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Manuel Castells, el hombre que no quería ser ministro

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Manuel Castells, el hombre que no quería ser ministro

El Espectador

En el ejemplar correspondiente al pasado 6 de diciembre, El PAÍS Semanal publica una extensa entrevista, que firma Juan Cruz, con el actual ministro de Universidades, el hellinero, Manuel Castells, al que califica, como uno de los intelectuales más prestigiosos del mundo que antes que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, casi le obliga a aceptar este cargo, ocupaba la plaza de catedrático de la Universidad de Berkeley de California y era profesor en la de Oxford, y la Oberta de Cataluña.

En esta entrevista habla largo y tendido de tantas cosas importantes que para poder plasmarlas en esta semblanza necesitaríamos todas las páginas de este modesto semanario y aún nos quedaríamos cortos, cortísimos.

En la introducción que hace el periodista, se deja bien claro su lugar de nacimiento, el 9 de febrero de 1942 en nuestra ciudad, nosotros añadimos que sus padres eran funcionarios de Hacienda, que, siendo un niño, toda la familia marchó a Barcelona donde vivió y estudió Derecho y Economía hasta el año 1962 que tuvo que exiliarse a París en cuya universidad terminó estos estudios y se doctoró en Sociología.

Asimismo, ya a preguntas de Juan Cruz, Manuel Castells asegura que se siente muy incómodo en este trabajo pero también determinado a intentar cambiar la sociedad en el área que le ha sido asignada en la que está plenamente implicado: la Universidad española.
Después, va dando su opinión sobre toda la actualidad que nos rodea, con algunos comentarios que creemos necesarios resaltar, como por ejemplo cuando habla del Parlamento que señala como una de las cosas que más le incomodan:
“Ver el espectáculo en el Parlamento. Esto no es la política. Esto se debe a comportamientos no democráticos de la derecha. No meto a todo el mundo en el mismo saco… El espectáculo de la clase política en el Parlamento me parece lamentable y grave. Está socavando aún más el fenómeno de la legitimidad de la política que analice en mi libro Ruptura…”

Sobre la actual situación de Cataluña se define con estas palabras: “Hay un conflicto político. Esto se arreglaría en democracia con el diálogo y la negociación no hay otra. Para negociar hacen falta dos, y una parte del independentismo catalán o no quiere negociar o quiere empezar a negociar por la autodeterminación (¨) Siempre he estado, como la gran parte de la población de Cataluña, por el derecho a decidir y siempre he dicho que, en una campaña por ese derecho yo votaría no a la independencia. ¿Resulta incoherente? No, coherente. Porque una cosa es la democracia y otra distinta son las opciones que defiende cada uno”.

De su adaptación al trabajo como político profesional, entre otras cosas responde:
“Hay un excelente clima personal. Y me tranquiliza mucho la personal con los dos líderes del gobierno. En primer lugar, con Pedro Sánchez. Tengo total confianza con él. Conozco menos a Pablo Iglesias, la otra parte de la bicefalia. Mi respeto por él viene de que fue capaz de traducir el 15-M en un instrumento político e institucional aceptando reglas del juego propiamente institucionales”.
Preguntado sobre la situación actual de la Universidad, Castells lo tiene muy claro:
“Esta es una Universidad tremendamente envejecida y con muy precarios recursos, pero a la vez con ideales democráticos, de expansión de la enseñanza, y vive esa tensión constante en un país que está lastrado por el retraso económico y social respecto a Europa.

En la última década ha sufrido un 21% de recortes presupuestarios, y, al mismo tiempo, como ha querido aumentar las enseñanzas, incorporar a una proporción mayor de la población española, de que todo el mundo puede estudiar, con unos recursos tan escasos, se ha creado una situación de precariedad”.

Matar elefantes
Más adelante tras su declaración de que es anarquista, pero que como ministro no lo practica, hace una semblanza sobre la familia real:
“A Felipe VI yo le tengo bastante afecto personal. No a su padre, porque mata elefantes y cuya abdicación pedí públicamente en un artículo en la Vanguardia en 2014. Al rey Felipe lo conocí cuando era joven, estudiaba en la Autónoma y yo era profesor allí, a la vez que enseñaba en Berkeley. Apreciaba en él una personalidad inteligente, afable, democrática, con valores. Tengo también buenas referencias de su familia, de la reina Letizia…”

Por último, reflejamos su opinión sobre las redes sociales: “Los libertarios de espíritu pensamos que la Red permite intervenir en el espacio mediático sin que las grandes corporaciones puedan controlar la libertad de expresión. Pero para censurar esto tienes que intervenir en las redes, Clinton lo quiso hacer, y la sentencia que lo paró decía: Los ciudadanos tienen un derecho constitucional al caos”.

Este es el hombre cuyo completo currículum sería imposible trasladar a estas páginas, solo decir que es el sexto académico del ámbito de ciencias sociales más citado en el mundo y el primero en comunicación. Que ha ganado innumerables premios y condecoraciones entre ellas el Premio Holberg de Economía en el año 2012 y el Balzan de Sociología en 2013. Fue el profesor más joven de la Universidad de París a los 24 años y es autor de 26 libros, traducidos a múltiples idiomas.

Quien tenga lápiz y papel que tome nota.

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