.
Podríamos explicar mil anécdotas más de su trayectoria, pero eso lo dejaremos para otro capítulo.
Es de admirar su actividad y vitalidad cuando habla de la opera, de sus amigos cantantes y ver como se le iluminan los ojos.
Muchas gracias David, por el tiempo que nos has dedicado y por los que nos iremos dedicando, ya que hablar contigo es todo un gozo.
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