
En lo más profundo de la Sierra del Segura, donde el silencio se entremezcla con el rumor del agua y el frescor del monte, los nogales centenarios de Nerpio comienzan a gestar, una vez más, su valioso tesoro: la nuez. Aún verdes, cubiertas por su cáscara gruesa y aromática, las nueces maduran lentamente bajo el sol del verano, esperando su momento óptimo para ser recogidas a mano, como manda la tradición.
Este fruto, sÃmbolo de identidad local y orgullo colectivo, ha convertido a Nerpio en uno de los pocos territorios de Europa donde todavÃa se cultiva de manera artesanal y sostenible. La altitud, el clima de montaña y la recolección manual otorgan a la nuez de Nerpio unas propiedades únicas que, desde 2022, cuentan con el reconocimiento oficial de la Denominación de Origen Protegida (DOP).
La campaña de recogida no arrancará hasta otoño, pero el proceso ya está en marcha. Agricultores y vecinos observan con mimo el crecimiento de cada nuez, conscientes de su valor ecológico, nutricional y también económico. Su sabor, intenso y ligeramente dulce, ha conquistado paladares dentro y fuera de España, y su versatilidad en la cocina la ha convertido en ingrediente clave tanto en la reposterÃa tradicional como en platos de autor.
Además, este cultivo ancestral representa una herramienta vital para luchar contra la despoblación y el abandono del medio rural. Proyectos como el de la Asociación para la Protección de la Nuez de Nerpio o la celebración de la ya consolidada Feria de la Nuez y Productos Tradicionales, prevista para noviembre, refuerzan la apuesta por un modelo de desarrollo basado en los recursos propios, el respeto a la tierra y la sabidurÃa de generaciones pasadas.
Mientras tanto, Nerpio huele a nuez verde. Un aroma sutil que anticipa la llegada de un otoño repleto de sabor y arraigo.
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