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La odisea de unos hellineros ausentes la noche de Viernes Santo

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La odisea de unos hellineros ausentes la noche de Viernes Santo

Habían viajado para contemplar la procesión de “El Santo Entierro”

Hasta la redacción de EL FARO llegaba días pasados un hellinero, residente en Murcia, para contarnos la verdadera odisea vivida el pasado Viernes Santo, tras llegar a nuestra ciudad, acompañado de su mujer, como hacían todos los años, con el único propósito de contemplar la procesión de “El Santo Entierro”.

Según nos iba relatando, eran las 6,30 de la tarde, tras buscar un lugar cercano donde aparcar su automóvil, los dos son octogenarios, y con los achaques propios de su edad, que encontraron en la mitad de la calle Alejandro Tomás, muy cerca de las escaleras laterales del jardín Martínez Parras, sin que advirtieran ninguna señal de prohibición, después si leyeron un papel de mediano tamaño, aunque, según su opinión, no el que se debería ajustar a la reglamentación, que avisaba de la prohibición, marcharon a dar una vuelta y contactar con sus amigos, antes de recrearse con la solemnidad de este acontecimiento religioso.

Cual fue su sorpresa al regresar, aproximadamente a las 1,30 horas, y comprobar que su automóvil había desaparecido y con él, en un principio, la posibilidad de poder pasar la noche en una casa de campo que conservan cerca de la ciudad, ya que las llaves de esta habían quedado en el vehículo y no tenían ninguna copia a mano.

Como era lógico se encaminaron a la sede de la Policía Local, como así lo indicaba la pegatina encontrada en el lugar del malhadado aparcamiento. Allí, según sus palabras, no hallaron la amabilidad que esperaban, aunque si les informaron que hasta la mañana siguiente no podrían recuperar el coche, ya que el servicio de grúa no era municipal sino de alquiler y el horario impuesto así lo exigía.

No acabaron los infortunios aquí, resignados a pasar la noche en Hellín intentaron buscar una habitación en un hotel o pensión, fue en vano todo estaba ocupado, algo normal en la noche de Viernes Santo, pero es que también fue imposible conseguir un taxis, a esas horas de la noche.

La única solución que encontraron estas de personas mayores, ya cansados y abatidos por todo lo que les estaba sucediendo, fue llamar a Radio Taxis de Murcia y solicitar sus servicios. En esta ocasión si fueron atendidos y a aproximadamente, ya a las 4 de la madrugada, los recogían en la Comisaría de la Policía Nacional, donde habían acudido a poner una denuncia por el trato recibido. “No nos podían dejar tirados como una colilla”, fueron sus palabras.

Llegaron a su domicilio a las 5,30 horas para, por fin, poder descansar.

A por el coche volvió el marido acompañado por su hijo al día siguiente, y aunque expuso sus quejas, no es que recibiera muchas atenciones, y además de tener que pagar 75 euros se encontraron otra sorpresa, una más, el freno de mano estaba roto, eso unido a los 115 euros que les costó el transporte hasta Murcia, dan un balance bastante negativo de este viaje a su ciudad un Viernes Santo para ver su procesión favorita.

El año que viene se lo pensarán.

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